Ante el aumento de consumo de drogas en mujeres cada vez más jóvenes y el incremento de embarazos adolescentes, la doctora Irma Coronado Zarco manifiesta la necesidad de ampliar la información de los efectos que este consumo tiene en los fetos.
De acuerdo con las tendencias de las encuestas nacionales de adicciones señala que el consumo de sustancias ilegales tanto en hombres como en mujeres se ha mantenido estable, pero en drogas y alcohol ha crecido más en mujeres adolescentes.
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“Esto implica cercanía a la etapa reproductiva y no hay que olvidar que el embarazo en estas edades es un fenómeno frecuente en México; si a esto se agrega el contexto de consumo de drogas ilegales, el problema se acrecienta”, puntualizó en ponencia virtual.
¿Qué porcentaje de hombres y mujeres se atienden las adicciones?
La información cobra relevancia no solo nacional; el Sistema de Información Epidemiológica del Consumo de Drogas de Centros de Integración Juvenil registra que en Veracruz, en 2019, las mujeres desde los 12 años han sido mayormente expuestas a un programa de prevención de drogas.
En la última actualización de 2019 apunta que en los programas de prevención las mujeres alcanzan un porcentaje de 57.8 por ciento y los hombres un 50.6 por ciento.
En cuanto a embarazos, la Secretaría de Salud de Veracruz informa que en 2021 atendió a 15 mil adolescentes y niñas embarazadas y, en el mismo año, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía reporta 6 mil 778 mujeres de entre 10 y 17 años que dieron a luz.
Al desglosar la información expone que se trata de 369 niñas de 10 a 14 años; 989 adolescentes de 15 años; 2 mil 088 de 16 años, y 3 mil 332 de 17 años.
¿Más grave el daño a fetos de lo previsto?
En la ponencia “Usar opioides en fetos”, la subdirectora de Neonatología del Instituto Nacional de Perinatología llama a no minimizar el impacto específico de los opioides en los fetos, pues aunque no hay evidencias razonables en embarazadas, sí las hay en animales y llevan a reconocer que los daños pueden ser más graves de lo que se ha dicho hasta ahora.
Explica que algunas de las posibles consecuencias son la restricción del crecimiento intrauterino y desprendimiento de placenta. Además, está relacionado con prematuridad.
La prematuridad propicia complicaciones como la inmadurez pulmonar, daño neurológico, parálisis cerebral, entre otras que también comprometen la salud de la madre, detalla.
En casos extremos, menciona que se puede dar la muerte en el útero y la muerte materna, por lo cual es necesario informar a la población y exhortar al sector salud a estar lo más actualizado posible.
Los opioides, puntualiza, implican un daño potencial al feto y no solo puede ser por el consumo ilegal, también mediante una prescripción médica o como parte de una terapia de sustitución.
Ante consumo de heroína y fentanilo, o ciertos medicamentos prescritos por alguna enfermedad -oximorfoma, tramadol, morfina, entre otros-, señala que lo mejor es evitar la desintoxicación.
“No podemos hacernos de la vista gorda, hay que aceptar que existe la dependencia y ver cómo manejarla; en pacientes que son dependientes de un opioide durante la gestación están como opciones el uso de la metadona y bupremorfina”, indica.
Advierte que la fisiología de la mujer embarazada varía, entonces es necesario que el médico trabaje cada vez con mayor cuidado para aprender a regular el medicamento y evitar consecuencias.
¿Opioides provocarían cerebros más pequeños?
Enfatiza que en general, el consumo de drogas y la exposición que tiene el feto a ellas puede estar vinculado a cerebros más pequeños, corteza más delgada, habilidades cognitivas disminuidas, trastornos conductuales, déficit de atención y trastornos psiquiátricos.
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“A partir de la octava semana de gestación comienza un periodo de programación de la vida, es decir, no sólo se están desarrollando el cuerpo y los órganos del feto, sino que las condiciones de la madre y factores externos como los contaminantes vertidos en el ambiente van a determinar el futuro de ese ser humano”.
Al respecto dice que la condición social de la mamá, su nutrición, su educación, la condición de la familia, y otros factores en embarazo y al nacimiento, tienen impacto en el feto.
“A pesar de que se piensa generalmente que la placenta es un nicho que protege y aísla, hoy se sabe que la placenta es una estructura que permite al feto interactuar con el ambiente materno y externo”.
Añade que derivado de una gran cantidad de sustancias que se han vertido al ambiente, el feto está expuesto a gran cantidad de elementos a los que antes no.
En términos de salud apuntó que la diabetes y el cáncer no se están gestando en edad adulta sino desde antes de la concepción de los bebés.
