El racismo en México no solo persiste sino que ha crecido, así lo demuestra la evidencia generada desde muchas áreas del conocimiento, declara el investigador Rodrigo Zárate Moedano. En el programa Sábados en la Ciencia de la Universidad Veracruzana llamó a reflexionar sobre este sistema de pensamiento que está aparejado con acciones nocivas a diferentes niveles.
“Este sistema justifica, reproduce o potencia desigualdades entre grupos etno-raciales. Puede ser expresado por medio de estereotipos, prejuicios o actos discriminatorios en forma de creencias, sentimientos o prácticas”, explica.
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¿Qué provoca el racismo en las sociedades?
En entrevista se refiere al racismo como “un problema grave por los efectos que tiene de manera individual, familiar y en la sociedad en general”. “Una gran cantidad de personas identifica su manera de hablar, su apariencia y el color de su piel como elementos que pueden hacerle la vida más complicada o más cuesta arriba”, manifiesta.
Para lograr que todos seamos realmente iguales y gocemos de los mismos derechos, tal y como lo indica la Constitución, el académico menciona la urgencia de no dejar de señalar que el racismo va en sentido contrario a esa aspiración.
Opina que una manera sencilla de detectar la vigencia del racismo son las redes sociales, donde hay filtros para emblanquecer y embellecer: “El racismo existe desde que México es México en su estructura y en su vida social”, enfatiza.
Lograr cambios para mejorar el presente sí es posible, afirma el ganador del premio “Arte, Ciencia, Luz” de la UV por visibilizar la reproducción del racismo y reconocer identidades originarias y afrodescendientes.
“Podemos avanzar a partir del reconocimiento de un pasado apestoso que no se debe poner bajo la alfombra sino sobre la mesa, hablar de él y desarrollar prácticas para la reparación del daño”, indica.
Añade que muchas personas ignoran “prácticas aberrantes” implantadas por el Estado, cuando el encargado de educación era José Vasconcelos, en tiempos en los cuales el sistema educativo nacional le hizo y hace daño a mucha gente.
A partir del taller presencial “¿Por qué mueren las lenguas?”, realizado en el Museo de Antropología de Xalapa, Rodrigo Zárate provocó la reflexión en los asistentes sobre la disminución de hablantes de lenguas indígenas con un trasfondo de “asco, vergüenza y desindianización”.
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Previo a un trabajo por equipos, impartió una conferencia enfocada en las similitudes entre Canadá y México, donde hay un pasado oscuro en el sector educativo.
En ambas naciones, detalló, hay una gran diversidad lingüística en riesgo, pero en su momento hubo escuelas con un mismo objetivo: implantar otra lengua que no era la materna, así como deshacerse de lo indígena porque frenaba el desarrollo.
A manera de conclusión, citó a Guillermo Bonfil y su libro México profundo, donde se refiere a la desindianización como un etnocidio.
“Un proceso histórico a través del cual poblaciones que originalmente poseían una identidad particular y distintiva se vieron forzadas a renunciar a esa identidad con todos los cambios consecuentes en su organización social y cultural”.