Al ser la carrera de concertista muy solitaria, Angélica Tarragó no siente la soledad a que le ha obligado la pandemia ocasionada por el Coronavirus, lo único que le duele es no poder abrazar a la gente que ama. La vacuna, opina, se debería de aplicar en primer lugar a las personas que salen a trabajar y de quienes depende la familia no a los adultos mayores porque éstos ya están resguardados.
Es muy diferente estar sola a sentirse sola, dice la artista veracruzana vía teléfonica, pues a sus 84 años tuvo que dejar de dar clases de literatura y piano, pero ensaya boleros y blues para darle un giro a la música de concierto.
La hermana mayor de la dinastía de artistas Tarragó Rodríguez añade que lo mismo lee que escribe, toca el piano, pinta y ve cine, otra de sus pasiones; además para darle un giro a la música clásica está trabajando en el piano el blues, los boleros y otros géneros.
No siente malestar ni depresión por estar aislada, pues está comunicada a través del WhatsApp y el Facebook, así como acompañada por palabras de escritores y poetas que abrazan y la acompañan entre los cuales se encuentran sus mejores libros.
Lo único que siente es no poder abrazar a sus amigos, a su familia, y aunque continúe sin poder hacerlo opina que la vacuna no debería aplicarse primero a las personas de la tercera edad sino a los jefes de familia que salen a trabajar diariamente y de quienes depende la familia, “los viejos nos podemos quedar en casa, sin ningún problema. Los que más necesitan la vacuna son los que están produciendo porque al salir pueden ser portadores del virus. Lo más importante es que todos ellos estén bien”.
Puntualizó que se debe estar muy consciente de la edad que se tiene, así como de que se debe ser realista y no esperar un cambio de actitud de la humanidad, porque no es cierto que vaya a ser más solidaria puesto que eso no está en la naturaleza humana.
Asimismo criticó a quienes creen que el virus fue creado para por una conspiración para mantener controlada a la humanidad, así como a quienes no confían en las vacunas, puesto que desde que éstas llegaron, la vida de las personas cambió para bien.
Por otro lado, le asombra que haya gente joven con tantos prejuicios pues son éstos los que siguen moviendo al mundo. "El problema es que haya aún tantos prejuicios”.
Hasta antes de la pandemia, Angélica Tarragó daba taller de lectura, análisis de la narrativa en literatura y cine, pues es muy interesante comparar la narrativa en palabras y en imágenes.
Angélica Tarragó vivió en la Ciudad de México donde hizo sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música y disfrutó mucho esa ciudad hasta el 2009, en que por problemas de salud tuvo que cambiar su residencia a Coatepec.
Fue ella la iniciadora de las artes en la familia, pues aunque sus padres el doctor Ernesto Tarragó y Victorina Rodríguez escribían para El Dictamen, donde se conocieron, ella fue quien inició en la música y le siguieron sus hermanos, excepto Leticia que es pintora, los demás son todos músicos veracruzanos, concluye con entusiasmo al recordar que fue un "látigo" para sus hermanos.