Niños, afectados en su salud mental por el confinamiento

Cambio de rutinas y falta de contacto con amigos y familiares podría generar estrés y ansiedad en menores, advierten

Karla Cancino | Diario de Xalapa

  · jueves 28 de mayo de 2020

El cambio de rutina podría estar afectando a los menores | Foto: Eduardo Murillo

El confinamiento, el cambio de rutinas y la falta de contacto con sus amigos y familiares podría estar generando problemas psicológicos como el estrés y la ansiedad en los niños y jóvenes, advirtió Francisco Javier Rosas Santiago, integrante del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la Universidad Veracruzana (UV). Indicó que al igual que sucede con los adultos, las modificaciones que se han tenido en la vida diaria a raíz de la emergencia de Covid-19 pudieran estar afectando la salud mental de los menores, por lo que recomendó a los padres estén muy atentos del comportamiento de sus hijos con el fin de detectar cambios.

El especialista de la Universidad Veracruzana señaló que conductas como estrés y la ansiedad podrían sumarse a otro tipo de problemas que los menores pudieran haber padecido antes de la cuarentena por Covid-19, convirtiéndose en el detonante de trastornos mucho más graves como la depresión y hasta el suicidio. “En este tipo de fenómenos como la depresión o el suicidio hay muchos factores biológicos, sociales, genéticos y hasta ambientales involucrados. Por eso casos como el del confinamiento pueden dispararlos y “la cereza del pastel” para terminar de concretar una ideación suicida”, advirtió.

Cuestionado de manera específica sobre el caso del suicidio del menor de 9 años que se registró en días pasados en el estado de Puebla, quien se quitó la vida “al parecer cansado y estresado por la tarea escolar que le dejó su maestro en las clases virtuales”, Rosas Santiago explicó que de manera general no se puede afirmar que a causa del confinamiento las personas lleguen a momentos o situaciones de vivencias psicológicas tan extremas como el suicidio, ya que normalmente hay una historia previa. “No es algo que se provoque de un día para otro”, refirió. No obstante, insistió en la necesidad de vigilar la salud mental de los menores y una serie de señales de alerta que los padres pueden identificar en niños y adolescentes, con el fin de determinar si están reflejando un problema para el que necesiten ayuda.

LOS PUNTOS CLAVES

El investigador adscrito al Instituto de Investigaciones Psicológicas señaló que los cambios de conducta en los menores son clave para saber qué es lo que están sintiendo. Así, un niño o niña que estalla en ira repentinamente, que se aisla de los demás, que evita las conversaciones o que está extremadamente apartado o callado podría estar “avisando algo”. “Éste es un signo que merece atención y que podría requerir de ayuda psicológica o psiquiátrica”, dijo.

Precisó que los hábitos de comida y de sueño también pueden aportar información valiosa sobre nuestros hijos o hijas. Por ello recomendó a los padres y cuidadores prestar atención a menores que estén menos apetentes, que estén comiendo en mayores cantidades o con una velocidad mayor, ya que “eso es algo importante”. También es necesario que diariamente se les pregunte a los niños cómo durmieron y si sienten que descansaron lo suficiente durante la noche, ya que las alteraciones emocionales podrían estar afectando sus hábitos nocturnos. Otra cosa que se debe vigilar, dijo el especialista, es cómo usan niños y adolescentes las redes sociales. Y es que, precisó, se conoce que hay canales de Youtube, grupos de Facebook o comunidades cibernéticas en donde se puede instar a ciertos comportamientos que alejan a los sujetos de la salud mental y del bienestar, siendo los niños los más vulnerables a éstos.

Por último, el investigador universitario reiteró que la comunicación es la mayor clave para que papás, mamás y cuidadores puedan advertir si un niño o niña necesita ayuda psicológica por estar pasando un momento complicado.

“Hay que reflexionar sobre la calidad de la comunicación que se tiene con ellos y que los responsables de las familias hagan todo lo posible por generar un ambiente de confianza con el fin de que niños y adolescentes sientan que tienen la facilidad de hablar de lo que están sintiendo sin minimizar sus expresiones, miedos o temores”, precisó. Finalmente expresó que la expresión de las emociones es un excelente mediador del estrés y del malestar psicológico, es decir, “permitir que los niños hablen de lo que sienten en un ambiente en el que se sientan respetados”.