Xalapa, Ver.- El reciclaje “ha sido uno de los temas prioritarios en mi vida cotidiana desde que adquirí conciencia del daño que los desechos inorgánicos le hacen al planeta, a la vez que contaminan las calles de nuestra ciudad”, expresó Celia Moreno Lara.
Desde hace más de una década en casa se separa la basura orgánica e inorgánica. Los plásticos como el PET se separan y juntan para ser donados a algunos vecinos que viven de los recursos que logran con su venta. En ese mismo caso están el papel y el cartón. Con las bolsas de plástico se hace un proceso similar, sólo que algunas requieren una limpieza previa y entonces se les aparta para ser lavadas y secadas al sol antes de ser donadas a comerciantes en pequeño de pollo, verduras y hasta de ropa, de acuerdo con su calidad.
Los empaques de leche y jugo son escurridos, se les corta el tapón de plástico y se juntan por separado para ser donados. “Los primeros se han ido a las comunidades más frágiles para forrar cabañas, con el objetivo de que sus habitantes no sufran por el frío, el acceso de bichos y fauna nociva”, dijo.
Las tapas de plástico, por cientos, son donadas a escuelas que las solicitan o directamente llevadas al hospital Miguel Dorantes Mesa, donde las reciben para canjearlas a las empresas por quimioterapias, comenta la jefa de familia.
El agua y la energía eléctrica también entran en este proceso de cuidado, si bien la luz no se recicla, sí se cuida que no haya aparatos conectados cuando no están en uso y que los focos de las habitaciones y patio se apaguen cuando no se les use, máxime con el anuncio del incremento que la energía eléctrica sufrirá.
Se trata de aprovechar al máximo la luz natural a través de los ventanales y los focos sólo se encienden cuando se requiere. El agua con el que se enjuagan los trastos es reciclada para su uso en el baño, el lavado del patio y especialmente para regar las plantas y árboles de limón, concluyó Celia Moreno.