Veracruz, Ver.- Con sus propias manos ha escarbado entre la tierra y el lodo buscando desesperadamente a su hijo a quien no ve desde hace 10 años y aunque por momentos la edad llega a pesar, pide a Dios no morir hasta encontrarlo.
Rosalia Castro Toss, una de las fundadoras del Colectivo Solecito ha trabajado incansablemente por los derechos de los desaparecidos, para que sean buscados y regresen al lado de sus familiares.
Su vida cambió desde aquel 23 de diciembre del 2011 cuando vio por última vez a su hijo Roberto Carlos Casso Castro quien viajó de Huatusco a Veracruz para recoger a su novia y regresar para pasar la nochebuena en familia.
“Mi hijo me paso a ver para avisarme que iba a Veracruz por la novia para pasar el 24 en familia, me dio su carro, yo le di el mío y se fue. Me avisó cuando llegó y todo estaba bien, al día siguiente yo hice mis cosas, me apuré porque pensé que llegaría después del mediodía y como no lo hice lo llamé, esta zona es montañosa y la señal no es muy buena así que me mandaba a buzón, pero yo lo consideraba normal hasta que pasaron varias horas y empezó mi angustia, regresé a Veracruz para buscar en su departamento, entre sus cosas con amigos y ahí empezó mi calvario”, dijo.
Desde ese día emprendió, con sus propios medios la búsqueda de su hijo que en ese tiempo tenía 38 años, recorriendo hospitales, cárceles, centros de atención y hasta deshuesaderos para tratar de ubicar la camioneta de la cual hasta el momento tampoco sabe nada.
Su consultorio dental, de 28 años de trabajo tuvo que cerrarlo para dedicarse de lleno a la búsqueda de su único hijo quien además de empresario del ramo deportivo también se desempeñaba como catedrático de una universidad.
Comentó que durante su búsqueda ha recibido un sinfín de amenazas, críticas y expresiones de gente que le dice “déjaselo a Dios”, sin embargo, a sus 64 años seguirá buscando hasta dar con su paradero pese a encontrar adversidades y obstáculos en su camino.
“Al paso del tiempo me doy cuenta de que las autoridades no hicieron nada, presenté la denuncia y no se le dio seguimiento, justo en esas fechas de navidad todo mundo está de vacaciones y hay gente que se aleja, otras que según me quería ayudar, pero hasta que no viven esta angustia no saben de qué hablan, esas expresiones de que déjaselo a dios, no van conmigo, creo en Dios, pero él mismo dice ayúdate que yo te ayudaré”, señaló.
Reconoció que el trabajo de búsqueda es cansado, a veces bajo el intenso sol, a veces con lluvias, en terrenos arenosos, animales al acecho y otras complicaciones, pero puede más el alma y el corazón para no detenerse ante nada.
La impotencia, la frustración y el dolor también se sienten al darse cuenta de que a las autoridades no les importa el problema de las desapariciones.
“Por un hijo dejas todo y solo quieres encontrarlo, mi mayor deseo es encontrar a mi hijo y cansada de buscarlo no estoy lo que me da temor es morirme y no encontrarlo, pero a pesar de mi edad sacó todas las fuerzas desde adentro de mi ser para seguir”, manifestó.
Una de las satisfacciones más grandes es que el trabajo del Colectivo Solecito creado en el 2014 ha dado frutos con el hallazgo de “tesoros” que eran buscados desde hace varios años y que regresan a descansar al lado de sus familiares y seres amados.
“El colectivo ha podido regresar algunos tesoros, eso habla de nuestro trabajo, yo aún no tengo esa satisfacción, pero es muy bonito ayudar a las compañeras, somos una familia y vamos a seguir buscando”, afirmó.