Boca del Río, Ver.- De Agustín Lara hay muchas historias, algunas son verdaderas y otras son simples chismes, pero quienes tuvieron el privilegio de conocerlo y tratarlo se quedaron con la satisfacción de disfrutar de la presencia de un hombre fino y elegante, poeta, músico, siempre admirador de la belleza femenina.
Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino, mejor conocido como Agustín Lara, fue amigo entrañable del señor Alberto Navarro Esquivel, padre de Aidé Navarro de Barbes.
Siendo una niña, conoció al llamado Flaco de Oro, quien ya tenía unos 60 y tantos años y estaba casado con la señora Rocío Durán. La amistad con su padre surgió en la zona de los portales en el centro de la ciudad de Veracruz, cuando éste externó su admiración al artista y desde entonces se volvieron amigos.
Desde entonces fue muy común que Agustín Lara y su esposa pasaran las tardes en la casa de sus padres en el fraccionamiento Reforma, donde charlaban, tomaban el café y jugaban. Relató que cuando cumplió XV años, Agustín Lara le regaló una pulsera y bailó con ella el vals en la sala de su casa, rodeados de su familia y tres amigas.
Bailar con él, cuando mis XV años son experiencias que te quedan toda la vida, lo recuerdo siempre muy fino, elegante, con su típico parado, venía muy seguido a la casa de mis padres, recuerdo que se sentaban en la sala o en la cocina relata
Lara disfrutaba de un buen coñac, con la expresión de mi “torta” porque lo tomaba del diario, pero de manera moderaba, disfrutaba de tocar el piano del que decía que se debía tocar con delicadeza, como si se tratara de una dama.
Y es que la historia cuenta que Agustín Lara fue un eterno enamorado de la belleza femenina, pese a su delgada complexión. “Tanto como que él fuera coscolino no, sí era muy romántico y enamorador, pero más bien las mujeres se le arrojaban, pues se trataba de un poeta”, consideró la señora Aidé.
De sus romances más conocidos, es el que tuvo con María Félix “la Doña”, con quien se casó por el año de 1945 y a quien le dedicó la canción de “María Bonita”. “Hay muchas versiones de por qué se separaron, solo la cuchara sabe el fondo de la olla, pero yo solo sé que él tuvo mucho que ver que ella recuperara a su hijo Enriquito y siempre admiró la belleza de María Félix, recuerdo que decía que era muy bella”, dijo.
Sin embargo, a pesar de sus romances no pudo ser padre.
Yo recuerdo que en una ocasión mi hermano le boleaba los zapatos a mi papá y Agustín dijo que cómo le hubiera gustado tener un hijo así
La llamada casita blanca de Agustín Lara fue el hogar del compositor con Rocío Durán y después de su muerte permaneció en el abandono, hasta que el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC) la recuperó para convertirla en un museo en honor al artista.
“En la casa museo hay una foto donde está mi mamá con Agustín Lara y había otra donde estaba yo bailando con él cuando mis XV años, pero se perdió en una exposición que realizó el IVEC y ya no supe dónde quedó”, mencionó.
Se dice que Agustín Lara es originario de Tlacotalpan, pero hay algunos otros que afirman que es de Puebla o de la Ciudad de México y no ha quedado claro.
“Él siempre decía: si yo digo que soy de aquí, soy de aquí, pero lo importante es que es reconocido como veracruzano nacido en Tlacotalpan y tenemos ese orgullo y esa honra”, agregó.
En Veracruz Agustín Lara tiene dos estatuas, una en el callejón de Toña la Negra en La Huaca y otra en la avenida Martí.