/ miércoles 7 de abril de 2021

Movimiento gay, con avances y retrocesos

¿Qué se busca?, es uno de los dilemas, advierte el coreógrafo e investigador veracruzano Alonso Alarcón; "las marchas ahora solo son fiesta"

Desde su niñez, el investigador y coreógrafo veracruzano Alonso Alarcón Múgica recuerda haber vivido violencia de género por ser hombre y no contar con una masculinidad hegemónica. De adulto vino algo peor, fue agredido físicamente y permaneció 13 días inconsciente por una inflamación cerebral. A seis años de ese episodio, acepta que en México hay avances, pero falta mucho por hacer a favor de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transgénero, transexuales e intersexuales (LGBTTI).

El creador escénico, primer hombre en el país en realizar investigaciones y estudios formales de género enfocados en las masculinidades en coreografías dancísticas, considera importante que en la entidad sea un derecho el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, la adopción y la ayuda del Estado a padres solteros.

En entrevista, expuso la necesidad de entender que “los derechos no se consultan”, deben ser de todos, más allá de orientaciones sexuales. Y es que él está casado con el brasileño Ronilson Luan, pero su boda se llevó a cabo en la Ciudad de México.

En la charla, mencionó los prejuicios que enfrentan los bailarines varones, pero también, que gozan de algunos privilegios, los cuales ponen en desventaja a las mujeres. Ahondó en sus líneas de investigación y en su punto de vista sobre las marchas por los derechos LGBTTI.

“La marcha de la Ciudad de México es cada vez menos crítica y más un desfile de marcas que ya nada tiene que ver con las demandas políticas de lo que hace falta en cuanto a los derechos de la comunidad”, expresó.

SER UN NIÑO “DIFERENTE”

Originario del puerto de Veracruz, actualmente tiene 40 años de edad y cuenta con una trayectoria reconocida internacionalmente. Su arte lo ha llevado a distintos países, pero entre sus recuerdos infantiles siempre está presente el contacto con la naturaleza y con el ambiente característico del pueblo, pues al ser hijo de padres docentes, viajó con ellos al municipio de Úrsulo Galván, donde vivió hasta que sus papás recibieron sus plazas definitivas en la ciudad de Xalapa.

Alonso narra que fue en la capital del estado donde tuvo su primer acercamiento con la danza folklórica, cuando apenas cursaba la primaria. Si bien desde ese momento se sintió atraído por esta expresión artística, también manifestaba interés por las matemáticas. Era un buen estudiante, pero con dos hermanos mayores, era “el niño diferente”, el que bailaba… Después llegó la danza contemporánea.

En mi niñez, adolescencia y juventud viví acontecimientos violentos que en su momento no supe cómo acomodar en mi experiencia, porque tampoco creo que haya una formación desde la primaria, secundaria y preparatoria hacia esas violencias que vivimos contra nuestros cuerpos.

Rememora que fueron acontecimientos que se quedaron en anécdota y en preguntas y dilemas al interior, pero después cobraron fuerza, cuando fue golpeado por uno de sus colegas.

“El haber estado inmovilizado —por primera vez en toda mi vida— en un hospital, en una cama, desconectado, con medicamentos que básicamente me hacían estar en blanco mentalmente, me marcó y me hizo pensar que la violencia sucede y hay que hablar de ella, ponerla al frente. Por otra parte, me hizo consciente de cuántas omisiones cometemos cuando nos dedicamos al arte escénico, pues son cosas que ignoramos o a las que no le damos foco”.

Alonso Alarcón decidió hacer su maestría en Artes Escénicas y ahora es estudiante del doctorado en Historia del Arte en la Universidad Nacional Autónoma de México; en ambos posgrados se ha enfocado en la diversidad de masculinidades y la danza gay en México.

El estudioso del arte escénico ha indagado en cómo algunos coreógrafos varones reimaginan la masculinidad en sus obras, espacios donde se muestra que “la masculinidad no es única, se abre a muchas formas y colores, y que el gesto del cuerpo humano puede librarse de todos los prejuicios sociales, culturales, familiares y religiosos que hay en contra de los homosexuales”.

A partir de esto, afirma, encontró un camino para decantar toda la historia de su vida y empezar a trabajar con creadores como Lukas Avendaño y Miguel Mancillas, así como con obras de Rodrigo Angoitia.

Foto: Cortesía Alonso Alarcón

En el campo escénico, Alonso es el primer investigador varón del país que trabaja con las masculinidades en lo coreográfico; su indagación también se centra en la reconstrucción que atraviesa tanto la práctica de la coreografía como lo académico formal.

PREJUICIOS EN LA DANZA

Sobre los prejuicios que se viven en el área de la danza, de manera personal declara que todavía hay la creencia de que el varón que se dedica a ella es homosexual y, del otro lado, hay muchos bailarines heterosexuales que sufren esa discriminación.

Por otra parte, evidencia que cada vez, en las escuelas de danza hay un mayor número de varones matriculados, sin embargo, siguen siendo minoría, pero eso conlleva un problema de poder y privilegios, porque al ser pocos, puede ser que un bailarín profesional no sea tan bueno o tan potente técnicamente pero gana un lugar en una escuela, en una compañía o hasta un contrato.

Hay una desigualdad brutal. Estas desigualdades las he puesto sobre la mesa en la Facultad de Danza de la UNAM, así como la importancia que desde las políticas del gobierno haya mediación de las becas del Fonca y en festivales se haga una programación de paridad. Acabo de ver un promocional de danza folklórica donde de 20 profesores, solo hay una mujer. Se sigue padeciendo un sesgo en los programas, en los festivales, en quienes ganan las becas, algo que además de estar invisibilizado, ni siquiera está concientizado”, puntualizó.

El también gestor cultural piensa que aún está vigente la creencia del genio dancístico coreográfico, pero habría que hacer un estudio para determinar cuántos directores son varones coreógrafos y cuántas coreógrafas directoras que hay logran un apoyo, un subsidio o entrar a un festival.

DERECHOS LGBTTI

Al referirse a los derechos para la comunidad a la que pertenece, asevera que en México sí hay avances y una de las pruebas es que él pudo casarse en el Registro Civil, no obstante, indica que sigue habiendo muchos vacíos y otro de los dilemas que hay desde los últimos 10 años es qué se busca.

Mencionó que a diferencia de las primeras marchas LGBTTI en la Ciudad de México, en las cuales había una pulsación política y demanda de derechos de igualdad entre los homosexuales y lesbianas —así era en inicio—, se han ido ganando cosas pero también se han perdido otras.

Alonso con su esposo, Ronilson Luan | Foto: Cortesía Alonso Alarcón

“La marcha ahora es más para ir a festejar, y está bien, pero las empresas se apoderan de ella. Es un desfile de marcas que ya nada tiene que ver con las demandas políticas de lo que hace falta en cuanto a los derechos de la comunidad. Algunos investigadores han cuestionado cuáles son las demandas y cuál el colectivo”. Apunta que hay una serie de necesidades tan diversa que de pronto ya no encuentran un cabida en esa protesta de la marcha.

“Los primeros colectivos se han ido desdibujando. Hay muchos más grupos que se disputan el poder por organizar esa marcha. Pesa más la algarabía, el llegar al desfile donde no hay ningún tipo de reflexión crítica ni tampoco un posicionamiento hacia las políticas públicas que están en cuanto hacia qué sí es posible y qué no dentro de los derechos LGBTTI”.

XV FESTIVAL DANZAEXTREMA

Aún en pandemia por Covid-19, Alonso Alarcón estrenó Reverso con la compañía Jóvenes Zapateadores. “Es momento de sacudirse el miedo y buscar alternativas para continuar el camino”, dice.

Además de seguir con su doctorado, anuncia que festejará los 21 años de su compañía Ángulo Alterno y retomará el Festival Internacional Danza Extrema, el cual fundó y dirigió durante 14 años, pero suspendió durante algún tiempo, molesto ante la apatía de las autoridades local y estatal.

Adelanta que presentará proyectos a financiamientos federales para poder concretar la décimo quinta edición, “sobre todo porque a pesar de la decepción que pueda sentir, siempre está el recordatorio de darle a la danza el lugar que merece.

Porque no importa si a los gobiernos locales y estatal no le interesa, nosotros seguiremos movilizando desde la danza al estado de Veracruz”, sentenció.

Desde su niñez, el investigador y coreógrafo veracruzano Alonso Alarcón Múgica recuerda haber vivido violencia de género por ser hombre y no contar con una masculinidad hegemónica. De adulto vino algo peor, fue agredido físicamente y permaneció 13 días inconsciente por una inflamación cerebral. A seis años de ese episodio, acepta que en México hay avances, pero falta mucho por hacer a favor de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transgénero, transexuales e intersexuales (LGBTTI).

El creador escénico, primer hombre en el país en realizar investigaciones y estudios formales de género enfocados en las masculinidades en coreografías dancísticas, considera importante que en la entidad sea un derecho el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, la adopción y la ayuda del Estado a padres solteros.

En entrevista, expuso la necesidad de entender que “los derechos no se consultan”, deben ser de todos, más allá de orientaciones sexuales. Y es que él está casado con el brasileño Ronilson Luan, pero su boda se llevó a cabo en la Ciudad de México.

En la charla, mencionó los prejuicios que enfrentan los bailarines varones, pero también, que gozan de algunos privilegios, los cuales ponen en desventaja a las mujeres. Ahondó en sus líneas de investigación y en su punto de vista sobre las marchas por los derechos LGBTTI.

“La marcha de la Ciudad de México es cada vez menos crítica y más un desfile de marcas que ya nada tiene que ver con las demandas políticas de lo que hace falta en cuanto a los derechos de la comunidad”, expresó.

SER UN NIÑO “DIFERENTE”

Originario del puerto de Veracruz, actualmente tiene 40 años de edad y cuenta con una trayectoria reconocida internacionalmente. Su arte lo ha llevado a distintos países, pero entre sus recuerdos infantiles siempre está presente el contacto con la naturaleza y con el ambiente característico del pueblo, pues al ser hijo de padres docentes, viajó con ellos al municipio de Úrsulo Galván, donde vivió hasta que sus papás recibieron sus plazas definitivas en la ciudad de Xalapa.

Alonso narra que fue en la capital del estado donde tuvo su primer acercamiento con la danza folklórica, cuando apenas cursaba la primaria. Si bien desde ese momento se sintió atraído por esta expresión artística, también manifestaba interés por las matemáticas. Era un buen estudiante, pero con dos hermanos mayores, era “el niño diferente”, el que bailaba… Después llegó la danza contemporánea.

En mi niñez, adolescencia y juventud viví acontecimientos violentos que en su momento no supe cómo acomodar en mi experiencia, porque tampoco creo que haya una formación desde la primaria, secundaria y preparatoria hacia esas violencias que vivimos contra nuestros cuerpos.

Rememora que fueron acontecimientos que se quedaron en anécdota y en preguntas y dilemas al interior, pero después cobraron fuerza, cuando fue golpeado por uno de sus colegas.

“El haber estado inmovilizado —por primera vez en toda mi vida— en un hospital, en una cama, desconectado, con medicamentos que básicamente me hacían estar en blanco mentalmente, me marcó y me hizo pensar que la violencia sucede y hay que hablar de ella, ponerla al frente. Por otra parte, me hizo consciente de cuántas omisiones cometemos cuando nos dedicamos al arte escénico, pues son cosas que ignoramos o a las que no le damos foco”.

Alonso Alarcón decidió hacer su maestría en Artes Escénicas y ahora es estudiante del doctorado en Historia del Arte en la Universidad Nacional Autónoma de México; en ambos posgrados se ha enfocado en la diversidad de masculinidades y la danza gay en México.

El estudioso del arte escénico ha indagado en cómo algunos coreógrafos varones reimaginan la masculinidad en sus obras, espacios donde se muestra que “la masculinidad no es única, se abre a muchas formas y colores, y que el gesto del cuerpo humano puede librarse de todos los prejuicios sociales, culturales, familiares y religiosos que hay en contra de los homosexuales”.

A partir de esto, afirma, encontró un camino para decantar toda la historia de su vida y empezar a trabajar con creadores como Lukas Avendaño y Miguel Mancillas, así como con obras de Rodrigo Angoitia.

Foto: Cortesía Alonso Alarcón

En el campo escénico, Alonso es el primer investigador varón del país que trabaja con las masculinidades en lo coreográfico; su indagación también se centra en la reconstrucción que atraviesa tanto la práctica de la coreografía como lo académico formal.

PREJUICIOS EN LA DANZA

Sobre los prejuicios que se viven en el área de la danza, de manera personal declara que todavía hay la creencia de que el varón que se dedica a ella es homosexual y, del otro lado, hay muchos bailarines heterosexuales que sufren esa discriminación.

Por otra parte, evidencia que cada vez, en las escuelas de danza hay un mayor número de varones matriculados, sin embargo, siguen siendo minoría, pero eso conlleva un problema de poder y privilegios, porque al ser pocos, puede ser que un bailarín profesional no sea tan bueno o tan potente técnicamente pero gana un lugar en una escuela, en una compañía o hasta un contrato.

Hay una desigualdad brutal. Estas desigualdades las he puesto sobre la mesa en la Facultad de Danza de la UNAM, así como la importancia que desde las políticas del gobierno haya mediación de las becas del Fonca y en festivales se haga una programación de paridad. Acabo de ver un promocional de danza folklórica donde de 20 profesores, solo hay una mujer. Se sigue padeciendo un sesgo en los programas, en los festivales, en quienes ganan las becas, algo que además de estar invisibilizado, ni siquiera está concientizado”, puntualizó.

El también gestor cultural piensa que aún está vigente la creencia del genio dancístico coreográfico, pero habría que hacer un estudio para determinar cuántos directores son varones coreógrafos y cuántas coreógrafas directoras que hay logran un apoyo, un subsidio o entrar a un festival.

DERECHOS LGBTTI

Al referirse a los derechos para la comunidad a la que pertenece, asevera que en México sí hay avances y una de las pruebas es que él pudo casarse en el Registro Civil, no obstante, indica que sigue habiendo muchos vacíos y otro de los dilemas que hay desde los últimos 10 años es qué se busca.

Mencionó que a diferencia de las primeras marchas LGBTTI en la Ciudad de México, en las cuales había una pulsación política y demanda de derechos de igualdad entre los homosexuales y lesbianas —así era en inicio—, se han ido ganando cosas pero también se han perdido otras.

Alonso con su esposo, Ronilson Luan | Foto: Cortesía Alonso Alarcón

“La marcha ahora es más para ir a festejar, y está bien, pero las empresas se apoderan de ella. Es un desfile de marcas que ya nada tiene que ver con las demandas políticas de lo que hace falta en cuanto a los derechos de la comunidad. Algunos investigadores han cuestionado cuáles son las demandas y cuál el colectivo”. Apunta que hay una serie de necesidades tan diversa que de pronto ya no encuentran un cabida en esa protesta de la marcha.

“Los primeros colectivos se han ido desdibujando. Hay muchos más grupos que se disputan el poder por organizar esa marcha. Pesa más la algarabía, el llegar al desfile donde no hay ningún tipo de reflexión crítica ni tampoco un posicionamiento hacia las políticas públicas que están en cuanto hacia qué sí es posible y qué no dentro de los derechos LGBTTI”.

XV FESTIVAL DANZAEXTREMA

Aún en pandemia por Covid-19, Alonso Alarcón estrenó Reverso con la compañía Jóvenes Zapateadores. “Es momento de sacudirse el miedo y buscar alternativas para continuar el camino”, dice.

Además de seguir con su doctorado, anuncia que festejará los 21 años de su compañía Ángulo Alterno y retomará el Festival Internacional Danza Extrema, el cual fundó y dirigió durante 14 años, pero suspendió durante algún tiempo, molesto ante la apatía de las autoridades local y estatal.

Adelanta que presentará proyectos a financiamientos federales para poder concretar la décimo quinta edición, “sobre todo porque a pesar de la decepción que pueda sentir, siempre está el recordatorio de darle a la danza el lugar que merece.

Porque no importa si a los gobiernos locales y estatal no le interesa, nosotros seguiremos movilizando desde la danza al estado de Veracruz”, sentenció.

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