Córdoba, Ver.- Ser mujer en México ya es complicado, los casos de agresiones hacia este sector de la población son una constante, incluso el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldivar señala que al día 11 mujeres son asesinadas en nuestro país, y si a esto le sumas que eres lesbiana te debes enfrentar a una doble problemática: ser mujer y ser lesbiana en un país machista y homofóbico.
Jazmín Juárez, quien se identifica como lesbiana, comenta que desarrollarse como integrante de la comunidad LGBTTIQ+ no ha sido nada fácil, el primer reto que tuvo fue ser aceptada por su familia como una mujer lesbiana, pues aunque desde muy pequeña sintió que algo en ella era diferente, no fue sino hasta después de los 30 años que decidió salir del closet.
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“El primer reto fue en casa con mi mamá, a ella le costó bastante entender y no quería aceptar mis preferencias y mis gustos, ya después poco a poco, platicando y dándole a conocer que era mi vida poco a poco lo fue entendiendo, pero sí me costó bastante” comenta al referir que a partir de ahí el entorno familiar comenzó a aceptar su orientación sexual.
A lo largo de su vida, Jaz, como se le conoce, ha tenido que aprender a “surfear” con prejuicios de algunos de sus compañeros, pues aunque no la han rechazado de manera directa, sí ha tenido que luchar para lograr obtener el respeto de quienes la rodean.
“Yo tenía 13 años cuando empece a descubrir mi identidad, obviamente a esas alturas ni siquiera sabía yo lo que significaba ser lesbiana, pero yo sabía que había algo dentro de mi que me hacia ruido, ha sido difícil aprender a vivir con mis decisiones, pero ahora puedo decir libremente que soy lesbiana” dice.
Recuerda que el primer trabajo que tuvo de manera oficial fue en un periódico de circulación local, donde se desempeñó en el área de almacén y posteriormente en la de circulación, donde tuvo que “pelear” para ganarse el respeto de sus compañeros y sobre todo, que no la segregaran por su orientación sexual.
Posteriormente ingresó a las filas de la policía municipal de Córdoba, donde también tuvo que hacerse valer para lograr las mismas oportunidades de desarrollo que el resto de sus compañeros, pues aunque no sufrió discriminación si tuvo que enfrentar varias situaciones por el simple hecho de ser una mujer lesbiana dentro de la corporación.
Actualmente, Jaz se desempeña como comerciante independiente y aunque no tiene pareja sentimental sigue rompiendo estigmas en los lugares donde separa, educando a la población sobre lo que significa ser lesbiana y que sus preferencias sexuales no definen sus capacidades para desarrollarse como profesional.
(Publicada originalmente en El Sol de Córdoba)