Xalapa, Ver.- La producción de higo en Tatatila, Veracruz, se estaba perdiendo debido a la pandemia ocasionada por el Covid-19. Ante este panorama, el párroco de nombre José Luis les aconsejó traer su producción a Xalapa debido a que aquí han conseguido un precio más justo que el que les pagaban en la empacadora local y las personas que llegan hasta su municipio para comprárselos a entre tres y cuatro pesos el kilo, cuando aquí obtuvieron diez pesos por kilo.
Fue así como los productores fueron organizados por el sacerdote para juntar la producción no sólo de higo, sino de manzana, pera, nuez y chile de cera, que es lo que ayer cientos de compradores adquirieron en la avenida Villahermosa esquina con Ruíz Cortines, donde las colas se alargaron hasta media cuadra.
La alcaldesa de Tatatila, María Angélica Vásquez, quien se encontraba despachando y cobrando al igual que los productores y sus familias, dijo que estaba solo apoyando y aportando su granito de arena para ayudar a los campesinos que optaron por no vender su producto a la empacadora debido a que al principio de la cosecha les ofrece buenos precios, pero a medida que ésta avanza les va bajando el precio para terminar pagándoles muy poco por su producto.
Coincidió con los productores Vicente Reyes Guzmán y Leoncio Rogel Vásquez en que estaban sorprendidos y agradecidos por la respuesta que encontraron en los xalapeños que desde temprano hicieron fila para adquirir sus productos.
Explicaron que la cosecha de higo ha terminado, así como la de manzana, por lo que pretenden regresar para expender la pera y chile de cera, así como que en este momento vender sus productos frescos es su mejor opción, pues están obteniendo mejores ganancias.
Alrededor de 60 personas salieron a las 6 de la mañana a Xalapa transportando el higo que pudieron recolectar de todos los productores, manzana, durazno, nuez, pera y el chile de cera, por lo cual alrededor de 400 personas se verán beneficiadas.
La alcaldesa agradeció el apoyo de la ciudadanía que acudió en apoyo de los productores que estaban siendo afectados por la pandemia, los bajos precios que les ofrecen la empacadora local y los coyotes que llegan al municipio a acaparar los productos, puesto que en Tatatila no se cuenta con fuentes de empleo que no sea el campo.