El aumento en los costos de los servicios como luz y agua provoca una disminución en la calidad de vida de los habitantes.
Felicitas Roldán Rojas, de una tienda de manualidades en la calle de Allende, comentó que el pago por el servicio de luz sí aumentó en comparación al año pasado un 30%, que son 60 pesos desde enero.
Pese a ello indicó que ella no le puede subir a los objetos que vende: “En realidad yo no aumento el precio porque hay poca venta, como no son cosas de primera necesidad, pues si les aumento ya no se vende”, dijo.
Ana María Velasco cuenta con una tienda de productos orgánicos en el centro de Xalapa llamada Xocoyo; expresó que el servicio del agua sí ha aumentado en los últimos dos meses, entre 20 a 30%.
“Nos afecta a todos, porque el costo es más, pero tendría que ver si es que gasté más, si hay más sequía y hay que ocupar más el agua”, resaltó.
Fermín Cabo Leyva, académico de la Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana, explicó que se dividen en grupos las personas con más ingresos, así que están los muy pobres hasta las personas muy ricas.
“Con datos del INEGI de 2016, podemos ver que los más ricos concentran el 36% del ingreso, los no tan ricos el 15%, entonces hay dos grupos que concentran más del 50% de los ingresos”, destacó.
El académico expresó que a estos dos grupos que concentran el 50% de los ingresos no les afecta el aumento de la luz y el agua porque gastan menos en eso, pero a los grupos muy pobres, pobres y clase media que tienen pocos ingresos y gastan más en vivienda sí afecta.
Señaló que de 2008 a 2014 los ingresos en la población van a la baja, pero estos ingresos provienen principalmente derivados del trabajo (salario), el segundo ingreso más importante de la población son transferencias, que son apoyos de programas gubernamentales, becas y remesas.
“Si nosotros partimos que los que reciben estos programas y becas son los que menos ganan, entonces estaríamos diciendo que de los grupos que menos ganan hay ciertos grupos que dependen de transferencias”, así que los principales afectados son los que reciben sus ingresos del trabajo.
Cabo Leyva mencionó que el salario permanece constante, sin subir significativamente, pero los programas gubernamentales han incrementado en cuanto a la cuantía y a la población a la que llega durante este año, así que a esta población no afectará tanto el aumento a los servicios.
Sin embargo, al grupo de población que percibe su ingreso de salario y éste no aumenta pero los servicios suben su costo, se verán más afectados, principalmente en la calidad de vida, porque no puede prescindir de la luz y el agua.
“Hay un rubro de gastos del INEGI que es vivienda y combustible, incluye lo que se gasta en vivienda y combustible, que tiene que ver con servicios básicos de la vivienda, y ese gasto ha ido bajando de 2008 que estaba en 10% a 2016 bajó a 9.5% eso quiere decir que las familias dejamos de gastar en ese rubro”, abundó.
Fermín Cabo indicó que este aumento provocará que las personas dejen de gastar en otros rubros como en actividades recreativas, vestido, esparcimiento, lo cual refleja la calidad de vida que se verá disminuida.
“Ese grupo de población que no es en extremo pobre, pero que no gana mucho es la que estaría afectando su patrón de consumo, porque tendrá que renunciar a otro tipo de gastos. El punto es que va a tener que dejar de gastar en ciertas cosas para mantener la luz, el agua”, detalló.
Los gastos más importantes según el INEGI es educación, alimentos fuera del hogar, carnes, el décimo gasto electricidad y combustible, que son los más básicos; después se encuentra la leche, vestido, esparcimiento.
Alfredo Carmona, de Tapicería Shadai en la calle de Allende, aseguró que el servicio de luz y agua sí ha aumentado, principalmente la luz que ahora paga 100 pesos más que el año pasado, sin embargo no puede aumentar el costo de sus productos.
El académico de la UV señaló que la población que tiene un comercio y de ahí recibe sus ingresos en caso de gastar más en los servicios reduce sus utilidades y eso implica que ganará menos como jefe o pagará menos a sus trabajadores.
“Con el tiempo van a modificar su consumo de 10 a 9.5 en ocho años, o no lo afecta pero afecta transporte, educación, esparcimiento, cuidado personales, y otros niveles de gasto, lo que significa que puede disminuir su calidad de vida”, concluyó.