En un contexto que resulta alarmante para el respeto de la vida humana en México, donde existe un ataque sistemático en contra del derecho a la vida de todo ser humano, el Papa Francisco aprobó el decreto por el que se reconoce las virtudes heroicas del médico francés Jerome Lejeune considerado el padre de la genética moderna por descubrir en 1959 la anomalía cromosómica causante del Síndrome de Down, anunció la diócesis de Xalapa a través de su comunicado dominical.
Señaló que en México hay 17 diputadas federales que buscan imponer el aborto a nivel nacional, cuando éste no es un derecho, ni un procedimiento que garantice el derecho a la salud de la mujer ni a la libre autodeterminación como lo proclaman los promotores de la cultura de la muerte.
En ese contexto, la noticia del reconocimiento del profesor Jerome Lejeune como venerable siervo de Dios ha sido recibida con mucha alegría por la causa próvida, puesto que considera que contribuirá a la difusión y fortalecimiento de la cultura de la vida.
El profesor Jerome Lejeune, científico ilustre, médico de fama internacional, conocido y estudiado por todos los médicos, especialmente los pediatras en los últimos 50 años, descubrió la anomalía cromosómica “Trisomía 21” que permite el diagnóstico precoz del Síndrome de Down. Este descubrimiento científico puso en evidencia cómo la ciencia puede ser un arma de doble filo.
Tras el hallazgo, el médico fue reconocido y le rindieron todo tipo de honores en el mundo de la ciencia, sin embargo, también se dio cuenta de cómo su descubrimiento se podía usar para detectar y acabar con los niños con trisomía. Lejeune siempre rechazó la opción del aborto para impedir el nacimiento de niños afectados por ese problema. Fue entonces cuando el mundo de la ciencia lo empezó a dejar de lado.
El vocero de la arquidiócesis, José Manuel Suazo Reyes, asienta en el comunicado que Jerome Lejeune fue un gran médico que curaba, al mismo tiempo un gran filósofo que amaba al ser humano y reconocía su dignidad. Su ciencia le llevó a confirmar lo que había intuido por la fe. Fue además un gran promotor y defensor de la vida humana desde su concepción.
Lejeune se convirtió en un referente para la defensa de la vida. Fue llamado por el Vaticano para formar parte de la Pontificia Academia para las Ciencias. Se sabe que mantuvo una buena relación de amistad con san Juan Pablo II. A través de esta relación, el Papa creó más tarde la Pontificia Academia para la Vida y nombró a este científico francés su primer presidente.
Jerome Lejeune nació el 13 de julio de 1926 en Montrouge, Francia, y murió en la ciudad de Paris el 3 de abril de 1994. Padre de cinco hijos, un ferviente católico y gran líder provida en su país donde luchó por el respeto del ser humano en estado embrionario, por eso se opuso a la ley Veil que legalizó el aborto en Francia en 1975.
El comunicado concluye que con esta declaración vaticana, la Iglesia Católica reconoce a un científico excepcional que puso sus talentos y su fe al servicio de la dignidad de las personas afectadas por una discapacidad intelectual, muy particularmente la de los niños con síndrome de Down.