Xalapa, Ver.-Es común decir que el artista se alimenta del aplauso y sí, es real, afirma el actor Lorenzo Portillo, pero también es cierta la necesidad de comer. Por eso, asegura que la pandemia por Covid-19 fue un doble golpe: cerrar el teatro El Rincón de los Títeres, del cual es director fundador junto con David Aarón Estrada, y pensar cómo solventar los gastos personales y del espacio.
A pocos días de fenecer 2020, el titiritero radicado en Xalapa recuerda el 17 marzo, cuando no hubo más opción que cerrar las instalaciones e iniciar un proceso que compara con un carrusel, por las interminables subidas y bajadas.
A pesar de todo, declara estar seguro de varios puntos: en la compañía Merequetengue, Artes Vivas la resiliencia se fortaleció más, los integrantes hallaron la manera de mantener comunicación con el público y ahora hay una mayor comprensión del valor del equipo.
Asegura hay algo mucho más importante, la enseñanza y el afecto recibido del público, pues además de haber sido recibidos con el programa “La Covacha”, transmitido por Facebook, recibieron muestras de cariño que, expresa, quedarán guardadas por siempre.
“Llegaban al teatro o nos mandaban comida. Eso nos partió el alma porque fue comprobar que no estamos solos. Nosotros, los que trabajamos con las emociones, estábamos allí, vulnerables ante una emergencia sanitaria pero cobijados por muchísima gente”, compartió en entrevista en la denominada “nueva normalidad”, a solo una semana de haber iniciado actividades presenciales.
El Rincón de los Títeres, ubicado en Juárez esquina con Ávila Camacho, ha abierto las puertas con excelente respuesta de los espectadores, situación que mantiene emocionado a todo el equipo. No obstante, dice el maestro Portillo, los “jaloncitos emotivos” siguen.
“A diferencia de otros teatros o foros artísticos, nosotros trabajamos con niños y tenerlos con cubrebocas durante una hora es difícil. Además, el reglamento indica que solo entren cuatro miembros por familia, cuando al Rincón normalmente llegan los papás, los hijos y los abuelitos”. Manifestó cierto pesar porque su prioridad es consolidar al Rincón como un lugar de encuentro.
Por otra parte, explicó que han podido reabrir por haber ganado un premio federal para reactivación de espacios, y aunque no han recibido el recurso, saben que llegará. Mientras tanto, recurren a sus ahorros, pero hay complejidades. En principio porque del aforo de 120 personas solo pueden dar espacio a 30 espectadores. “Definitivamente sin premio de por medio no habríamos podido reabrir, pero lo pudimos hacer y ahora tenemos nuevas ideas y planes”, dice entusiasmado.
Nuevos Planes
Y es que declara que el confinamiento de los niños no empezó en marzo de este año sino desde mucho tiempo atrás, “porque hay pocos espacios para ellos”. Cuestiona que si eso sucede en la ciudad, cómo están en los pueblitos o las rancherías. Teniendo en cuenta esta reflexión, adelanta que para 2021 la misión de Merequetengue, Artes Vivas, con el decidido apoyo de Denise Valencia y todo el equipo de trabajo, será conservar la actividad presencial con los protocolos pero también las virtuales.
Buscarán, en la medida de las posibilidades y la evolución de la pandemia, incrementar el número de visitas a pequeñas poblaciones para llevar el arte a más niños. “Algo que compartimos con el grupo es que la mayor satisfacción que tenemos al dedicarnos al público familiar es que provocamos lugares de encuentro. Ahora, aunque los papás trabajen en casa, vemos cada vez más procesos individuales, niños solos, niños educados por la ‘tablet’, el celular o el internet. Propiciar lugares de encuentro como el teatro nos da mucha alegría y en esa línea continuaremos”.
Lorenzo Portillo se dijo agradecido con su grupo de compañeros, “quienes desde sus posibilidades se la han fletado.
Además estamos acompañados de muchos foros en el camino, que nos fortalecen al sabernos en el mismo sendero, creando redes con los empresarios, con la sociedad civil y con quien se pueda, porque el sector cultural se ha visto muy vulnerable en esta circunstancia”. Enfatizó que siempre es momento de hacer comunidad, pero ahora, con la pandemia, es tiempo de trabajar en ello con mayor ahínco.