Xalapa,Ver.- El Covid-19 ha sacado también el ingenio de los mexicanos en varios momentos, y el fin de año no es la excepción.
En el centro de Xalapa una pareja disfrazada de viejitos, se observó con ropa desgastada y bastón en mano bailando y alegrando los últimos días del año en medio de todo lo complicado que ha sido en materia de salud para muchos.
“Qué raro tiene tres días que no huelo nada”, “Ya no alcancé vacuna”, “Ni el Covid pudo conmigo”, son las leyendas de los viejitos que se venden en la avenida México de la colonia Revolución, elaborados por familias xalapeñas que buscan que esta tradición no se pierda.
La costumbre, es que el “viejito” en alusión al año que termina, es quemado en cada uno de los hogares para dar la bienvenida al año que está por iniciar. Adán Mejía tiene 7 años consecutivos elaborando estos muñecos, por lo que ya se convirtió en una tradición familiar de fin de año.
Su negocio se ubica en la avenida México número 410 que, aseguró, ya se está convirtiendo en la “calle de los viejitos” pues, aunque ellos fueron los primeros cada vez más negocios elaboran y ofrecen este producto durante esta temporada. “No la queremos perder nunca, ojalá nunca se pierda, y acá estamos para servirles”, dijo.
Año con año, los cinco integrantes de su familia se preparan 15 días antes del fin de año para elaborarlos con viruta y periódico, así como ropa que ya nadie utiliza o que consiguen en tianguis o con amigos.
El costo de los viejitos es de 180 pesos y destacó que el precio es el mismo del año pasado, aunque si la gente “regatea” pueden darlos incluso más baratos. “Nosotros empezamos 15 días antes a elaborarlos por todo lo que lleva, pero en realidad todo el año se va consiguiendo ropa y demás accesorios, pero en sí 15 días antes empezamos. Lo que se hace primero es la cabeza, de ahí se rellena el cuerpo, pero ya teniendo la cabeza se pueden elaborar hasta 10 o 15 en un día, por eso lo primero que se hace es la cabeza que es todo de papel”, narró.
Al elaborarlos, cada integrante de la familia le imprime su toque e ingenio para elaborar el mejor viejito.
Este año las ventas han bajado cerca del 40 por ciento, lo que atribuye a la complicada situación económica que se vive en el estado y el país y no porque la tradición se esté perdiendo. Una decisión fue que este producto, se entregan sin cuetes, pues además en la ciudad está prohibido.
“Es por dinero que la gente no compra porque de 10 personas que pasan, nueve personas preguntan porque quieren llevarse uno, pero no siempre se puede por la situación económica que se está pasando y por eso no hay mucha venta, pero la tradición sigue”, abundó.
Don Germán Gutiérrez Azamar, quien vive con su esposa en la capital del estado, durante 30 años consecutivos se ha encargado de reunir aserrín, periódico, algodón, prendas de vestir y accesorios para crear su muñeco, el cual quema a las 12 de la noche del 31 de diciembre, tal y como lo dicta la tradición, con la finalidad de prenderle fuego al pasado.
El ritual, que en el estado cobra mayor relevancia en la región del Sotavento, esta vez tendrá una interrupción en casa de don Germán, pues sus dos hijos viven en otras entidades y no viajarán, ante el temor de enfermar y contagiar a sus padres.
“Como nada más estaremos Carmelita y yo, no tiene chisque que hagamos el ‘año viejo’. A lo mejor para el 2021 todo esté mejor y volvamos a festejar como nos gusta”, dice quien a sus 65 años se considera un defensor de la tradición de su natal Medellín, Colombia.
“Cuando llegué a vivir a Veracruz me emocionó mucho saber que también tienen esta celebración porque yo la relaciono con las fiestas en casa, con mis padres. La diferencia con Medellín es que allá pasea uno al muñeco por las principales calles y les coloca uno en las bolsas del pantalón las listas de lo que va uno a quemar y lo que quiere para el año nuevo”, dijo en entrevista.
En parecida situación a la de don Germán está Víctor Hugo Castro Mendiola, quien es comerciante en la colonia Campo de Tiro. Él suspenderá su festejo por cuestiones económicas. “Por la pandemia casi no ha habido venta y toca cuidar el dinero. No es que gaste mucho, porque mi ‘año viejo’ lo hago con cosas que tengo en la casa, pero a mi familia y a mí nos gusta meterle cohete, mínimo unos 300 o 400 pesos. La verdad no estamos para andar prendiéndole fuego al dinero”, expresó.
En el caso de Nohemí Cuevas Olivares, desde 2014 ideó con sus hijos vender los muñecos para fin de año y obtener unos recursos extras. Con pesar, declara que espera un repunte el día 31, porque sus hijos Yair Eduardo y Víctor Alfonso elaboraron 20 “viejitos” y hasta la tarde del día 30 solo habían vendido dos. “Por la necesidad, mis hijos empezaron a hacer los muñecos, porque lo que yo les puedo dar es poco. En otros años sí nos iba mejor, pero ahora no han salido. Los dábamos a 200 pesos y ahora los estamos dando en 150, sin cohete. Ojalá que ya una vez que la gente empiece a recibir sus quincenas, nos hagan el gasto”, mencionó.
La comerciante, quien tiene su negocio en la avenida México, invita a la población a darle continuidad a las tradiciones, al mismo tiempo que ayuda económicamente a familias como la de ella.
Con información de Maribel Sánchez
Con disfraces piden apoyo para el tratamiento de su mamá
Veracruz, Ver.- Aprovechando la tradición del “viejo” Jazmín y Francisco tratan de juntar el dinero suficiente para que su mamá Maribel pueda recibir un tratamiento ante el avanzado deterioro que presenta por la diabetes.
Vestidos con ropa de adulto, pelucas, lentes y zapatillas, ambos hermanos se colocaron en la carretera Soledad-Veracruz a la altura del tramo Santa Elena para pedir “la limosna para este pobre viejo” en medio de un divertido baile y juntar lo necesario para su madre.
Estiman que juntarán entre 600 a 800 pesos, aunque son pocos los automovilistas que se paran para regalarles unas monedas pero pese a su corta edad entienden que la gente no tiene mucho dinero.
“Estamos pidiendo dinero para que mi mamá pueda recibir el tratamiento porque está muy mal del azúcar y tiene malo sus riñones, aquí vamos a estar todo el día, a veces también nos ponemos a componer la carretera, otras veces chapeamos para que haya mejor visibilidad, tratamos de juntar lo necesario, no todos nos dan porque sabemos que muchos perdieron sus trabajos con el Covid y andan cortos de lana también”, comentaron los hermanitos de 17 y 14 años.
A un lado de la carretera, su tía los acompaña con una bocina para que los hermanitos bailen al ritmo de la música.
Más atrás, en otro punto de la carretera otro grupo de jóvenes también se organizaron para sacar “al viejo” y juntar lo que sea para comprar algo de comida para la cena de año nuevo.
“Pues un rato divertirnos y juntar lo que sea, todo será bienvenido y servirá para la cena de fin de año y algún engañito para los chamacos porque los reyes estarán muy pobres este año”, fue lo que comentó uno del grupo.
“El viejo” también quedó representado en piñata, aunque los comerciantes señalan que este año las ventas están muy bajas.
“El año pasado en estas fechas yo ya había vendido más de 10 piñatas del viejo pero viendo que el 24 de diciembre no salieron las piñatas de estrella solo hicimos dos viejos y solo ha salido uno, está muy floja la venta, la gente tiene para lo esencial comentó Valentín Vargas comerciante del mercado Hidalgo.
Anteriormente los jarochos solían crear un muñeco con características de un viejo que representaba el año que concluía y lo llenaban de cohetes sin embargo tras el incendio del mercado Hidalgo quedó prohibida la venta de pirotecnia y el viejo solo se redujo a ser una piñata o ser representado por un grupo de personas para recolectar dinero para un fin común.