A pesar de que toda existencia humana requiere de cuidados, esta función no es reconocida ni como trabajo ni mucho menos como generadora de riqueza, sostiene la antropóloga Verónica Moreno Uribe.
De acuerdo con estimaciones de la Oxfam (2020), señala que el "trabajo de cuidados no remunerado que llevan a cabo en todo el mundo las mujeres de 15 o más años asciende al menos a 10.8 billones de dólares anuales, una cifra que triplica el tamaño de la industria mundial de la tecnología".
- Te puede interesar: En la casa, origen de marginación y violencia contra mujeres: investigadora UNAM
En conferencia coordinada por la Cátedra Mujeres en la Ciencia y la Tecnología de la Universidad Veracruzana, la especialista en desarrollo social apuntó que en las sociedades modernas, capitalistas y patriarcales solo el trabajo abstracto y su resultado se considera "productivo" y generador de ganancia.
Sostiene que los cuidados se convierten en potenciales detonadores de desventajas para la igualdad sustantiva, la realización personal, el desarrollo profesional de las mujeres y la materialización de sus diversos horizontes de deseo.
La investigadora, quien tiene entre sus líneas de trabajo la economía feminista y precariedad, dice que los cuidados en las sociedades actuales se dan en una contradicción. Por un lado, a pesar de su relevancia social, cultural y económica carecen de reconocimiento como actividades generadoras de riqueza y, por otro, son impuestos tiránicamente a las mujeres como un aporte depreciado y devaluado.
La académica de la Facultad de Antropología-UV explica que lo anterior sucede a pesar de que las personas cuidadoras generan saberes, relaciones y propician prácticas fundamentales para el sostenimiento de la vida.
En su conferencia "Dificultades para la conciliación entre el trabajo escolar y el trabajo de cuidados: logros y desafíos institucionales para avanzar en la igualdad sustantiva" citó algunas encuestas.
Recordó la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que arrojó que en México, en 2019, 57 por ciento de las mujeres y 6 por ciento de los hombres dejaron de buscar empleo por no tener resueltos los cuidados.
También de ese mismo año hizo alusión a la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo que evidenció que las mujeres realizan 32.7 horas a la semana de cuidados, a diferencia de los varones, quienes ocupan tan solo 14.8 de su tiempo.
“Dado que se encuentran inequitativamente distribuidos, implica que las mujeres se mantienen ‘pobres de tiempo’ y ‘pobres de dinero’, lo cual deriva en una serie de desventajas, visibles en distintos ámbitos”, subrayó.
¿Qué trabajos implican ser cuidadora?
“Incluyen trabajo doméstico, cuidado de dependientes (como personas enfermas o que no se pueden valer por sí solas), crianza, atención de conflictos, administración, aprovisionamiento y tareas necesarias para que el espacio doméstico sea funcional y tenga condiciones para el resguardo y el bienestar de las personas que lo habitan”.
Con datos del Observatorio Nacional para la Igualdad de Género en las Instituciones de Educación Superior, el Observatorio Universitario de Violencias Contra las Mujeres y el Observatorio de Igualdad de Género de la UV, apunta que el gran desafío es lograr la corresponsabilidad en las labores domésticas y de cuidados.
El objetivo, demuestra, es que no continúen siendo las mujeres las principales responsables de estas tareas, pues se perjudica de manera notoria sus trayectorias académicas y profesionales, situándolas en clara desventaja frente a sus colegas hombres.
Lee más: Gastan $89 millones de pesos en Alerta de Género pero... ¿funciona en Veracruz?
Concluye que “la mayor desigualdad se encuentra en la conciliación de la vida laboral, familiar y personal”, por lo cual hay necesidad de reconocer que el trabajo de cuidados impide a las mujeres participar en condiciones de igualdad en el desarrollo y despliegue pleno de sus capacidades.
Considera que para lograr este reconocimiento se requiere una aproximación intercultural e interseccional para identificar en qué contextos y regiones en los que opera la UV se reproducen desventajas.
Esta aproximación, indica, debe estar acompañada de la representación y participación activa de la comunidad.
Verónica Moreno Uribe sostiene que el objetivo debe ser identificar, analizar, proponer y evaluar las acciones tendientes a la redistribución equitativa de los trabajos o, al menos, a la reducción de elementos que impiden la conciliación entre los diferentes trabajos desempeñados.
Estudiantes cuidadoras son "mal vistas"
Ser mal vista, no contar con la empatía de algunas personas de la comunidad estudiantil, así como hacer esfuerzos extraordinarios fue parte de la cotidianidad que Mercedes Tania Melchor Miranda vivió por ser madre y estudiante de la licenciatura en Antropología Social en la Universidad Veracruzana.
La hoy reconocida con el premio "Cátedra Mujeres en la Ciencia y Tecnología a Tesis Sobresalientes de Mujeres Cuidadoras" expresa en entrevista que es necesario trabajar para generar herramientas y apoyos para una educación con perspectiva de género.
Sin queja, pero sí como una forma de exponer situaciones normalizadas, comparte que inició sus estudios cuando ya era mamá de una niña de cuatro años y su trabajo recepcional para titulación lo efectuó estando embarazada de su segunda hija.
Al estar en la Universidad dice haber constatado que culturalmente no es aceptable que una estudiante sea madre, lo cual la motivó a realizar un trabajo enfocado en este tema, asesorada por la antropóloga Estela Casados.
En acercamiento a otras mamás estudiantes de la unidad de Humanidades se dio cuenta que el tiempo, la economía y el trabajo de cuidados son los mayores retos. Mercedes Tania fue premiada el 7 de diciembre por la Cátedra Mujeres en la Ciencia y la Tecnología UV por “Obstáculos y estrategias de estudiantes de la Universidad Veracruzana para conciliar su formación académica con la maternidad”.
Lee más: ¿Tomaste la decisión de interrumpir tu embarazo? Crean línea de apoyo "Las Acampañantas"
En el trabajo anota que es indispensable exista una educación con perspectiva de género desde la educación básica para fomentar la igualdad de oportunidades y no se vea limitada la participación de madres estudiantes por falsas ideas o discursos.
Considera que las universidades deben contemplar estrategias adecuadas para recibir a sus estudiantes madres de familia, como permisos de maternidad, mayor oferta en horarios de experiencias educativas, clases virtuales, becas para madres y estancias de cuidados.
“También retomar las experiencias particulares de las mujeres y, desde las ciencias sociales, darles voz respecto a temas donde los prejuicios no permiten abordar del todo los problemas en su justa dimensión”.
“Conciliar la maternidad con los estudios fue muy difícil pero siempre pensé que no era imposible”, dice quien se enfrentó a problemas económicos y a la preocupación que conlleva la crianza.
La joven xalapeña de 27 años exhorta a las mamás a que se animen y busquen estrategias, redes de apoyo y asesoramiento para cumplir sus metas personales. En su caso, su mamá María de Lourdes y su esposo Carlos la han acompañado en el proceso.
En infografía expuesta en la USBI-Xalapa puntualiza que desde la niñez a la mujer se le condiciona el lugar y el quehacer que debe cumplir dentro de la sociedad, determinando su identidad.
“Una de ellas es la de maternidad, atribución socialmente construida a partir del género femenino, que configura toda una serie de prácticas e ideales que llevan aparejados una serie de desigualdades".