Veracruz, Ver.- Aranza Yamelt Cardeña Ramírez rompió con los estereotipos en el Ingenio La Gloria, ubicado en el municipio de Úrsulo Galván, al ser la primera mujer en asumir el puesto de soldadora industrial en la nómina de dicha empresa.
Su incursión en la factoría inició hace cuatro años, cuando tenía 18, ahora a punto de cumplir 21 años de edad, demostró a sus compañeros de trabajo, jefes y directivos del ingenio azucarero que cuenta con la capacidad para desempeñar el puesto.
Leer más: La música es su vida para esta directora de orquesta
Durante este tiempo, Aranza Yamelt ha enfrentado acoso de otros obreros, burlas y hasta un poco de resistencia por parte de su familia para ejercer un oficio que anteriormente se pensaba solo para hombres.
La joven es originaria de la localidad de Cempoala en el mismo municipio, sitio del que se desplaza todos los días para cumplir con sus turnos de trabajo.
Nació y creció en una familia tradicional, que al principio se negaban a que se dedicara a la soldadura, pero que con el tiempo han tenido que aceptar su vocación, aunque en el caso de su padre aún con resistencia.
“Hubo un poco de recelo por pate de mis papás, mi mamá fue quien más me apoyó esperando que me arrepintiera pero al final se dio cuenta que sí era lo mío; del lado paterno es que todavía, a veces existe ese rechazo a que sea soldadora”.
Cuando entró a trabajar al ingenio lo hizo como obrera eventual, gracias a la recomendación sus familiares como ocurre con la mayoría de los obreros nuevos que ingresan; sin embargo, en ese entonces también cursaba su carrera técnica como soldadora.
Al mismo tiempo que combinaba su formación académica se fue abriendo paso como soldadora realizando trabajos menores, en tanto iba demostrando que era capaz de entregar un trabajo de calidad.
“Cuando yo empecé a trabajar fue cuando recién empecé a estudiar soldadura, estudiaba y trabajaba, al principio no me daban tareas complejas, me dejaban trabajos pequeños, pero ya cuando terminé mis cursos básicos me dieron tareas más complejas, más profesionales en el ámbito industrial”.
La joven concluyó sus primeros cuatro cursos básicos de soldadura industrial, el último que es la formación terminal, fue suspendido debido a la pandemia de Covid-19 y espera pronto retomarlo.
Sin embargo, la formación que recibió en el CECATI la hizo que de trabajar en compañías externas aprovechara la noticia de una vacante como soldador industrial de la que pidió oportunidad y supo aprovechar con trabajo.
Cardeña Ramírez afirma que aunque hubo desconfianza por ser mujer y por su corta edad, pudo pasar una prueba de tres meses para quedase con el puesto de manera definitiva.
“Al principio me costó muchísimo porque actualmente soy la única mujer, entonces había mucha desconfianza hacía a mí, de mis compañeros y de mis patrones, a veces por el hecho de ser mujer, a veces por mi corta edad, cuando empecé tenía 18 años, ahorita estoy por cumplir 21 y ya demostré cómo es mi trabajo”.
Aranza asegura que la mayoría de las veces ha recibido respaldo y apoyo de los trabajadores del Ingenio La Gloria, pero no se ha salvado de los casos de burlas y acoso sexual en el ámbito laboral por parte de compañeros.
En este tiempo ha sufrido cuatro actos de acoso por parte de compañeros, el más grave ocurrió con un obrero que después de insinuaciones y sobrepasar el espacio personal la siguió a su casa.
En todos los casos, dice que tuvo el respaldo de la empresa, luego de denunciar los actos de los que ha sido víctima.
“Han sido como dos personas las que me ha molestado pero no hacerles caso y reportar con la empresa ha sido suficiente para que terminen esos comportamientos, en ese sentido he tenido mucho apoyo de la empresa, que han aplicado los llamados de atención y las sanciones para apoyarme”.
La joven de Cempoala, en Úrsulo Galván, Veracruz, se dice satisfecha con el trabajo que realiza y apasionada por el oficio que espera deje de ser convencional solo para hombres.