La investigadora biomédica Alejandra Núñez de la Mora llama a atender el problema del ruido y sus efectos en la salud; en el caso de las personas jóvenes de entre 12 y 35 años, enfatiza que el riesgo de perder la audición es alto debido a las nuevas actividades recreativas.
De acuerdo con avisos preventivos mundiales, estima que para 2050, si se escucha música con audífonos por arriba de 80 decibeles, 40 horas a la semana, y se asiste a conciertos y convivencias sociales con música que supere los 110 decibeles, uno de cada dos jóvenes enfrentará problemas de audición.
Los sistemas de salud están muy lejos de poder resolver esa carga de enfermedad, advirtió la antropóloga biológica. Además, menciona que en los últimos años el ruido ha crecido en Xalapa y los efectos no auditivos en la salud ya se pueden observar; el impacto es conductual.
Quedarse embotellado en el tráfico puede ocasionar mal humor, ser más agresivo, intolerante y tener cambios conductuales con uno mismo y con el prójimo. Si se desencadena estrés, nombra los impactos en el sueño y enfermedades cardiovasculares, por mencionar algunos.
Jóvenes
“Es real, corren el riesgo de sufrir daños en la audición por escuchar música a alto volumen en dispositivos. No solamente tenemos una población en riesgo de perder la audición sino a una edad mucho más temprana que quienes ahora la tienen por vejez”, declara.
“¿Qué vamos a hacer con esta población que tendría problemas de audición en el pico de su actividad económica? Las prácticas no son seguras”, puntualiza quien se desempeña como coordinadora del cuerpo académico “Género y salud comunitaria” de la UV.
A nivel mundial expone que la Organización Mundial de la Salud calcula que hay poco más de un billón de personas de entre 12 y 35 años que están en riesgo de perder la audición debido a escuchar música todo el tiempo con audífonos, a volumen por arriba de lo deseado.
En general, indica que siempre hay contaminación por ruido y, aunado a los problemas de audición, se ha incrementado el tinnitus-acúfeno, aunque se da por distintas razones, una de ellas es el ruido. Las personas escuchan sonido o silbido permanente.
Recomendación
La doctora recomienda conversaciones entre la sociedad para regresar a una regulación que permita ocupar el espacio común, así como tratar de convivir y distribuir los riesgo de salud de manera menos injusta, pues hay zonas con mayor vulnerabilidad.
Señala que hay reglamentos desde 1982 pero no se hacen válidos: “No es evitar que las personas hagan lo que tengan que hacer sino tener un ordenamiento urbano el cual permita contar con espacios de descanso ante la exposición al ruido”.
La Organización Mundial de la Salud, en su más reciente análisis, revela que más del cinco por ciento de la población mundial vive con pérdida de audición, debido a los ruidos actuales y la falta de conciencia de los peligros de los sonidos fuertes.
Para 2050 estima que este número aumente en 50 por ciento al pasar a 700 millones de personas con falta o problema audición.
“No es una persona que deja de oír bien, deja de comunicarse bien, con efectos psicológicos y emocionales. Al no poderse integrarse a una conversación, se retrasa y tiende más a la depresión con círculos viciosos importantes”.
La invitación también es a pensar que el humano no es el único en el planeta y su presencia en los mares por tráfico marítimo y extracción de petróleo genera ruidos y alteraciones en espacios donde viven cientos de miles de especies, afectadas también en sus ciclos de vida.