A 64 años de su apertura, La Parroquia de Xalapa se mantiene de pie como los guerreros, a pesar de que la insensibilidad de los gobiernos no ayuda a los pequeños negocios establecidos.
La pasión del esfuerzo, trabajo, entrega, es consecuencia del servicio que iniciaron sus padres, es lo que la mantiene en pie, a sus 70 años de edad, a Rosa Aurora Torres Cerdán, quien no ha podido quedarse en casa durante la pandemia provocada por el Covid-19.
La propietaria del legendario restaurante xalapeño, donde a la fecha se mantiene la “Mesa sagrada”, hasta la cual llegaban candidatos de todos los niveles para saludar a sus integrantes, recordó cuando a los 14 años llegó ahí a trabajar con su papá Abel Torres, su mamá Guillermina Cerdán y sus hermanos Raquel y Cosme (+).
Hoy lucha por sacar a flote el barco, ya que las pequeñas empresas se han venido descapitalizando desde la pandemia que generó la influenza y ahora, gracias a sus empleados que no quisieron bajar las cortinas, sus clientes y amigos, se mantiene en pie.
A pesar de las circunstancias de descapitalización por la que están atravesando, las autoridades les exigen que cumplan con el pago de reparto de utilidades, así como con el IVA que antes podían aplazar hasta dos o tres meses y que ahora deben pagar inmediatamente. Hasta hace 15 años, las cámaras funcionaban y se ayudaba a los empresarios, pero ahora todo se arregla con funcionarios insensibles, lo que hace aún más difícil su realidad, lamenta.
Indica que no hay incentivos ni de los gobiernos ni de los bancos a las empresas gastronómicas que son las que más pagan impuestos y tienen pocas áreas en las que puedan deducir el IVA, y no es que se nieguen a pagar, sino que en tiempos de pandemia el gobierno les podría dar plazos para pagar.
Sin embargo el aprendizaje que ha obtenido a lo largo de los años, gracias a sus empleados, clientes y personajes que se dan cita en el emblemático restaurante xalapeño, ha sido bastante bueno.
Nos dan aliento, la vida, el cliente por sentirse a gusto y los empleados por su labor y servicio, que se refleja en un ambiente bonito, donde llegan personajes de todos los géneros y niveles a entablar la conversación constructiva o destructiva. Ha sido un enriquecimiento mutuo, un aprendizaje de toda la vida
La pasión del esfuerzo, trabajo y entrega es consecuencia del servicio que iniciaron sus padres, es lo que la mantiene en pie a sus 70 años de edad, ya que al decirles a sus empleados que tendrían que cerrar el tiempo que durara la pandemia, ellos dijeron que no, que se quedarían a trabajar y a echarle ganas, pues tienen que llevar el sustento a sus familias. Sólo los mayores prefirieron quedarse en casa, asentó.
Ella, como motor de la nave, no ha podido resguardarse, e implementaron el servicio para llevar, lo que les ha funcionado bien gracias a la frescura y a que los alimentos se preparan al instante, así como a la fidelidad de sus clientes, como los integrantes de la “Mesa sagrada”, cuyos espacios han sido heredados a hijos, familiares y amigos a lo largo de más de seis décadas.
Indica que lo mismo continúan asistiendo personajes de la política, la cultura y el arte, así como intelectuales, que acompañados o en solitario les favorecen con su preferencia.
Torres Cerdán concluyó que uno debe dejar atrás el pasado y centrarse en el presente, del cual espera poder salir bien librada gracias a la confianza de sus proveedores, de sus parroquianos y de sus empleados.