Veracruz, Ver.- La amputación de una pierna lo obligó a hacer una pausa en sus planes pero asegura sentirse contento por haber tomado la decisión antes de seguir sufriendo terribles dolores por un tumor en la rodilla izquierda.
La historia de Óscar
Óscar Sosa Flores es un joven de 26 años que desde abril del 2020 vive sin una extremidad y a comparación de otras personas que maldicen su vida por situaciones de esta naturaleza, él se da ánimos para continuar y disfrutar del tiempo en este espacio terrenal.
Mientras estudiaba la universidad, relata que fueron unos fuertes dolores en la pierna lo que lo alertó para que visitara al médico, sin imaginar que desde ese momento su vida estaba a punto de cambiar.
“Cuando jugaba futbol me dolía mucho la pierna izquierda, eran dolores fuertes, pero con inyecciones se me aliviaba, fui con quiroprácticos, pero llegó un momento en que el dolor era insoportable, ya no podía ni caminar, así que acudí al seguro social ahí me mandaron a hacer una radiografía y me detectaron que era un tumor, me hicieron la biopsia tiempo después y resultó que era benigno, pero de todos modos tenían que operar”, explica.
Aunque el resultado de la biopsia era bueno, se tenía que hacer una operación la cual se realizó en la Ciudad de México y al parecer todo salió bien.
Los problemas vinieron 18 meses después de la operación cuando empezó a sufrir de alergias en la pierna operada donde se le colocó una prótesis interna para permitir la movilidad de la extremidad.
Con la hinchazón y las erupciones en la pierna operada también regresó el dolor que lo llevó a regresar con el médico.
“Regresamos a consultas con médicos para revisar que era, tenía como ronchas en la pierna operada y otra vez dolores, me dijeron que mi cuerpo había rechazado la prótesis y así me trajeron por casi un año hasta que a finales del 2019 es que decido que me cortaran la pierna, no podía caminar, no podía asentar el pie era puro estar acostado sufriendo del dolor”, dice.
La amputación se realizó el 21 de abril del 2020 y aunque fue difícil aceptar que el resto de su vida la viviría sin una pierna, ya no sentir dolor lo alegró más.
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“Créeme que cuando salí de la operación y vi que ya me la habían amputado, me quede pensando, si me sentí extraño, pero era tanto el dolor que tenía que descansar, al fin me sentí mejor”, puntualiza.
Comenta que aunque hay personas que le han mostrado su admiración y respeto porque a pesar de haber perdido la pierna, no se “agüita” y trata de vivir feliz.
“Si es duro perder la pierna, conozco muchas personas que se sienten muy mal por eso, se agüitan como dicen, hasta llegan a maldecir que por que les paso eso, yo no, yo me siento afortunado porque aun estoy vivo, tengo oportunidades, tengo a mi mamá, mis amigos, la vida no ha cambiado tanto”, afirma.
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Sus estudios de Ingeniería Industrial en el Tecnológico de Huatusco se quedaron truncos y aunque no está seguro de retomarlos mientras tanto realiza distintas actividades para ganarse la vida.
“La vida ha sido normal, he trabajado en carpintería, tapicería, trabajo de manera remota en una empresa de alarmas de Tijuana, cubrir descansos, vacaciones y apoyo a un comerciante, la escuela no se si la retome porque ya estaba avanzado y tendría que empezar desde cero, aún no lo decido, mira la vida sigue, aun hay tiempo y mi consejo es que por una situación así piensen que la vida se acabó, hay que seguir”, destaca.
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