Río Blanco, Ver.- El movimiento obrero es una lucha constante, diaria, afirmó César Silva Reyes, líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC). Dijo que los beneficios que se logró dar a la base trabajadora a raíz de la lucha de 1907, no solo se tienen que conservar, sino tratar de mejorarlos.
En entrevista recordó que antes no existían las herramientas legales que hoy se tienen, con la existencia de la Ley Federal del Trabajo, los contratos colectivos y prestaciones de las instituciones que se logró crear a través de las luchas obreras; la lucha de los obreros, a 117 años de distancia, es una lucha que ha valido la pena.
Parte de lo que se tiene que reconocer, abundó, son los incrementos salariales, aunque los mismos propician escaladas inflacionarias sin que autoridad alguna que las regule.
“El trabajador gana un peso más y Hacienda le quita 20 más, mientras siga habiendo esta disparidad que lesiona al trabajador, la lucha va a continuar de una forma u otra. El movimiento obrero es permanente es diario y estaremos manifestándolo”.
Orizaba de las zonas que participó en la huelga de 1992
Recordó que las fábricas textiles estallaron la huelga en junio del 1992, a nivel nacional, y a ella se sumaron las de la zona: Cocolapan y Cerritos, en Orizaba, la de Río Blanco, San Lorenzo, en Nogales y Civsa, en Ciudad Mendoza.
De ese año para acá, la única fábrica que existe en pie y todavía con posibilidades de inversión, aunque ya no en la industria textil, pero si ocupándolas para otros giros industriales, es la exfábrica de Río Blanco.
La de Camerino Z. Mendoza es una plaza comercial, la de San Lorenzo la derrumbaron; la de Cerritos es una central de abastos y, de la Cocolapan sólo está la barda. “La única fábrica que se conserva con posibilidad de inversión es la de Río Blanco”, remarcó.
Agregó que para rescatarla y reactivarla es necesaria la intervención del Gobierno Federal, el gobierno del Estado, empresarios, sindicatos y autoridades municipales para lograr atraer la inversión.
A raíz de los Tratados Internacionales de Libre Comercio que se firmaron durante el gobierno del presidente Carlos Salinas de Gortari, recordó, varias industrias cerraron en el país entre 1988 y 1990.
“El TLC y el GAT desplazaron a muchas empresas, entre ellas, la textil, la juguetera, la del calzado. Fueron muchas las que tronaron en todo el país porque nos invadieron productos asiáticos”, apuntó.
Sin embargo, señaló sí es posible que esa fábrica se reactive, pues cuenta con vías de comunicación, terrenos propicios, con la generación de corriente eléctrica. Quizá ya no en el ámbito textil, pero si incursionar en otras ramas empresariales, aprovechando los espacios con los que cuenta.
Lo que falta es que a los empresarios se les brinde seguridad para venir y establecerse. “Lamentablemente no somos ajenos a los estallidos de inseguridad y mientras los empresarios no tengan garantías, no habrá inversiones”, concluyó.
Nota publicada en El Sol de Orizaba