Con lápiz, sacapuntas y goma, pero también con la ilusión de lograr un espacio en la Universidad Veracruzana (UV), miles de jóvenes llegaron a presentar el examen de admisión. Algunos con la sonrisa congelada por el nerviosismo y otros con el ceño fruncido ante la angustia que les genera estar ante una de las pruebas que decidirá su futuro, los aspirantes llegaron desde temprana hora a la zona universitaria.
Aunque la mayoría llegó temprano y se formó en las largas filas que se generaron en las facultades de la máxima casa de estudios veracruzana, uno que otro bajó apresurado del taxi o vehículo particular para integrarse a los que ya esperaban nerviosos.
La prisa de llegar generó que varios de los aspirantes olvidaran el lápiz, la goma, el sacapuntas e incluso la calculadora, hecho que fue aprovechado por los vendedores que se encontraban afuera de las facultades.
Una manzana, un yogurt o una torta mermaron un poco el "hueco" que los jóvenes dijeron sentir en el estómago a causa de los nervios y la ansiedad. Y es que al estrés generado por el momento se sumó el "bombardeo" de publicidad que representantes de universidades particulares les entregaron como parte del amplio número de oferta educativa que tienen.
Los aspirantes en todo momento estuvieron acompañados por sus padres o algún familiar que también padeció los nervios generados por esta prueba.
Una vez que los jóvenes ingresaron a las aulas para presentar el examen, sus acompañantes deben esperar entres tres y cuatro horas para preguntarles cómo les fue.
