Naolinco, Ver.- Con luz y alabanzas, familias naolinqueñas preparan la llegada de sus seres queridos que después de muertos regresarán a visitarlos. La noche de este lunes, la mayor actividad se concentró en el panteón municipal en donde cientos de personas acudieron a visitar a sus familiares o a observar la tradición de "velar" la noche previa al día de muertos.
En un extremo del panteón municipal de Naolinco, las familias Landa, Ortiz y Jiménez se reúnen en torno a una tumba recién pintada. Una joven enciende la lámpara de su teléfono celular y alumbran la hoja de alabanzas. Al unísono, jóvenes y adultos comienzan a cantar.
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"Eres santo santo, corazón bendito, Eres dulce encanto de amor infinito".
Luego de un año perdido por la pandemia de Covid-19, la Cantada regresó a Naolinco. Se trata de la noche más importante del año en el municipio ubicado a 50 kilómetros de Xalapa, la capital del estado.
"Venimos en familia a visitar a mi papá; a la mamá, el papá y la hija de mi cuñada y al papá de mi cuñado. Hacemos un recorrido para cantarle a todos y darles la luz", explica Roxana.
Explica que el recorrido familiar comenzó cerca de las 8 de la noche para que les diera tiempo de ir a cantar el rosario de la luz e iluminar todas las tumbas. Aprovechando el buen tiempo acudió la familia completa. "El año pasado no se pudo por el Covid-19 pero este año aquí estamos, con todas las medidas pero cumpliendo", cuenta.
Tras la visita al panteón, cuenta Roxana, regresan a casa a esperar a sus seres queridos. Ahí les tienen preparados ya tamales, pan, café, dulces y guisos que les gustaban. "Mañana (martes) los vamos a recibir en casa y a las 12 del día vamos a misa y después los despedimos".
Con luz y cantos reciben a sus muertos
Originaria de Naolinco, María Luisa Cuevas Meza, radica en la Ciudad de México. Sin embargo, para ella, en está fecha es una tradición regresar para visitar las tumbas de su madre, abuelos y bisabuelo.
Acompañada de su hija y sus hermanos, la mujer coloca velas alrededor de la tumba familiar en la que descansan los restos de sus varios familiares. Mientras arregla cuenta que en este sitio han sido enterrados al menos cuatro generaciones de familiares a quienes "conoció" a través de los recuerdos y anécdotas. "Aquí están los papás de mi abuelo, sus hijos, mi abuelito, una niña de mi hermana y trasladaron los restos de la esposa de mi abuelo, mi abuelita. Se ha hecho ya una tradición venir con veladoras en esta fecha, rezando y cantando los alabados tradicionales de cada año".
Cuevas Meza asegura que la primera parada de la familia fue en la tumba de su madre, ubicada en la parte nueva del cementerio. Ahí, recordaron que en estas fechas su mamá solía preparar tamales de carne de cerdo, verduras, salmón y de diversos sabores para compartir. "Ni a mí hermana ni a mí nos salen porque la cocina no es lo nuestro pero queda el recuerdo de ella".
Será este martes 2 de noviembre cuando regrese al cementerio la familia al completo, junto a su padre, Abel Cuevas de 91 años. "Mañana nos vamos otra vez a visitar a mi mamá", concluye.
La celebraciones de Día de Muertos reactivaron el turismo en Naolinco. Y es que, durante el fin de semana cientos de personas acudieron a visitar el municipio. Este lunes, las calles lucieron repletas de turistas de la región e incluso de otros estados de la República quienes llegaron atraídos por la celebración de La Cantada así como para observar los altares y calaveras de papel que se montan en casas y sitios públicos.