LAS VIGAS, Ver.– El incendio forestal registrado del 11 al 15 de marzo de este año en la reserva ecológica San Juan del Monte no sólo acabó con más de 800 hectáreas de bosque, sino que además alteró el clima y agudizó la escasez de agua en las comunidades Hojas Anchas y San Juan del Monte, del municipio de Las Vigas, sostuvieron vecinos. También dijeron que la tala clandestina no ha cesado.
Durante un recorrido en la zona devastada por el fuego aún se puede ver una infinidad de árboles quemados, algunos más talados y otros que se resisten a morir, pues a pesar de tener sus troncos carbonizados, entre sus ramas han brotado renuevos.
El olor a madera quemada aún se percibe en algunos lugares y se combina con el olor a pino que proviene de árboles que no fueron alcanzados por el siniestro. La vida silvestre en ese lugar no puede apreciarse a simple vista.
Para María Eduvina Avilés Hernández, vecina de San Juan del Monte, después del incendio nada volvió a ser lo mismo en su poblado. "Ahora se siente más calor y sufrimos más por la falta de agua, a pesar de que tenemos una fábrica de agua muy cerca, en el bosque".
Eduvina también vivió en 1998 el incendio que acabó con aproximadamente 2 mil 500 hectáreas del Cofre de Perote y sostuvo que desde ese entonces difícilmente se ha logrado recuperar la masa vegetal de esa zona.
Se ha hecho mucho por tratar de reforestar el Cofre y ahora la reserva (de San Juan del Monte). De parte de escuelas han ido muchos niños para plantar árboles, además de que los ejidatarios han hecho lo suyo y las autoridades también, pero no se avanza demasiado, pues también se sufre de la tala clandestina
Urge evitar la deforestación
Laura Jazmín Martínez, del poblado Hojas Anchas, sostuvo que además de la falta de agua se perdieron muchas especies de animales a causa del incendio forestal de la reserva ecológica San Juan del Monte.
Reconoció las labores realizadas por voluntarios, ejidatarios y autoridades para tratar de recuperar la superficie forestal perdida, sin embargo, advirtió que la deforestación es una práctica ilegal que se lleva a cabo y que urge ser evitada para permitir la regeneración del bosque.
De qué sirve que planten arboles a cada rato si por otro lado se los llevan; urge qué la deforestación sea evitada", citó. Recordó que durante el siniestro la contaminación en San Juan del monte y en hojas anchas fue constante a causa del humo y la ceniza; "hubo muchos niños que se enfermaron de los ojos y de las vías respiratorias; nada pasó a mayores, además de que tuvimos que dejar nuestras casas porque había el riesgo de que los llamas nos alcanzarán
Se perdió fábrica de agua
A sus 95 años de edad, Adalberto Martínez vive del campo. Él es vecino de San Juan del Monte y y calificó como muy triste y deprimente el incendio que acabó con una gran parte de la reserva ecológica, además de una "importante fábrica de agua".
Ese día (11 de marzo) vi mucho humo que salía del bosque y luego luego me di cuenta de que se trataba de un incendio. Como pude le avisé a los ejidatarios para que se organizaran y dieran parte a las autoridades, pero a pesar de todo lo que se hizo se perdieron muchos árboles
Precisó que el daño que sufrió la superficie forestal es delicada, pues se trata de "unos pulmones naturales que nos daban aire puro, además de que sus árboles son necesarios para la captación de agua, que ahora nos falta".
Al igual que María Eduvina, sostuvo que las afectaciones del incendio del Cofre de Perote y de la reserva ecológica tardaron muchos años para recuperarse. "El bosque se puede reproducir sólo, de forma natural, pero no faltan aquellos que se llevan los árboles, sin tomar el cuenta el daños que ocasionan", citó.
Panorama desolador
A nueve meses del siniestro de la reserva ecológica, la zona incendiada se ve desolada en su mayoría. Sus veredas, aquellas que en su momento lucían un verde intenso por su vegetación, ahora se encuentran con troncos quemados, algunos de ellos ya talados para ser utilizados como combustible o procesados en aserraderos.
En las orillas de la zona afectada se encuentran algunos pinos que sobrevivieron al fuego y que han empezado a retoñar. El 11 de julio, en el marco del Día del Árbol, las autoridades ambientales, del estado y de la Federación, iniciaron los trabajos de recuperación del suelo con la siembra de plantas y el retiro de los pinos calcinados.
El siniestro afectó 815 hectáreas, lo que representa un 75 por ciento de la superficie de la reserva ecológica, según la gerencia estatal de la Conafor. Durante la contingencia, diversas corporaciones, instituciones y voluntarios se unieron para combatir las llamas. A las acciones de unieron elementos de la Marina y de la Policía Federal con dos helicópteros.
Por medio de las actividades de aprovechamiento y restauración, las autoridades esperan a que al menos durante los siguientes 10 años comiencen a verse los resultados.