Con el sol encima un grupo de peritos toma fotografías a un charco de sangre que comienza a coagularse en la banqueta. A unos centímetros de ahí, otro grupo cuenta los casquillos tirados en el piso, calcula el calibre del arma que los disparó y la distancia que hay entre ellos.
Son la 1:30 del día y hace menos de media hora que dos hombres armados dispararon en repetidas ocasiones en contra de una joven mujer de 22 años quien fue trasladada gravemente herida a un hospital en el que murió minutos después.
La escena transcurre en la esquina de las calles Camino Nacional y Úrsulo Galván en el municipio de Río Blanco frente a cientos de personas que van y vienen de sus casas, escuelas y centros de trabajo.
Al pasar por el sitio, los camiones y coches particulares disminuyen la velocidad. Algunos pasajeros toman fotos con su celular, otros observan curiosos y muchos más prefieren voltear la mirada. La violencia ya es cosa de todos los días.
“Esto ya se está haciendo costumbre por acá. Si ve la gente ya ni se asusta mucho, solo ven y siguen con su camino. Antes no se veía nada de esto”, asegura un taquero que despacha en el restaurante de enfrente a la escena. “¿Quién nos iba a decir que de pronto íbamos a ver como normal que le dispararan a alguien en la calle a plena luz del día?”, reflexiona el hombre y sigue trabajando.
Junto a él, una mujer añade que desde hace poco más de dos años, los casos de homicidios se han vuelto cotidianos. Ejecuciones a plena hora del día o hallazgos de cuerpos sin vida son parte del día a día en el municipio de 42 mil habitantes.
No sabemos qué es lo que se pelea ni quién está detrás de todo lo que sabemos es que mucho tiene que ver con las drogas porque eso se escucha en las noticias. Pelean la plaza pero nos pasan a traer a nosotros
La preocupación de padres y madres de familia del municipio es que muchas de las personas que han sido ejecutadas o abatidas en enfrentamiento son jóvenes. Las víctimas, que van de los 14 a los 25 años, perdieron la vida en un entorno de violencia y desempleo que los orilló a buscar “oportunidades laborales” en la delincuencia organizada o simplemente fueron obligados a realizar actividades ilícitas. “No es un secreto que se están llevando a los jóvenes para esos trabajos y que muchos aceptan deslumbrados por la posibilidad de tener el dinero que no van a poder ganar en un trabajo normal. A otros y otras más los obligan”, lamenta la mujer quien sigue su camino con una bolsa de mandado cargando.
Sin embargo, los muertos no solo están sobre el suelo de Río Blanco sino también bajo de este. Y es que, en junio pasado, la titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, Karla Irasema Quintana Osuna dio a conocer que este municipio ocupaba el quinto lugar nacional de mayor índice de sitios de inhumación clandestina solo por debajo de Mazatlán, Sinaloa; Ciudad Juárez, Chihuahua; Acapulco, Guerrero y Tecomán, Colima.
En este panorama, la población de la región vive una de las peores crisis de seguridad que se tenga memoria. El tramo comprendido entre los municipios de Orizaba, Río Blanco, Nogales y Acutzingo es llamado ya “el corredor del delito” debido a que diariamente se registran de uno a tres hechos de violencia.
SECUESTROS TAMBIÉN IMPARABLES EN LA ZONA
De acuerdo a los datos oficiales del 1 de enero al 20 de junio de este año han sido denunciados 57 casos de secuestros en la zona centro de Veracruz. Estos delitos involucraron la privación de la libertad de 62 víctimas en los municipios de Fortín de las Flores, Córdoba, Camerino Z. Mendoza, Nogales, Orizaba, Río Blanco, Amatlán, Yanga.
“El secuestro es lo que prevalece ahorita (…) y ya no hay preferencias para los secuestradores. Lo mismo agarran a un vendedor de pan, porque así pasó aquí cerca contra un señor que vendía en una esquina, hasta a personas que posición económica más alta. No vamos a decir ricos porque aquí ya no hay ricos”, asegura Ernestina.
Los secuestros, añade, se han convertido en la pesadilla de las miles de personas que viven en la región.
La tranquilidad que se respiraba entre las montañas de la zona centro de Veracruz se ha ido. En su lugar quedó la zozobra, el miedo y la certeza de que nadie está a salvo.
Van agarrando como ciertos grupos, profesores, carniceros, estudiantes, taxistas. Ahorita están con los tenderos y por eso estamos asustados. Ya no es una cuestión de cuidarse por tener una posición solvente porque ahora te secuestran y matan por unos cuantos pesos
La mujer despacha productos de abarrotes detrás de una reja. Desde ahí cuenta que las protecciones las instaló hace unos meses para cuidarse de los delincuentes que tienen el control de la zona. Aunque atrás de la reja hay varios anaqueles de productos, la mayoría de ellos están por afuera de la protección, a disposición de todo el que entre al pequeño local pero esto parece no importarle.
“Las rejas son para protegernos a nosotros de cualquier asalto o secuestro. Los productos que se los lleven si quieren pero que nosotros estemos bien”, asegura Tras unos segundos de silencio reflexiona lo declarado y añade “¿Se da cuenta hasta dónde hemos llegado? No nos importa perder lo que tanto trabajo nos cuesta comprar y nos conformamos con que no nos maten. Así las cosas por aquí”.
Pero la instalación de rejas de metal no es el único cambio que ha tenido que hacer la comerciante en el negocio de abarrotes ubicado en el centro de Ciudad Mendoza. Y es que, ante la crisis de inseguridad que vive la región, también ha modificado el horario de cierre para no ser víctima de un delito. “Anteriormente cerraba uno a las 9 o 10 y ahora a las 7 u 8 ya no hay movimiento, todo está muy tranquilo. La gente ya no sale como antes”, señaló.
Destacó además que este problema no es exclusivo de Mendoza, municipio en el que vive sino que se trata de un problema “parejo” de la zona que va desde Orizaba hasta Acultzingo. Por ello, pidió que a la hora de llevar a cabo medidas de seguridad se tome en cuenta a toda región ya que no basta con cuidar un municipio si los delincuentes van y vienen de una zona a otra e incluso, de los estados vecinos. “No tiene fronteras por así decirlo. Pasa pareja la inseguridad por todos lados de un lado a otro” asegura mientras señala hacia ambos lados de la carretera Orizaba- Tehuacán. “El problema es que nosotros quedamos en medio”.
POBLACIÓN ESTÁ TOMANDO LA SEGURIDAD POR SU CUENTA
Desde finales de 2015, vecinos de los municipios de Río Blanco, Nogales y Camerino Z. Mendoza comenzaron con la formación de guardias comunitarias para vigilarse entre ellos. Con grupos de whatsapp, alarmas, lonas y hasta “armados” con machetes o palos se establecieron los primeros esquemas de protección vecinal. A tres años y medio de su creación, algunos de estos grupos siguen trabajando sin embargo, la inseguridad no ha dado tregua y los asaltos, robos, extorsiones, secuestros y ejecuciones continúan presentándose en la región.
David vive en el municipio de Nogales y es miembro de una de esas guardias. Asegura que aunque los delitos siguen presentándose en el municipio, las colonias que establecieron este esquema si han reportado avances significativos sobre todo en delitos comunes como asaltos y robos a casa habitación. Sin embargo, reconoce que el miedo ahora ya no está cerca de casa sino afuera, en el día a día.
Ya no es cosa de asaltos o robos en la colonia, el problema ahora es mayor y ante eso no podemos defendernos. Ahora son los secuestros y las ejecuciones. Levantan parejo a la gente, deba algo o no y pues en las balaceras no respetan. La debas o no puedes salir perdiendo
Entrevistado mientras atiende un negocio a unas cuadras del Palacio Municipal de Nogales, el trabajador reconoce que el miedo es constante para ellos ya que, aunque si existe vigilancia policiaca en las calles, el número de elementos de seguridad es insuficiente para controlar la crisis que se vive. “No tenemos vigilancia que nos de tranquilidad. Hay policías y los vemos pero además de que no son suficientes siempre son los últimos en llegar cuando pasa algo”, lamenta.
David habla bajito, a pesar de que no hay nadie cerca. Voltea hacia ambos lados de manera insistente durante la charla. Tras asegurarse que lo escucha nadie más advierte que la gente ha comenzado a armarse, pero no con palos y machetes, sino con pistolas y armas que consiguen de manera clandestina. “Nos están empujando a tratar de buscar la manera de ir pensando en cuidarnos a nosotros mismos. Incluso ya hay gente que anda en las calles armada” y aclara “gente buena que lo hace para cuidar a su familia”.
El joven padre de un niño de 5 años reconoce que quienes han tomado esta decisión saben que también implica un riesgo ya que en caso de ser detenidos con arma sin contar con autorización podrían hacerse acreedores a una pena. Sin embargo, reitera que es la única manera de salir a la calle tranquilos. “Es a lo que nos están empujando, a andar con una arma encima. Así estamos en este lugar”.
Esto ya tiene rato, fácil tenemos como dos años. Sí, se han acentuado las cosas pero ya tiene rato y no vemos una solución a todo el problema este. No hay para cuando se aplaque esta situación”, lamenta.
VIVEN ESTADO DE EMERGENCIA, PEDIRÁN AYUDA INTERNACIONAL
El 11 de junio pasado el municipio de Camerino Z. Mendoza fue declarado en estado de emergencia por el alto nivel de inseguridad que alcanzó. La declaración fue realizada por el propio alcalde, Melitón Reyes Larios, quien en su momento reconoció que la situación en la región estaba fuera de control. 24 horas después, el 12 de junio, 100 elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Veracruz arribaron a la zona para realizar patrullajes pero unos días después se retiraron.
Ahora, el hermano del arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, tiene contemplado solicitar ayuda internacional para controlar el problema de inseguridad que tiene “prácticamente secuestrada” a una de las regiones más importantes de la entidad. “Tenemos pensando pedir ayuda internacional. Ya estamos preparando nuestros escritos para solicitar a los consulados internacionales, a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de la UNESCO para que nos brinden ayuda material, logística y humanitaria para controlar esta crisis porque la población ya no aguanta. Ya la gente está muy molesta porque los secuestros son el pan nuestro de cada día”, explicó.
El municipio de Camerino Z. Mendoza, nombrado así en honor al general revolucionario, es considerado como la entrada al estado de Veracruz y al sureste de la república mexicana. Por sus calles atraviesan dos rutas carreteras: la de Acultzingo que pasa en medio de la zona urbana y la autopista que pasa a un lado. Ambas carreteras se encuentran en la lista de tramos más peligrosos para circular ante el número de atracos cometidos a autobuses, tráileres y autos particulares.
Ante este panorama, Reyes Larios adelantó que solicitará también la presencia de la Guardia Nacional. Sin embargo, su intención no es solo que se lleven a cabo patrullajes de la agrupación sino que se establezca de manera definitiva una base en Mendoza. Para ello, tiene planeado ofrecer un 10 hectáreas de un ejido que tiene 556 hectáreas.
Hemos solicitado la Guardia Nacional, lo vamos a hacer con más insistencia. Tenemos un ejido a 5 kilómetros de Mendoza, limitando los municipios de Acultzingo, Soledad Atzompa, Nogales y Maltrata que podría funcionar. Puesta ahí la Guardia Nacional resolvería de facto el problema que hay en la Cumbre de Acultzingo que es intransitable por la delincuencia que no se detiene por las fronteras
Entrevistado en su oficina desde la que coordina una reunión con el Fiscal General del Estado y más de 20 alcaldes de la región, el munícipe recordó que el asesinato de la estudiante de medicina Valeria Cruz Medel puso a su municipio en la mira internacional debido a que la joven asesinada era hija de una diputada federal. Aunque el crimen – cometido en un gimnasio ubicado a una palacio municipal- fue investigado por las autoridades de manera inmediata, cientos de jóvenes universitarios marcharon por las calles del municipio exigiendo justicia para la universitaria y seguridad para los miles de habitantes de la región. “Nos dejó muy mal parados todo eso porque quisiéramos que Mendoza diera otra cara, otra imagen y no precisamente esa. Somos noticia por una delincuencia organizada que no se detiene, que no para y que le ha gustado este entorno para hacer sus fechorías”.
El incremento en los delitos contra la población, asegura el alcalde, pudiera ser resultado de que las autoridades federales les cerraron la delincuencia la puerta al huachicoleo y robo de trenes que eran constantes en la zona. Añadió que ahora la población es víctima del “efecto cucaracha” de delincuentes que han buscado nuevas formas de operar. “Es lo que está haciendo la delincuencia, como ya no tiene otros ingresos pues busca como obtener recursos y de ahí que ya atentan contra cualquier persona. Ahora la población vive con el dolor y la tensión constantes”, concluyó.