Coatzacoalcos, Ver.- En una hamaca azul amarrada entre las columnas de una palapa reposa Francisco Cayetano Flores. De vez en cuando el hombre se levanta para observar el horizonte en busca de algún turista perdido, pero ante la soledad regresa a mecerse. Desde hace varios días no llega nadie a solicitar sus servicios de guía de turistas en la comunidad de Barrillas, en el municipio de Coatzacoalcos, pero su ánimo no decae. "Así han estado estos días, pero seguimos en espera de que al menos caiga algún 'perdido', como le decimos nosotros a los turistas que llegan entre semana solos o en parejas, para que salga el día", explica.
Sin embargo, desde hace un año son menos los “perdidos” que llegan al paraíso en el que vive Francisco, ya que la fama de inseguridad que rodea desde hace varios meses a Coatzacoalcos le ha pegado duro a esta zona. Recuerda que poco a poco la afluencia de turistas ha ido disminuyendo; primero llegaban cientos, luego decenas y ahora hay días en los que nadie acude a comer mariscos en los restaurantes, recorrer manglares en las lanchas o asolearse en la playa.
"En diciembre llegó gente en los días con buen tiempo y los fines de semana llegan pocos pero llegan. El problema es el resto de los días y el resto de los meses que no son turísticos porque esto está completamente solo. Nada más nos vemos las caras con los meseros de los restaurantes y así se pasa el día", lamenta.
Ubicado a escasos 18 kilómetros del centro de Coatzacoalcos, la comunidad de Las Barrillas ofrece a los visitantes actividades ecoturísticas, de aventura, así como las opciones de playa y laguna. Y aunque hasta el momento este lugar se ha mantenido a salvo de la delincuencia que golpea la zona sur de Veracruz, la mala fama de Coatzacoalcos provoca que sólo lleguen lugareños a visitar este espacio.
Cayetano Flores cuenta que desde hace más de 25 años se dedica a los recorridos turísticos por la zona de manglares, la laguna Ostión y la playa Barrillas, sin embargo, ahora se vive la peor crisis que recuerda, ya que cada vez es menos la gente que llega y la que lo hace "regatea" el precio. "En verano sí entró un poco de raza gracias a Dios pero el resto de los meses por toda la delincuencia que hay llega menos. Ya no es como antes", dice.
Con el sol de mediodía encima y a unos metros de su lancha, el guía lamenta la situación que vive su comunidad ya que muchas familias viven de la actividad turística. Añadió que en su caso los recorridos tienen un costo de 550 pesos con capacidad para diez personas, sin embargo, la ganancia que tiene él no es mucha pues el combustible y las refacciones de la lancha son cada vez más caros. "Todo nos sube a nosotros: la gasolina, el aceite, las refacciones y sin poder subir el costo porque la gente se queja o no lo paga. Aquí la gente que llega es de bajos recursos, no crean que vienen turistas con dinero; todos regatean", expuso.
Indica que aunque lo ideal es que haya promoción turística para ubicar a Las Barrillas como un punto turístico de Coatzacoalcos los prestadores de servicios reconocen que mientras la seguridad no mejore no se podrá pensar en desarrollo turístico.
RESTAURANTEROS RESISTEN
Hace seis años, Gerardo Aguirre Palacios comenzó a trabajar como mesero en el restaurante "El Puente" de la localidad de Las Barrillas y desde entonces a la fecha ha sido testigo de una disminución significativa en el número de comensales que acuden a este negocio. El joven asegura que la caída más importante se registró del año pasado a la fecha con más del 50% de la afluencia. "En años anteriores la gente llegaba entre semana pero ahorita ya ha disminuido las visitas a la playa de Barrillas. Calculo que en más de un 50%, yo tengo años aquí y te puedo decir que en años anteriores en estos meses se llenaba desde temprano y ahorita sólo los domingos y eso algunos porque hay otros que ni gente llega", lamentó.
El trabajador explica que la nueva situación ha obligado a los negocios a ser más flexibles con los pocos clientes que van llegando a este lugar. De esta forma, explica, se les permite traer sus propias bebidas o consumir alimentos ajenos al local siempre y cuando realicen algún consumo. "La gente también viene con recursos limitados y pues hay que entender eso y que cuidar a los clientes que nos lleguen", apunta.
Aguirre Palacios dio a conocer que aunque los negocios que se dedican al sector turístico no han cerrado, sí se ha registrado recorte de personal además de que cada vez es menor la cantidad de mariscos y pescados que compran a los pescadores locales, ya que en varias ocasiones terminaban perdiendo el producto por la falta de ventas. "La venta es menos, se compra menos y nosotros que vivimos de las propinas le sufrimos mucho", lamentó.