A pesar de la magnitud que tuvo el sismo de ayer, la alta profundidad a la que ocurrió evitó que la entidad sufriera daños graves debido a este evento asegura Francisco Córdoba Montiel, responsable del Observatorio Sismológico y Vulcanológico de Veracruz de la Universidad Veracruzana quien destaca que el sismo de 5.7 grados de magnitud ocurriera a 113 kilómetros de la superficie fue sumamente positivo para la población.
Explica que, al tratarse de un evento profundo, la distancia a la superficie ayuda a que las ondas sísmicas que se desplazan dentro del planeta y a través de la corteza sufran un efecto de atenuación, es decir, que disminuyan su intensidad.
“Entonces hay que tomar en cuenta que, aunque el epicentro se localiza en el estado, la profundidad en este caso ayuda a que los daños sean menores. Entre menos profundo sean los eventos, potencialmente los daños son mayores”, detalla. En ese sentido, puso como ejemplo el sismo ocurrido el pasado 4 de agosto de 2021 frente a las costas de la ciudad de Veracruz. En este caso, explica, se trató de un sismo muy poco profundo -alrededor de 15 kilómetros- que tuvo una percepción mucho mayor en algunas áreas a pesar de que su magnitud fue menor que la de este miércoles, por casi un grado. “La profundidad implica distancia al hipocentro que es el lugar en donde ocurre la ruptura que da origen a las zonas sísmicas y por tanto, a mayor profundidad, menor percepción”.
En lo que respecta a Xalapa, Córdoba Montiel explica que el hecho de que buena parte de la población lo percibiera de manera importante se debió principalmente a lo cercano que se encuentra Isla, Veracruz, sitio del epicentro.
Sin embargo, detalló que la sensación también tiene que ver con el punto de la ciudad en la que se encuentra la gente al momento del sismo debido al papel que juega la geología xalapeña.
Te puede interesar: Temblor de 5.7 también se sintió en CDMX
Y es que, indica que, aunque cualquier punto de la ciudad tiene la misma distancia con respecto al epicentro, en sismología existe una clasificación de los espacios conocida como sitios “blancos o duros”. En los sitios duros hay poca atenuación de ondas y se perciben menos un sismo, mientras que sitios blandos implican terrenos que cuando llegan las ondas sísmicas sufren el efecto de amplificación.
“El centro de la ciudad, por ejemplo, está en un sitio blando. En la capital tenemos suelos que son malos para la propagación de las ondas sísmicas y con eso me refiero a que estas al arribar presenta un efecto de amplificación y por lo tanto ponen a las edificaciones más propensas a algún tipo de daño”.