Orizaba, Ver.- "Volví a nacer", expresó Hugo Antonio Tovar Martínez, uno de los trabajadores del ferrocarril sobreviviente del trenazo el pasado 19 de mayo en Río Blanco, quien ahora tiene una nueva oportunidad de vida a pesar de las lesiones que pudieron llevarlo a la muerte.
A pesar de haber estado 10 días en el hospital, perder el bazo y estar cerca de perder un riñón, aseguró que su vida es un milagro, por ello agradece aDios y a su familia que ha sido su motor para seguir adelante.
Entrevistado en el panteón municipal de Maltrata, hasta donde acudió para acompañar a su última morada a su compañero maquinista, Flavio Ceronio Corona, narró que el día de lo ocurrido arreglaba unos documentos y esperaba en una de las máquinas la autorización para salir, después vino el golpe y cuando abrió sus ojos estaba en el hospital, ahí le explicaron que fue sacado de entre el fierro de los trenes por personal de un cuerpo de auxilio.
“Íbamos con la tripulación completa, ya estábamos listos para partir en cuanto nos dieran autorización. Estábamos en la máquina acomodándonos, pero lo que puedo decir es que sólo fue el golpe, de ahí no supe nada hasta que desperté en el hospital”.
Estos 15 días después del accidente, dijo con lágrimas en los ojos, es el comienzo de una nueva vida y oportunidad, por ahora esperará que los médicos le autoricen regresar a laborar. “No tengo miedo de volver a trabajar como garrotero”.
Pero indicó que la experiencia fue amarga porque perdió el bazo y por el mismo golpe tuvo daños internos en su cuerpo. Durante su estancia en el hospital tuvo el riesgo de perder un riñón. Ahora está más recuperado, camina con ayuda y portando un collarín, pero en la zona donde se ubica el colon tiene inflamado y su espalda golpeada.
Reconoció que todos aquellos que trabajan en el tren siempre están expuestos a un accidente, pero aun así gustan de trabajar en esta vía de comunicación. De hecho resaltó que en la empresa ferrocarrilera tiene seis años laborando y dos como garrotero.
Ayer Hugo Tovar arribó a la iglesia de Maltrata en donde se efectuó la misa de cuerpo presente de su compañero maquinista, para después acudir al cementerio; tuvo que hacerlo ayudado de su madre y de otro familiar, pues aún está convaleciente.