Acajete, Ver.- El buen trato, el carisma y el amor, son los principales ingredientes para preparar alimentos con un excelente sazón que permita cautivar incluso a los comensales más exigentes, sostuvo Petra Hernández, dueña de una fonda en este lugar.
Desde hace 33 años se ha dedicado al comercio para fortalecer la economía de su hogar. Su esposo falleció el año pasado y desde entonces ha tenido que salir adelante con el apoyo de sus cinco hijos, ya todos mayores de edad y algunos de ellos casados.
De manera inicial Petra vendía tamales, elotes y cacalas preparadas. Siempre le ha gustado trabajar en busca de ingresos que le permitan sacar adelante a su familia. Su esposo trabajaba “de lo que fuera” con tal de llevar "algunos centavos" al hogar. Ella contribuía con sus ventas y a la fecha sigue con sus labores ya sin su pareja.
Las ventas han sido escasas siempre, pero de poco en poco son suficientes para los gastos del hogar, señala. La venta de comida siempre le ha mantenido clientes seguros y para conservarlos aplica su receta especial, que consiste en hacer todo con mucho cariño para enamorar a los comensales.
Además, es necesario darles un trato amable a los clientes, pues de nada sirve tener un buen sazón si se ahuyenta a la clientela “con el mal genio o la mala cara”, asegura.
Petra todos los días se levanta con un panorama claro de lo que hará en la cocina, desde una sopa de pasta con pollo hasta bisteces encebollados, que son de los más demandados por los consumidores.
Durante casi toda su vida de comerciante tuvo su puesto de comida y elotes en su domicilio. Más tarde, con la creación del mercadito municipal, consiguió un local que le permite tener un espacio más cómodo para ella y sus clientes.
Se dice agradecida por la ayuda que le dan sus hijos al reconocer que ellos son un pilar fundamental para continuar con sus actividades siempre contenta y con ganas de salir adelante.