Xalapa, Ver.-La Arquidiócesis de Xalapa pidió a los feligreses hacerse responsables de sus actos y las implicaciones que estos tengan para evitar culpar a los demás por ellos.
A través del comunicado dominical, el padre José Manuel Suazo Reyes, señaló que el periodo de Cuaresma forma parte de la preparación de las personas para lograr el arrepentimiento y la conversión.
Refirió que el arrepentimiento llega cuando la persona se da cuenta de que algo no está bien en su manera de vivir o de actuar, cuando toma conciencia de que lo que hizo lastimó a alguien, afectó a los demás, provocó algún daño o causó algún malestar.
"Sucede también cuando nos damos cuenta de que el rumbo de nuestra vida o algunas cosas que estamos haciendo no nos están conduciendo al bien que esperábamos o que prometimos, por eso es bueno detenerse, observarse, escuchar a los demás, evaluarse y recomponer el camino", expuso.
Contrario a ello, manifestó, el arrepentimiento no llega cuando la persona se dedica a negar la realidad, se justifica de todo y sólo echa la culpa a los demás.
"Uno debe hacerse responsable de sus actos y de las implicaciones que estos tienen. Quien escoge el camino de la justificación y la negación de la realidad nunca aceptará sus propios errores y por lo tanto será muy difícil que se corrija", dijo.
Destacó que el arrepentimiento se complementa cuando pasa a la conversión, lo que significa cambiar la mente, el modo de ver y juzgar las cosas y, por lo tanto, modificar la conducta y el modo de proceder.
"Si uno nada más se arrepiente pero no busca la conversión, una vez que pasa ese sentimiento de culpa, casi será seguro que vuelva a caer en lo mismo; con la conversión uno toma la firme decisión de separarse de las cosas que ha hecho mal y busca ponerse en paz con Dios y con sus hermanos", expresó.
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Recordó que la Cuaresma es un tiempo de gracia, para componer la relación con Dios y con los hermanos; "es tiempo de reconciliación y de vuelta a Dios, quien siempre tiene caminos de salvación y quiere que todos nos salvemos".
"No se puede abusar de la misericordia de Dios o ser indiferente ante ella pues la vida de cada uno de nosotros tiene un límite y no sabemos cuándo llegará, por ello es bueno corresponder a esa misericordia con nuestra conversión", agregó.