La población infantojuvenil expuesta a violencia animal incrementa el riesgo de presentar estrés y efectos nocivos a nivel conductual y mental, los cuales pueden escalar a expresiones antisociales con efectos graves, alerta el científico Rodrigo Ramírez Rodríguez.
Carencia de empatía y remordimiento, insensibilidad, síntomas externalizados como ira y agresión son algunos de los rasgos observados en fases tempranas, explica el maestro en Neurobiología Conductual y doctorando en Investigaciones Cerebrales por la Universidad Veracruzana. El experto en victimización infantojuvenil evidencia que aún no hay estudios de imagenología cerebral por exposición a violencia animal, pero son ya una necesidad que no se debe evadir.
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¿Menores que ven peleas podrían perder empatía y causar microagresiones?
Al ahondar en los efectos nocivos, menciona que quienes ya tienen rasgos de insensibilidad emocional y desarrollo de trastornos psiquiátricos no reconocen expresiones faciales. “Algo tan inocente como no reconocer expresiones faciales puede llevar a algo extremo, como potenciales homicidas y agresores sexuales. Es una realidad, no es fantasía, no es televisión”, declara.
Explica que la población en primera infancia que ve peleas de pareja y violencia a animales podría presentar en su siguiente etapa de desarrollo un déficit de empatía acompañado de microagresiones y el inicio de una red de violencia.
Al carecer de estudios de imageneología, expone hipotéticamente que el cerebro de un niño expuesto a violencia puede tener afectaciones neuroquímicas, con deficiencias sociales y cognitivas.
“En la escala de la violencia, por insensibilidad empiezan a golpear a sus padres, hermanos, y hacia la adolescencia avanzan a conductas antisociales; en condiciones extremas, los sujetos están en riesgo de convertirse en criminales y agresores sexuales”.
El biólogo lamenta también que sea una realidad la existencia de infantes que son utilizados para tener contacto sexual con animales, material que se encuentra en Internet y está reportado ya por asociaciones internacionales.
¿Cómo prevenir la violencia en los menores?
Reitera que los científicos solo tienen pequeñas muestras y que falta más colaboración entre todos los involucrados, pues aunque la violencia ha existido durante toda la historia del hombre, sí es posible prevenirla y disminuirla, y es responsabilidad de todos.
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“Se necesitan muestras, que la gente hable, las familias denuncien y haya equipos de investigación. Cuando queremos hacer investigación en humanos no quieren participar, y están en su derecho, pero no debemos olvidar que somos el problema y también la solución. ¿Cómo resolver el problema si el problema no viene a nosotros?”, cuestiona.
Desde su área, Rosaura Rojano Osorio, jefa de oficina de implementación de programas del Centro Estatal de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, respalda lo dicho por el científico.
Detalla que quienes reportaron haber sido crueles con los animales cuando eran niños, manifestaron ser más propensos a ser los perpetradores y, también, las víctimas de violencia por parte de su pareja en la adultez, en comparación con quienes no lo habían sido.
Expone que el “patrón de progresión” parte del abuso animal y progresa hacia la violencia interhumana, sin embargo, asegura, sí es posible contenerla y para ello es importante acudir con especialistas de la salud mental.
¿Por qué aumenta violencia contra mascotas para infligir daños a terceros?
De acuerdo con casos registrados en México y otras partes del mundo, los animales de compañía que son vistos como integrantes de la familia cada vez están más expuestos a ser víctimas pues son utilizados para amenazas, coacciones y hasta extorsiones, alertan especialistas.
María José Mata Montero, abogada en violencia de género y derechos de los animales, indica además que en los últimos cinco años va en aumento la violencia vicaria donde también aparecen las mascotas como víctimas invisibles.
Expone que el maltrato animal es utilizado como mecanismo para causar daño y sufrimiento psicológico a la mujer y los hijos, pues el perpetrador se aprovecha del vínculo afectivo existente.
Detalla que la persona agresora usa esta táctica para amedrentar y controlar al otro miembro de la relación de pareja. En casos extremos, llega a quitarle la vida a la mascota para castigar y aterrorizar. Aunque poco se habla, expone que en otro tipo de violencia, las parejas obligan o comprometen a las mujeres a tener contacto sexual con animales para humillarlas.
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Al respecto, la especialista en Ciencias de la Seguridad Pública, Rosaura Rojano Osorio, dice que con este medio el agresor adquiere un mayor control o acrecienta su dominio sexual hacia su pareja.
“Como un acto extremo se ha encontrado que con frecuencia, mujeres, niñas, niños y animales se incorporan a la pornografía como un acto más del abuso animal y la violencia doméstica”, expresó.
Alejandro Gaviria Henao, fiscal coordinador de Grupo Especial para la Lucha contra el Maltrato Animal (Gelma) en Colombia, observa la necesidad de adecuaciones a las leyes existentes.
En el caso del maltrato animal para a su vez dañar a las personas en el aspecto emocional, anota la dificultad para la evidencia, comprobar el daño y hacer justicia.
Señala además que hay vecinos que amenazan con la muerte de las mascotas de las personas en conflicto y crecen los casos de secuestro de animales, “seres orgánicos que viven, sienten y se mueven por propio impulso y que cuentan con derechos que deben ser respetados”. Ante este contexto, llama a denunciar la violencia animal y al Estado, a generar políticas públicas integrales.
¿Maltrato animal puede provocar otras formas de violencia?
Ante el abuso animal que puede considerarse como un indicador temprano de otras formas de comportamiento violento, Rosaura Rojano Osorio llama a implementar estrategias preventivas más que correctivas.
La doctoranda en Ciencias de la Seguridad Pública indica que desde las primeras señales se debe buscar apoyo psicológico, reforzamiento de la pertenencia y de los valores, trabajar en la autoestima y afianzar los lazos afectivos entre los miembros de la familia.
Indica que hay apoyo de organizaciones de la sociedad civil, organizaciones protectoras de animales e instituciones de gobierno. Para recibir orientación, exhorta a llamar al 22 88 41 80 48, extensión 11027. Rosaura Rojano se refirió también a los beneficios de tener en casa animales de compañía en relaciones afectivas saludables.
Expone que se convierten en mejores confidentes, protectores y una forma de controlar el estrés. Además, también hay beneficios en la salud mental.
Rodrigo Ramírez Rodríguez, neurocientífico por la Universidad Veracruzana, explica que la interacción con una mascota tiene un impacto positivo en el desarrollo social, mental y cognitivo. Tener un animal de compañía reduce la ansiedad.
Estudios demuestran que la interacción con animales disminuye los niveles de cortisol, mitiga la soledad, favorece los sentimientos de apoyo social y el estado de ánimo
Los animales, apunta Rodrigo Ramírez, son parte de la estructura social y se les debe dar el lugar y respeto que merecen. En contextos armónicos, los beneficios son para todos.