Xalapa, Ver.- La sociedad les ha negado a las personas mayores el permiso para enamorarse o volver a hacerlo, aseguró Verónica Rodríguez Estrada, gerontóloga y tanatóloga, quien lamentó que sean los propios hijos, nietos y amigos quienes limiten las opciones afectivas de las personas de la tercera edad, sobre todo de aquellas que ya han tenido una pareja.
La especialista consideró que, al hablar de amor en las personas mayores siempre se hacen presentes mitos y prejuicios que sólo revelan el desconocimiento del tema a nivel social, ya que por lo general se asocia el amor con la juventud. “Nadie puede negar que alguna vez a dicho o escuchado frases como ‘ya están viejos para eso’ o ‘ya para que, su tiempo ya pasó’. Son ideas que se empeñan en mostrarnos a las personas mayores como seres asexuales e incapaces de vivir enamorados cuando no es cierto”.
Indicó que son los elementos sociales, conductuales, espirituales, cargas y hasta las culpas los que pueden modificar la expresión del amor en esta etapa de la vida, sin embargo, no pueden modificar la sensación. Es decir, siempre hay tiempo para amar y volver a amar porque el amor no conoce de edad.
Se cree que el hecho de ser mayores implicará no necesitar amor o ni siquiera conservar la capacidad de amar, cuando estas condiciones son básicas para la calidad de vida de las personas mayores
Rodríguez Estrada insistió en que, el negarles la oportunidad de volverse a enamorar a las personas mayores, representa incluso un riesgo ya que esa es una etapa en la que los lazos afectivos se convierten en un importante estímulo para mantenerse activos. “También es la búsqueda de compañía para mitigar la soledad, como todo ser humano, nacieron y morirán amando, deseando algo y soñando a lo grande”, señaló.
La gerontóloga expuso que incluso el “amor otoñal de los mayores” puede llegar a ser la expresión más realista ya que una pareja de adultos mayores que decide compartir su vida juntos acepta las arrugas, la sordera, las pequeñas manías, las depresiones peculiares, los gustos y preferencias, así como el manejo del dinero de la pareja.
¿Por qué ahogarse en un vaso de agua si el papá o abuelo decide invitar a vivir a su pareja a su hogar? o ¿por qué poner el grito en el cielo cuando la mamá o abuela a sus 75 años vuelve a enamorarse, y como persona mayor que es, decide caminar hacia el altar una vez más? El amor no conoce de edades