Narración: el ladrón de la combi

La madre no contiene las lágrimas al ver el video donde su hijo es golpeado tras un intento de robo en el transporte público

Miguel Valera | Diario de Xalapa

  · domingo 9 de agosto de 2020

Foto: Captura de pantalla

A doña Carmen le salieron las lágrimas cuando vio por redes sociales el video de la golpiza que le pegaron a su hijo cuando intentó asaltar a los pasajeros de una combi en la carretera México-Texcoco.

-Abue, abue, ya vio que el video del Jaime está en todos lados, le asustó uno de sus nietos cuando entró gritando por la puerta del patio en su casa del Ejido de Santa María Chimalhuacán.

Desde el viernes 31 había salido corriendo al hospital, con el alma hecha girones, con el primer suéter que se encontró en las manos, luego de que un amigo de Jaime le había llamado para decirle que no sólo estaba en el hospital, molido a golpes, sino custodiado por la policía, porque la golpiza se la habían dado mientras intentaba robar una combi.}

Cuando ese lunes vio el video, “viralizado” —como dicen los jóvenes— en redes sociales, a doña Carmen le llegó un sabor amargo a la boca, como de bilis. Ya se había pasado dos noches sin dormir y hoy, que intentaba disfrutar el “chamuco” que compró en la panadería de don Jacobo, con leche caliente y nescafé, que tanto le gustaba, se entera de que todo mundo festejaba la madriza a su cachorro. Las lágrimas le hicieron dos surcos en los ojos y dejó el pan mordido sobre la mesa.

II

—Ya mamá, tranquilícese, le dijo su hija Clementina. —Y tú chamaco, no andes de chismoso, vete a jugar con tus hermanos y no le traigas más preocupaciones a mi mamá. —Traka, traka, traka, ya los maté a todos, dijo el nieto a sus hermanos, con quienes había inventado un narcojuego con túneles, metrallas y ejecuciones en al amplio patio de esta colonia pobre del Estado de México.

—¿Qué hice mal, hija?, se preguntó en voz alta la afligida madre. Aquí está la virgencita de testigo. Siempre traté de enseñarles buenas cosas, los vestí de inditos, se los ofrecía a nuestra madre santísima.

—Sí mamá, contestó Clementina, pero ya sabes, es la necesidad. —Sí, sí, lo sé, por ese trabajo de Jaime hemos tenido algunas cosas, nos ha ido mejor, hemos podido salir adelante, pero siempre le hemos dicho que se cuide, que no se arriesgue, ese trabajo es muy peligroso, pero no se vale que si ya lo golpearon, ahora se ensañen con él en redes sociales, en estos videos, en memes y hasta en cumbias.

III

—Sí mamá, no se vale, conteniendo una sonrisa por tanta ocurrencia viralizada, celebrando la Suprema Combi de Justicia de la Nación, donde su hermano era golpeado. —Usted debe entender madre, añadió Clemen, pues la gente se enoja. ¿Qué hizo usted cuando el Chano entró a la casa aquel domingo de la fiesta de Josefina y se llevó la televisión nuevecita en donde tanto le gustaba ver la Rosa de Guadalupe y Como dice el dicho? —Ya ni me lo recuerdes. Casi mato al Chano para que me regresara mi TV.

—Pues es lo mismo, madre, la gente también pues se enoja un poco cuando le robas algo, cuando le amenazas con un cuchillo o una pistola, para quitarle algo que se ha ganado con tanto esfuerzo. —¡Ya, ya, cállate!, no sigas y hay que pedir a Dios porque el Jaime se mejore, ya ves que hasta estaban diciendo que se había muerto. Qué bueno que el que se murió fue el asaltante de la Colonia Renovación, en Ixtapalapa y no mi Jaime.