Xalapa, Ver.-Paul vivía en la colonia Los Pinos, de Chihuahua, a mil 698 kilómetros de Xalapa. Nació en Parral y estudió medicina en la Universidad Autónoma de Durango, porque desde niño encontró en el servicio a los demás su vocación, el sentido de su existencia. Además de la nieve, que disfrutaba durante el invierno, amaba profundamente a sus padres y a su hermana, quien padecía síndrome Down.
Con 28 años de edad, el joven galeno no tuvo miedo al virus SARS-CoV-2 que genera la enfermedad de la COVID-19.Cuidadoso, siguiendo todos los protocolos de bioseguridad, se enlistó en el frente de batalla, para estar en primera línea, porque sabía que se trataba de salvar vidas.
Cuentan los diarios locales que probablemente Paul se contagió el 15 de noviembre de 2020, mientras cuidaba a su hermana, internada en Pensiones Civiles del Estado. También pudo infectarse durante el tiempo que estuvo atendiendo a otros pacientes. No tuvo miedo, porque el amor puede más que el temor. Pensó en el viejo refrán de “médico cúrate a ti mismo”, se administró medicamentos y nebulizaciones.
El 26 de noviembre, cuando su cuadro de contagio se complicó, fue llevado al Hospital Morelos. Era una tarde fría, helada, del 26 de noviembre. Cuatro días después tuvo que ser ingresado a terapia intensiva, en donde pasó la navidad y el fin de año.
II
Con el despertar del 2021, Paul fue llevado a un espacio de recuperación, ya libre del virus, pero afectado en su movilidad y en sus pulmones. Estuvo ahí hasta el 15 de enero. Sus padres nunca se despegaron del hospital y él deseaba seguir con vida, para continuar luchando contra la enfermedad y salvando pacientes.
Del 15 de enero y hasta el 4 de febrero, Paul fue atendido en el Hospital Palmore, donde realizaba su servicio social. Era un joven muy querido y recibió la mejor de las atenciones. Su ánimo no decayó. Todos los días se mantuvo en pie de lucha. Jamás se imaginó que el aire polar del Frente Frío 35 terminaría con su vida.
Aunque sus padres instalaron en casa un sistema de energía alterna, con un convertidor de voltaje, desde los automóviles, para hacer funcionar el respirador eléctrico en caso de “apagones” cortos, que suelen ser comunes, este mecanismo no fue suficiente cuando el pasado lunes 15 de febrero un “apagón” cortó para siempre la vida de Paul.
III
Los padres de Paul, Nancy y Arturo, hicieron todo lo que pudieron para mantenerlo a salvo durante su recuperación. “Se hizo un convertidor de la energía, de la corriente directa a corriente alterna para hacer funcionar el convertidor y ya, se hizo la conexión, un técnico nos ayudó y comenzó a funcionar el concentrador”, contó Arturo.
La familia contaba también con un tanque de oxígeno para conectarlo directo cuando faltara la luz. Les duraba un día completo y suplía de forma temporal el respirador artificial eléctrico.
El 15 de febrero, cuando Paul sufrió un paro cardíaco, por las secuelas del COVID-19, la crisis vital se agravó por el “apagón”. Sin energía eléctrica para reanimación, sin internet, sin adrenalina, sin funcionar el 911, a las 09.45 de la mañana, la vida del médico se apagó para siempre.
“Llamamos al 911, no contestaban ni nos daban alguna respuesta y así continuamos insistiendo por media hora, y cuando por fin nos contestan, la operadora nos comienza a inundar con preguntas hasta que el doctor le explicó que era una urgencia real y no había tiempo de protocolos. La respuesta de la operadora fue que no había disponible ninguna ambulancia”, contó Nancy, su madre. Tampoco pudieron trasladarlo, porque el oxígeno no cabía en los autos compactos.
IV
Paul se fue. Sus padres lloraron, por la impotencia, porque no pudieron hacer más. En Facebook, Arturo agradeció las oraciones y el apoyo “en estos momentos muy difíciles”. “Ya mi hijo Paul está en la presencia de Dios, descansando en la gloria”. Ahí, también, puso la liga de I Will Survive —Sobreviviré—, el tema de Gloria Gaynor en inglés, que entre otras cosas dice “tenía miedo”, “estaba petrificado”, “me volví fuerte”, “sobreviviré”, “mientras sepa cómo amar, sé que estaré vivo”, “no caerme en pedazos”.
Luego de una semana, el Diario de Chihuahua contó la historia en una nota del reportero César Lozano. “Derrotó al Covid… pero no al apagón”, se leía en el impactante titular de la primera plana. Desde la Colonia Los Pinos, Nancy y Arturo leyeron el reporte con los ojos húmedos. Lloraron por ellos y por los miles que han muerto por esta pandemia de un virus que nació en China y que nos ha puesto de frente con la muerte. Se abrazaron, mientras el aire polar seguía azotando la vida de los mexicanos.