Veracruz, Ver.- En 33 años como Guía de Turista Certificado, Guillermo Macías Lagunes tiene algo muy claro, y es que su reto más importante cada vez que recibe a los viajeros es mostrarles algo que los maraville, los satisfaga y los haga tener intensiones de regresar al destino que visitan.
Antropólogo de profesión, con especialidad en arqueología, relata que se involucró en el sector turístico a finales de la década de 1990, cuando inició un proyecto auspiciado por el cabildo de Veracruz, en el que se buscaba destacar los sitios más emblemáticos de la ciudad.
Por un corto tiempo siguió su camino en la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado, pero fue al concluir su paso por dicha dependencia, que es invitado por una agencia de turismo para incorporarse como guía.
¿Cómo fue su primer día como guía de de turistas?
Aunque en ese momento tenía preparación previa, no se imaginó que lo que sabía era apenas una pequeña parte de los conocimientos que adquiriría con el paso de los años. Recuerda que su primer día de trabajo como guía lo enviaron a un recorrido con una familia que quería conocer la parte sur del estado.
Lo describe como una experiencia muy divertida, en la que se perdió en dos ocasiones, pero jamás dejó ver que no sabía a donde se dirigía, su misión fue, y lo consiguió, que la pareja a la que guiaba se sintiera segura y maravillada de las riquezas de Veracruz.
Sin embargo, eso fue lo que motivó su preparación en este sector. En ese año, la agencia en la que trabajaba lo inscribe en un curso para certificarlo como guía de turistas junto con otras 70 personas, estudiantes de la carrera de turismo, egresados, arqueólogos e indígenas totonacos, todos ellos con algún contacto con turistas.
Aquel taller fue intensivo y fue un esfuerzo de la Universidad Veracruzana, con el ayuntamiento de Veracruz y un sindicato de guías de la fortaleza de San Juan de Ulúa. Sin embargo, fue apenas el primero de una intensa capacitación y estudio, que hoy en día no concluye.
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“Entonces un guía es una persona que se capacita para conocer, por ejemplo, cierto territorio o un estado, eso seguía por la NOM 08 y la NOM 09. Pero aparte hay guías especializados, guías en alta montaña, en senderismo, en deporte extremo, en hacer este descenso en ríos, lagos, lagunas, mar, en buceo, guías expertos en áreas de alta montaña, bosque mesófilo, guías expertos en Selva”, relata.
¿Cómo son los cursos para mantener su certificación?
Guillermo Macías participa anualmente entre tres y cuatro cursos para mantener su certificación como guía de turismo. Se trata de cursos y talleres que imparten instituciones como el Instituto Politécnico Nacional, la UNAM, el INAH y la Secretaría de Turismo Federal, los cuales llegan a tener un precio de hasta 15 mil pesos, cubiertos con su salario.
Sin embargo, para él se trata no de una forma de mantenerse vigente y prestar el mejor servicio para quienes lo contratan, ya que afirma que ser un guía de turismo no solo es vocación, sino pasión por hacer sentir bien a quienes recibe y buscan conocer los diversos destinos turísticos.
“Porque el ser guía no es nada más decir: yo te llevo, no, el ser guía es tener una preparación para saber qué es lo que desean las personas conocer, previa plática del recorrido, a dónde los vas a llevar, a qué sitio los vas a llevar a maravillarse con la visita, y ya aquí una vez ellos adquieren esa experiencia, depende también lo que el mismo cliente le pida al prestador de servicios”, declara.
El guía de turista afirma que esta profesión le ha dejado grandes satisfacciones, pues ha conocido gran parte de la República Mexicana, tanto sitios remotos, como cercanos a su entorno, en los cuales desconocía su historia e importancia.
Uno de los lugares que más le ha apasionado es la Fortaleza de San Juan de Ulúa, en la cual ha sido uno de los principales promotores para la profesionalización de los guías de turismo, con la intensión de brindar una mayor calidad y calidez a las personas que la visitan.
De esta afirma que en 30 años no ha podido estudiar por completo sus 300 años de historia, por lo que cada que un turista llega puede contarle siempre algo nuevo, que logre maravillarlo e invitarlo a regresar, con la sensación de que Veracruz, no se conoce en un solo día.