Desde llantas, plantas, cubetas llenas de cemento y piedras, garrafones de agua con piedras y palos de escoba, y hasta refrigeradores en desuso, son colocados en diversas calles de la ciudad para apartar los espacios de estacionamiento.
Sea por reservar el espacio del frente de sus viviendas para su propio auto o por negocio, muchas son las personas que colocan en plena calle todo tipo de artículos con tal de tener disponible un cajón o dos de estacionamiento.
El problema es evidente prácticamente en toda la ciudad, donde se observan diversos elementos para apartar lugares y es que a decir de algunos vecinos, los trabajadores de diversas dependencias llegan desde antes de las 8 de la mañana y se estacionan frente a sus viviendas y ya no mueven sus autos hasta las 6 o 7 de la noche en que terminan sus horarios laborales.
En ese contexto, dicen, se ven obligados a guardar sus espacios para colocar sus autos frente a sus viviendas ante la ola de robos de autos que se ha venido dando en diversas colonias de la ciudad.
La señora Dolores Díaz comenta que su hija se va a trabajar desde las 7 de la mañana porque es maestra, pero cuando regresa alrededor de de las dos de la tarde a comer, ya no encuentra lugar frente a su domicilio, por lo que tiene que dejar su automóvil hasta dos cuadras alejadas de su hogar, lo que en estos momentos no es nada seguro. Dice que si no aparta el espacio con cubos rellenos de cemento y plantas, su hija no puede volver a ocupar ese espacio hasta después de las 7 de la noche en que los empleados de negocios y empresas ubicadas en la zona de Los Sauces se van.
Señala que sabe que no está bien, pero también que se han llevado varios vehículos de esa zona, por lo que aparta el lugar frente a su domicilio para tratar de evitar se roben el automóvil de su hija, que bastante trabajo le cuesta pagar.
ES FUENTE DE EMPLEO
Por su parte, Juan Hernández, quien se gana la vida cuidando espacios para automóviles de trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad, del IMSS, del Monte de Piedad, así como de algunos maestros de escuelas cercanas al Deportivo Colón, comenta que al no encontrar empleo formal tuvo que dedicarse a lavar autos, cuidarlos y apartar algunos espacios de la vía pública. Comenta que la situación está muy difícil, que los empleos que encontraba eran de diez o doce horas por jornada con salarios mínimos, además a su edad ya nadie le da trabajo, por lo que ante la necesidad de llevar el sustento a su hogar vio en el lavado de autos una opción. “Lo demás, ya cuidarlos y hasta apartar el lugar para algunos buenos clientes, se fue dando poco a poco”, añade.
Explica que aún a plena luz del día ha habido robos y cristalazos, por lo que quienes trabajan en horarios corridos y no pueden estar al pendiente de sus autos y tampoco pueden darse el lujo de pagar 8 o 10 horas de estacionamiento, prefieren darle una propina.
El apartado de espacios para estacionamiento también se da frente a diversos negocios, tiendas y oficinas de gobierno, pues de no ser así, los proveedores, repartidores y clientes no podrían pararse ahí.
Así, no es raro ver desde grandes plantas y macetas, sillas en desuso, llantas, cubetones rellenos de cemento con un palo de escoba, garrafones de agua llenos de piedras y hasta refrigeradores en plena vía pública.