/ jueves 3 de mayo de 2018

La ciencia no es para "cerebritos", es para apasionados

Con 25 años de experiencia docente, Mónica García sostiene que la ciencia cambia a los jóvenes

Si te emocionas cuando miras a una persona, eso es química; si ocupas tu celular o la tablet, eso es física; la ciencia y la tecnología están en todo lo que hacemos, sólo hace falta darse cuenta.

Así lo explicó Esmeralda Mónica García Mesa —docente desde hace 25 años en los niveles secundaria y preparatoria en la Escuela Bachilleres “Morelos”, en Xalapa—, para quien mover a los jóvenes a comprender y aplicar la física y las matemáticas de manera lúdica es su compromiso y pasión.

Además de impartir clases coordina el Tianguis Científico y el Club Científico Eureka desde hace varios años, además de participar con talleres en foros como la FILU o la Semana Nacional de la Ciencia y la Tecnología del Conacyt.

También coordina a los jóvenes que se interesan en participar en las Olimpiadas de Matemáticas y Física que organiza la SEV; el mes pasado sus alumnos ganaron el primer y segundo lugar en el Concurso Regional de Aparatos y Experimentos de Física, y están a la espera de su pase a la fase estatal.

ABAJO LOS ESTEREOTIPOS

“Los chavos traen desde chicos el rollo de que las matemáticas son difíciles, están peleados con la física, con la química, dicen que no les entienden; pero el taller (de ciencia) les permite darse cuenta que la materia no es difícil, y que la física no es lo que está ahí en los libros, es lo que ven todos los días, el teléfono que traen es física aplicada, entonces ellos se dan cuenta que la materia sí sirve, y comienzan a investigar, a proponer”, indica la docente.

Las materias relacionadas con la ciencia suelen tener “mala fama”, y más de uno las considera sólo para “cerebritos”; sin embargo la maestra Mónica señala que para ella “es bien curioso porque realmente mis chicos que han llegado a concursos nacionales no son los que sacan puro diez; es una mentira que la ciencia es sólo para genios, es un estereotipo decir que los físicos somos gente rara, no es cierto”.

Agregó que el reto es acercar a los chavos para que ellos se den cuenta lo importante y lo fácil que es: “Ellos están ‘peleados’ con esos temas; sin embargo, usan la tecnología todo el tiempo, usan los videojuegos, el celular, entonces se trata de usar la tecnología en sentido inverso, como una herramienta para enseñarles y animarlos”.

PÁSELE, PÁSELE, LLÉVESE UN EXPERIMENTO

Uno de los proyectos que lleva a cabo es el Tianguis Científico: “Es parecido a lo que conocen como feria, pero no lo es —ríe—, cuando tú vas a un tianguis preguntas la talla, el color, incluso pruebas la mercancía, te resuelven alguna duda o te vas con más de las que tenías; lo que quise hacer con este proyecto es que la gente tenga la oportunidad de preguntar del experimento, que lo pueda tocar, que lo pueda hacer él mismo, y que cuando se vaya se lleve respuestas, pero también dudas e ideas para su casa o su escuela”.

Señaló que pese a lo que se piensa la respuesta a los talleres científicos es buena entre jóvenes: “Es increíble cómo a los chicos les gusta participar en la ciencia, el problema que tenemos como país es que no se cuenta con todos los apoyos, pero los chicos sí quieren, desde chiquitos hasta grandes se emocionan”.

Otro de sus proyectos es el Club Científico Eureka, el cual se va renovando con la entrada de alumnos a la prepa: “Ves que trasciende el trabajo que estás haciendo cuando ellos lo desquitan allá afuera; ganar es muy bonito, me esponjo y soy muy feliz, pero eso se acaba, lo importante es el trabajo del chavo, ver que crezca, que él solito se impulse, eso es lo más importante”.

Su gusto por la divulgación de la ciencia empezó con una invitación de un amigo de la universidad, Ramón Vargas, quien la invitó a participar en talleres de ciencia, y al comenzar como docente el “gusanito” por llevarlo a cabo en las aulas no se hizo esperar.

García Mesa indicó que con los talleres los jóvenes cambian, “se vuelven más interesados en lo que pasa, ya en clase no se quedan con el mero conocimiento de la materia, indagan más; he visto chicos que incluso a partir de los talleres eligen una carrera científica, hemos ganado vocaciones”, dice con júbilo.

DOCENTES, LA CLAVE
Creo que ellos ven mi emoción, mi compromiso y eso les jala, como que eso les gusta, que me ve contenta con lo que estamos haciendo, y eso a ellos los va haciendo que se involucren (…) como docente debes de transmitirle esa emoción al chamaco; si desde que entro al salón les digo que el tema de matemáticas que vamos a ver es difícil, pues él ya se cuatrapeó; tú tienes que llegar con una actitud positiva de tu materia; los programas tienen sus cosas, pero ahí es donde entra la habilidad de uno, la creatividad Mónica García

Agregó que para los talleres es “un reto el detectar a la gente que es comprometida y que tiene esa pasión que uno quiere; porque esto se hace por pasión y amor, nadie te va a pagar nada extra por lo que haces, lo que te queda es la satisfacción personal de saber que lo lograste, como maestro decir ‘Guau, ahí van mis chamacos’, es ahí como trasciendes”.

Indicó que al docente también le hace falta capacitación y que para ello la SEV debe dar cursos “con herramientas y espacios donde se puedan dar este tipo de talleres de experimentación, diseñar materias donde se puedan insertar este tipo de actividades científicas, que sean especiales para fomentar el gusto por la ciencia”.

Para Mónica ser docente lo trae de casa, su padre fue maestro de primaria y aunque siempre la animó a estudiar la normal, Mónica se inclinó por la Física y estudió la licenciatura en Física y en Derecho en la Universidad Veracruzana; pero finalmente su pasión la llevó a las aulas.

Desde niña me gustaba mirar al cielo, ver las estrellas, o escuchaba el radio y quería saber por qué suena: un día desarmé uno como a las ocho años, y ya no lo pude volver a armar, entonces creo que de ahí viene la inquietud, del porqué funcionan las cosas, cómo funciona el universo, por qué hay estrellas, de niña comencé a curiosear y fantasear sobre estos temas y por eso es que me fui a física Mónica García

Para concluir, indicó que uno de los grandes aprendizajes es que en el camino de la ciencia las personas dan todo de sí, “no esperan que les pagues nada, ellos están comprometidos con compartir conocimiento, con ayudar a otros, es maravilloso”.

Si te emocionas cuando miras a una persona, eso es química; si ocupas tu celular o la tablet, eso es física; la ciencia y la tecnología están en todo lo que hacemos, sólo hace falta darse cuenta.

Así lo explicó Esmeralda Mónica García Mesa —docente desde hace 25 años en los niveles secundaria y preparatoria en la Escuela Bachilleres “Morelos”, en Xalapa—, para quien mover a los jóvenes a comprender y aplicar la física y las matemáticas de manera lúdica es su compromiso y pasión.

Además de impartir clases coordina el Tianguis Científico y el Club Científico Eureka desde hace varios años, además de participar con talleres en foros como la FILU o la Semana Nacional de la Ciencia y la Tecnología del Conacyt.

También coordina a los jóvenes que se interesan en participar en las Olimpiadas de Matemáticas y Física que organiza la SEV; el mes pasado sus alumnos ganaron el primer y segundo lugar en el Concurso Regional de Aparatos y Experimentos de Física, y están a la espera de su pase a la fase estatal.

ABAJO LOS ESTEREOTIPOS

“Los chavos traen desde chicos el rollo de que las matemáticas son difíciles, están peleados con la física, con la química, dicen que no les entienden; pero el taller (de ciencia) les permite darse cuenta que la materia no es difícil, y que la física no es lo que está ahí en los libros, es lo que ven todos los días, el teléfono que traen es física aplicada, entonces ellos se dan cuenta que la materia sí sirve, y comienzan a investigar, a proponer”, indica la docente.

Las materias relacionadas con la ciencia suelen tener “mala fama”, y más de uno las considera sólo para “cerebritos”; sin embargo la maestra Mónica señala que para ella “es bien curioso porque realmente mis chicos que han llegado a concursos nacionales no son los que sacan puro diez; es una mentira que la ciencia es sólo para genios, es un estereotipo decir que los físicos somos gente rara, no es cierto”.

Agregó que el reto es acercar a los chavos para que ellos se den cuenta lo importante y lo fácil que es: “Ellos están ‘peleados’ con esos temas; sin embargo, usan la tecnología todo el tiempo, usan los videojuegos, el celular, entonces se trata de usar la tecnología en sentido inverso, como una herramienta para enseñarles y animarlos”.

PÁSELE, PÁSELE, LLÉVESE UN EXPERIMENTO

Uno de los proyectos que lleva a cabo es el Tianguis Científico: “Es parecido a lo que conocen como feria, pero no lo es —ríe—, cuando tú vas a un tianguis preguntas la talla, el color, incluso pruebas la mercancía, te resuelven alguna duda o te vas con más de las que tenías; lo que quise hacer con este proyecto es que la gente tenga la oportunidad de preguntar del experimento, que lo pueda tocar, que lo pueda hacer él mismo, y que cuando se vaya se lleve respuestas, pero también dudas e ideas para su casa o su escuela”.

Señaló que pese a lo que se piensa la respuesta a los talleres científicos es buena entre jóvenes: “Es increíble cómo a los chicos les gusta participar en la ciencia, el problema que tenemos como país es que no se cuenta con todos los apoyos, pero los chicos sí quieren, desde chiquitos hasta grandes se emocionan”.

Otro de sus proyectos es el Club Científico Eureka, el cual se va renovando con la entrada de alumnos a la prepa: “Ves que trasciende el trabajo que estás haciendo cuando ellos lo desquitan allá afuera; ganar es muy bonito, me esponjo y soy muy feliz, pero eso se acaba, lo importante es el trabajo del chavo, ver que crezca, que él solito se impulse, eso es lo más importante”.

Su gusto por la divulgación de la ciencia empezó con una invitación de un amigo de la universidad, Ramón Vargas, quien la invitó a participar en talleres de ciencia, y al comenzar como docente el “gusanito” por llevarlo a cabo en las aulas no se hizo esperar.

García Mesa indicó que con los talleres los jóvenes cambian, “se vuelven más interesados en lo que pasa, ya en clase no se quedan con el mero conocimiento de la materia, indagan más; he visto chicos que incluso a partir de los talleres eligen una carrera científica, hemos ganado vocaciones”, dice con júbilo.

DOCENTES, LA CLAVE
Creo que ellos ven mi emoción, mi compromiso y eso les jala, como que eso les gusta, que me ve contenta con lo que estamos haciendo, y eso a ellos los va haciendo que se involucren (…) como docente debes de transmitirle esa emoción al chamaco; si desde que entro al salón les digo que el tema de matemáticas que vamos a ver es difícil, pues él ya se cuatrapeó; tú tienes que llegar con una actitud positiva de tu materia; los programas tienen sus cosas, pero ahí es donde entra la habilidad de uno, la creatividad Mónica García

Agregó que para los talleres es “un reto el detectar a la gente que es comprometida y que tiene esa pasión que uno quiere; porque esto se hace por pasión y amor, nadie te va a pagar nada extra por lo que haces, lo que te queda es la satisfacción personal de saber que lo lograste, como maestro decir ‘Guau, ahí van mis chamacos’, es ahí como trasciendes”.

Indicó que al docente también le hace falta capacitación y que para ello la SEV debe dar cursos “con herramientas y espacios donde se puedan dar este tipo de talleres de experimentación, diseñar materias donde se puedan insertar este tipo de actividades científicas, que sean especiales para fomentar el gusto por la ciencia”.

Para Mónica ser docente lo trae de casa, su padre fue maestro de primaria y aunque siempre la animó a estudiar la normal, Mónica se inclinó por la Física y estudió la licenciatura en Física y en Derecho en la Universidad Veracruzana; pero finalmente su pasión la llevó a las aulas.

Desde niña me gustaba mirar al cielo, ver las estrellas, o escuchaba el radio y quería saber por qué suena: un día desarmé uno como a las ocho años, y ya no lo pude volver a armar, entonces creo que de ahí viene la inquietud, del porqué funcionan las cosas, cómo funciona el universo, por qué hay estrellas, de niña comencé a curiosear y fantasear sobre estos temas y por eso es que me fui a física Mónica García

Para concluir, indicó que uno de los grandes aprendizajes es que en el camino de la ciencia las personas dan todo de sí, “no esperan que les pagues nada, ellos están comprometidos con compartir conocimiento, con ayudar a otros, es maravilloso”.

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