El arzobispo de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong, llama a la feligresía a que en el tiempo de cuaresma se deje de ser el hijo pródigo y el hijo mayor y ser más como el hijo predilecto de Dios Padre, Jesucristo; no despilfarrar en caprichos que rompen con todos los vínculos familiares, de amigos y Dios.
En su homilía en la Catedral Metropolitana de Xalapa refiere que la parábola del Hijo Pródigo es la más “hermosa donde aparece quién es Dios, que es un padre locamente enamorado para cada uno de sus hijos, a tal grado que es capaz de perdonarte todo, porque la razón de su alegría es tenernos en su casa, vivir con él”.
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Explica que en esta aparecen dos hijos con lo que cada uno se puede identificar porque ambos aparecen en la historia personal y muchas veces en generaciones enteras, familias enteras y momentos de la historia de la humanidad.
“El hijo joven, los jóvenes dirían la vida loca; es decir, tomar toda la herencia, todo lo que Dios nos da, la salud, los dones, las capacidades, todo lo que podamos recoger como herencia del padre, irnos a despilfarrar en caprichos nuestros que rompen con todos los vínculos, esa falsa felicidad a la que va el hijo, rompe su relación con su padre Dios, con la familia, a donde él pertenece, qué es el pecado, sino otra cosa que ruptura de todas nuestras relaciones”.
El hijo mayor, señala que, permaneciendo físicamente en la casa del padre, se descubre que está muy lejos del corazón del padre.
“Aquí se descubre que muchas veces cuando hacemos cosas buenas, cuando cumplimos los mandamientos de Dios, cuando nos creemos cerca de la casa del padre y a veces sentimos que ha sido mucho el tiempo, es muy pesado estar en la casa del padre, se descubre que nuestro corazón está muy lejos del corazón del padre”. Por ello enfatiza que el gozo de los seguidores de Jesús, es estar con Dios, cerca de él, “él con nosotros y nosotros con él, no es por obligación, no es por temor al infierno, no es por una regla moral, ni por una regla filantrópica, no por ninguna razón psicológica es estar, estar con el padre, abrazado del padre, acompañado del padre”.
Añade que hay un tercer hijo que es Jesucristo, el que cuenta la parábola porque “el tercer hijo está en comunión total con Dios padre, disfruta vivir con el padre y todo eso que tiene lo comparte, tiene un corazón como Dios padre, es tan misericordioso, tan locamente enamorado de cada uno de nosotros que él mismo, Jesucristo, libremente, da su vida por nosotros”.