Río Blanco, Ver.- Un arte que pasa de generación en generación es la alfarería, un trabajo que pese a lo difícil de su realización desde pequeñas las mujeres de la Sierra de Atlahuilco aprenden como parte de sus costumbres y tradiciones. Alberta Xicalhua se ha convertido en la artista de la familia, pues pasó de hacer comales y sahumerios a adentrarse en nuevas creaciones que brotan de su imaginación.
Con una corona de flores y collares con estos hermoso pétalos blancos que colgaban haciendo juego con su indumentaria tradicional, la artesana se presentó en el mercado local que tuvo lugar en la exfábrica de Río Blanco, donde pudo compartir con los visitantes un poco de sus raíces náhuatl.
Su abuelita y su madre le enseñaron desde los 15 años a trabajar el barro, pues al principio realizaba comales y sahumerios, sin embargo, sintió la necesidad de hacer nuevas formas, de experimentar con distintas figuras de donde salieron desde patos, jarrones, perros y hasta floreros hecho a petición y personalizados.
“Primero buscamos la piedra, se llama mármol, también buscamos el barro que es de dos tipos, uno es azul-negro y otro amarillo, se mezclan y posteriormente se amartaja el mármol, se muele en un metate; una vez hecho polvo, se muele, este lo echamos en una bandeja del mismo material: apascle le llaman, entonces le echamos agua y una vez hecha masa lo envolvemos, lo mezclamos y ya se puede trabajar para darle la forma”, explicó.
Con más de 38 años trabajando el barro y el negocio familiar, Alberta enseña a sus sobrinos y conocidos a crear estas hermosas figuras hechas a mano, “no usamos molde ni torno, todo lo hacemos con la mano, es laborioso pero es algo muy bonito”, comenta mientras nos enseña toda la variedad de modelos que han realizado entre sus hermanas, su abuelita y su mamá en su lugar de origen en Atlahuilco.
Además de la alfarería los artesanos realizan prendas con lana, sin embargo por el tiempo que duró la pandemia el trabajo disminuyó considerablemente.
Los artesanos de la sierra no solo tienen talento, también tienen tradición y una de estos rituales se llevaron a cabo en la apertura del mercado local en donde al dar inicio a este evento los productores y artesanos apoyados por los danzantes tomaron los sahumerios y entregaron collares de flores a los presentes como muestra de agradecimiento.