Xalapa, Ver.-Con gesto desenfadado, en sandalias de casa y sosteniendo lo que seguramente no es la primera taza de café para iniciar el día, Helio Martín del Campo nos recibe en su estudio de grabación SNX, ubicado en la calle Zamora, en Xalapa. “Lo que busco finalmente es compartir, mi mejor pago es cuando el artista me dice que le gustó cómo quedó el disco, que lo están escuchando muchos, que les han dado buenas críticas; ayudar a otros a que cumplan sus sueños, eso es lo más importante para mí”, dice el productor musical de 35 años.
Pero la charla no inició con esa afirmación, sino mucho antes, hablando de cómo uno de esos amores que sacuden la vida lo trajo a Xalapa cuando estaba viviendo en Tulum, Quintana Roo, y… “aquí te dejó”-le digo riendo; “y pues que siempre ya no”, responde también con la sonrisa en los labios. “Justo por eso estoy aquí”, comentó, y ambos reímos en buena lid.
Pero llegar a Xalapa, señala Helio, también fue un golpe de suerte: “la verdad es que se lo agradezco, porque no hubiera hecho otras cosas, como este estudio”.
Muchas veces “las personas solemos tenerlo todo, justo ahí, frente a nosotros; y como lo tenemos, lo dejamos a un lado, decimos ‘ah sí, ahí está’ y no lo disfrutamos ni apreciamos por buscar algo más, sin darnos cuenta de lo que estamos ignorando”.
Agrega que lo mismo ocurre en el arte. Como parte del grupo los Sonex, donde toca la jarana, percusiones y compone, ha tenido la oportunidad de viajar por toda la República y también por el extranjero, lo que le ha dado una perspectiva más amplia de lo que es México. “Nuestra cultura es muy basta, tenemos muchas manifestaciones artísticas, y en el extranjero justo nos identifican por la cultura; sin embargo, como mexicanos no lo apreciamos, nos conformamos diciéndonos que sí, sabemos que tenemos mucha cultura, pero no la aprovechamos, no nos damos la oportunidad de conocerla y disfrutarla”.
PANDEMIA AGUDIZa PRECARIEDAD DE ARTISTAS
Expone que a raíz de la pandemia se agudizó la crisis entre el gremio artístico. “El Covid evidenció que lo último que importa al gobierno, a las personas en general, es el arte; y de hecho será de lo último que logre recuperarse tras esta crisis. Sin lugares donde hacer conciertos o presentaciones, sin apoyos ni programas, los artistas la han pasado mal; el gremio artístico y cultural está muy castigado, y en gran parte es porque no se reconoce su valor”, señala el jaranero.
Que el arte sea la última prioridad es lamentable, indica, porque significa que se sigue sin entender su importancia formativa y liberadora en el ser humano: “El arte nos recuerda que nos necesitamos como seres humanos, que estamos conectados; que hay algo más grande que nosotros”.
El músico llama a la población a descubrir lo que hay a su alrededor, a atreverse a explorar más allá de lo conocido: “hay que voltear hacia nuestra ciudad; Xalapa es una fuente de creativos, de gente curiosa por experimentar, por mirar, por sentir; hay que se acercarse a la cultura. Dedicar cinco minutos para conocer algo nuevo; muchas manifestaciones ocurren incluso en la calle, ahí en Enríquez; pero hay que estar abiertos”.
Agrega que dejarse tocar por el arte es enriquecedor, pues “te mueve por dentro y ese es el papel del arte, lo que todos los artistas queremos, es nuestra ilusión: que las personas se emocionen; ese sentimiento es esencial en la vida, esas pequeñas alegrías que aporta ir a un concierto, por ejemplo, nos forman integralmente, espiritualmente y te hacen vivir de manera plena; y como artistas lo que queremos es compartir, yo sólo tengo mi arte para darle a los demás”.
Lo que viene
Helio Martin nos dice que siente el ímpetu por los nuevos proyectos, le llama la adrenalina de los escenarios, pero también ahora piensa más a largo plazo, en planes que lo lleven a realizarse como persona y le den paz y estabilidad. Como productor ha tenido la posibilidad de desarrollar una de las facetas que más le gustan de su vena artística: diseñar un sonido original, imaginar qué se puede construir a partir de lo que el músico está aportando, fusionar, experimentar, transformar. De hecho, comparte que los dos últimos discos de los Sonex son parte de su producción, y que ahora se encuentra trabajando con músicos locales, de otras partes de la república e incluso del extranjero, quienes lo buscan por su dedicación y pasión.
“Los puristas siempre señalan que cómo se va a tocar el son jarocho, por ejemplo, que se le está faltando al respeto; pero en realidad la música es una ceiba gigantesca, de la que pueden salir muchas formas, y hay que experimentarlo todo”, asegura.
La taza de café ha quedado vacía, atrás de él la pantalla parpadea con el trabajo pendiente, pero antes nos dice que irá a ver a sus “compas”, los demás integrantes de los Sonex. Nuevos proyectos están en puerta.