Boca del Río, Ver.- Con mucha preocupación, alejados del resto de parientes y hasta a veces evitando las noticias que puedan alterar el estado de salud de la abuelita, la familia Bravo Infanzón ha vivido estos días de encierro más unidos que nunca, tratando de sobrellevar la situación.
Se trata de una familia muy grande que se reúne continuamente para disfrutar de fiestas y otras actividades, pero que esta cuarentena los obligó a separarse como medida de prevención para evitar cualquier riesgo, principalmente para los más adultos.
De familia somos muchos, siempre estamos juntos con mis cuñadas y cuñado, la casa llena de sobrinos; yo me voy temprano a mi trabajo en la escuela y también atiendo mi consultorio, la mayoría trabajamos, pero nos reunimos para comer y por las tardes salimos, paseamos, pero en este periodo estamos alejados. Una de mis hijas está con su esposo y sus hijas y no nos hemos visto, yo estoy en casa con mi esposa, mi suegra, mis otras dos hijas, mi nieta y una de mis cuñadas
relató Miguel Bravo Rodríguez
Con siete miembros de familia, cuatro mayores de 60 años, dos jóvenes y una pequeña de meses de nacida, la familia empieza a desesperarse porque extrañan esos días de paseo, las salidas a desayunar, las visitas a sus difuntos en el panteón y otras actividades que solían hacer con frecuencia, pero saben que es momento de esperar.
La preocupación se enfoca en la abuelita, quien tiene 85 años de edad y que del diario recibe llamadas de los hijos y sus nietos para saber cómo está, pues es el pilar de la familia.
“Sí estamos muy preocupados, esta situación asusta y mi suegra a veces llora, por eso mejor evitamos ver tantas noticias que la puedan alterar más; yo tengo 60 años igual que mi esposa y mi cuñada tiene 65 años, también somos población de riesgo”, mencionó.
De su casa, Miguel es el único que sale a hacer las compras para la comida o algunos mandados que se deban hacer, mientras que sus hijas han seguido trabajando siguiendo todas las medidas sanitarias y el resto se ha quedado en casa como lo indican las autoridades.
Yo soy el único que salgo que al mercado, que a la tienda a comprar cosas, pero llegando me desinfecto, me quito los zapatos y enseguida me meto a bañar, tenemos el gel antibacterial, mi esposa limpia todas las superficies y mantenemos el constante lavado de manos dijo
La concentración de la familia se da en el comedor de la casa, donde además de degustar sus alimentos, platican, recuerdan anécdotas o realizan algunos juegos de mesa desde ajedrez, lotería y demás.
“Tratamos de hacer amena la convivencia, nos la pasamos en el comedor. Una de mis hijas sí debe salir a trabajar, pero los demás la pasamos en casa viendo la tele, platicando, jugando para entretenernos, estábamos acostumbrados a otro ritmo”, agregó.
La familia unida espera que pronto pueda controlarse la situación sanitaria y regresar a sus actividades normales sin ningún tipo de riesgo.