VERACRUZ, Ver.- Cruzar un pasillo es suficiente para echar un vistazo al pasado, al Veracruz antiguo de finales del siglo XIX; basta con ingresar a los patios de vecindad que aún sobreviven en el primer cuadro de la ciudad.
Tanitos, La Palma, Los Melones, Concepción, San Remigio, San Salvador, Hidalgo, Bravo, San Román, La Alegría, La Favorita, Antonio Marchena y el Liébano son sólo algunos de los que se mantienen en pie.
Concepción Díaz Cházaro, cronista de la ciudad, detalló que los patios fueron las construcciones que resolvieron en aquel entonces la necesidad de vivienda para una creciente población que se formó en la primera gran ampliación portuaria.
Hoy en día estos núcleos poblacionales siguen vivos y sus residentes reflejan la vida cotidiana de la ciudad, agregó la especialista.
El patio es un espacio abierto en el que los cuartos van a estar alrededor de él, normalmente son en madera, aunque tienen una base con otro material, con piedra o mampostería, y de ahí se va levantando la madera y la cubierta que va a ser de teja marsellesa que todavía podemos ver en algunas habitaciones de La Huaca
Aunque no existen estudios actuales que permitan determinar el número de patios que existieron y cuántos sobreviven, éstos pueden encontrarse dispersos en el casco antiguo de la ciudad, denominado como centro histórico, así como en los perímetros.
A diferencia de otros patios que existen en otros puntos del país, como la Ciudad de México, en Veracruz éstos se encuentran regularmente en el centro de las manzanas, con casas que originalmente eran de madera con tejas marsellesas, un patio central al frente de éstas y con espacios compartidos como los baños y los lavaderos.
La parte de los lavaderos, éstos son sumamente importante, porque mientras los hombres y los jóvenes iban a trabajar al muelle, las mujeres, muchas de ellas, se ocupaban en lavar ajeno, porque la escasez de agua en Veracruz era mucha y las familias de dinero contrataban bien ese trabajo
Desde estos reductos surgieron movimientos sociales que permitieron definir al Veracruz actual, pero también manifestaciones de la cultura popular que hoy en día son representativas de los jarochos.
Por ejemplo, la tradición del viejo que se realiza cada 31 de diciembre en la ciudad fue una manifestación de obreros que exigían el pago de aguinaldos y que más tarde lo lograron, afirmó Díaz Cházaro.
Daniel Morales Navarro vive en el patio Liébanos ubicado en el barrio de La Huaca, uno de los más populares.
Llegó ahí a los 11 años de edad, desde entonces ha hecho una vida entera, con una familia numerosa y casi 70 años de edad encima.
Narra que a pesar de mantener una imagen muy parecida la que él recuerda, este patio, como muchos otros, ha sufrido diversas modificaciones, realizadas principalmente por los residentes.
Los baños que antes eran compartidos quedaron reducidos a cuartos para guardar cosas, mientras que los lavaderos sólo son utilizados dos de 15 que existían cuando él era niño.
Sin embargo, lo que sí destaca es el interés que ha generado el cuidar los patios de vecindad como monumentos históricos, pues desde el 2004 saben que cada intervención que hagan tiene que ser autorizada por el INAH.
Esperanza Pérez, que está por cumplir 80 años, nació y ha vivido siempre en patios de vecindad, desde entonces, recuerda, las costumbres como la música y el baile popular es algo arraigado en estos sitios.
Ella nació en el patio Tanitos, uno de los más renombrados, y más tarde se fue a vivir al Liébano, cuando se casó con su esposo y tuvo que mudarse de la casa de sus padres.
La vivienda la adquirió en 500 pesos, recuerda, luego de varios años de pagar una renta congelada a los propietarios.
Ahí nacieron su hija y sus dos nietas, que viven actualmente con ella. Recuerda con nostalgia cómo era el Liébano originalmente, aunque afirma que en esencia sigue siendo el mismo, con el mismo patio al centro y con los mismos vecinos, sólo que con muchos años de más.