Vicente Aburto Morales es un artista nato. Desde la infancia cultivó el desdoblamiento espiritual a través de la pintura que expone en su casa y en la Galería y Taller de marcos Da Vinci en la Avenida Revolución 280, en la Colonia Centro de Xalapa. “El arte para mí es lo más grande, es muy significativo, es lo que nos distingue a los seres humanos, es un don”, me dice mientras me arregla un cuadro que le llevaré este domingo a doña Julia para su cumpleaños.
“Desde niño comencé a dibujar y hasta ahorita no he dejado de hacerlo. Me gusta mucho”, me insiste al mostrarme el paisaje variopinto de obras que expone en sus paredes. “Son cosas que vienen de adentro. Desde la infancia me llamó la atención la naturaleza, ver los árboles, los ríos y las rocas”, comenta el hombre originario de El Porvenir, municipio de Yecuatla pero que montó esta Galería desde 21 años en la capital veracruzana.
Por el arte habla nuestro espíritu, le suelto, para abrir conversación, mientras arregla un detalle del relieve de la última cena que llevé a su Galería. “Todo nos habla, los animales nos hablan”, me dice serio, para contarme un suceso que le cambió la vida y su comunicación con la naturaleza. —De verdad, me insiste. A mi me pasó algo allá en Yecuatla, que me cambió la vida para siempre, mi forma de ver el mundo y mi relación con los animales y la naturaleza.
Inició un proyecto de reforestación en Yecuatla
Y así, sin más ni más, me contó que allá por el año 2000 inició un proyecto de reforestación en su terruño. La idea surgió luego de que vio en el programa de Veracruz Agropecuario, de Radiotelevisión de Veracruz, a Isela Pacheco y a Guillermo Bobadilla hablando de los beneficios de la comercialización del cedro rosado —Acrocarpus fraxinifolius, me cita el nombre científico—.
“Ellos se refirieron también al uso de ese árbol para proteger las fincas de café. Sin embargo, yo me puse a sembrar una hectárea y media en zona de pastizal y cuando crecieron obtuve el permiso de la SEMARNAT para el aprovechamiento de la madera e inicié la tala”.
Empezó a derribar los árboles pero en uno de ellos notó algo raro, un ave que empezó a revolotear en círculos. “No recuerdo el tipo de ave pero tenía su nido. Al momento de talar con la motosierra, el ave llegó a protestar para que no lo siguiéramos talando. Protestó a tal grado que llegaron otras aves a unirse a la protesta. Incluso se nos aventaron para que no siguiéramos la tala. Fue impresionante”.
Aves defienden su nido
Era el mediodía. El sol estaba más cerca del cénit. Las sombras de los taladores habían desaparecido y las aves seguían revoloteando, defendiendo el nido. Fue una protesta impresionante, refiere Vicente Aburto Morales. Nunca había visto algo así antes. “Eso me llevó a tomar conciencia del daño que hacemos a la naturaleza”.
“Era una tala controlada, con permiso de aprovechamiento de la madera, pero aún así en ese momento tomé conciencia y ya no quise que se siguieran talando los árboles e incluso seguí reforestando. Ese día tomé conciencia de cómo la naturaleza se comunica con nosotros, nos habla, nos dice que la cuidemos, porque es importante para nuestra vida”, me refiere Vicente, mientras termina de arreglar el cuadro y su historia.
Mientras le pagaba y subía el cuadro a mi vehículo, pensé en el lenguaje de los animales, las hormigas que siguen una ruta invisible, los perros machos que marcan su territorio, las aves que trinan afuera de las ventanas; los monos gritan, las ranas toro croan. La naturaleza les dotó de modos de comunicación para procrearse, para dominar, para coordinar comportamientos de grupos o simplemente para sobrevivir.
La naturaleza es sabia y nos habla
También recordé el caso de esos pájaros africanos que se comunican con los integrantes de la tribu Oya, en Mozambique. En ese caso, esa comunicación se desarrolló por un tipo de conveniencia del ave, que al indicar a los “Oya” dónde hay un panal con miel, estos al final se alimentan de cera y larvas de las abejas.
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El caso de las aves de El Porvenir, municipio de Yecuatla es muy significativo porque transformaron la vida de Vicente Aburto Morales, el artista de la Galería y Taller de marcos Da Vinci en Xalapa.