A través de un amparo, se busca que las autoridades de Veracruz involucradas con el derecho a la salud, establezcan una política que incorpore al reemplazo hormonal asistido de forma gratuita, accesible, salubre que permita a las personas trans expresar su género conforme al que se autoidentifican.
De acuerdo con Irvin Bonilla, co-coordinador de la Clínica de Litigio Estratégico Transformaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana (UV) se busca abatir el tema de la automedicación y que se respete el derecho de las mujeres y hombres trans al nivel más alto posible de salud, a la vida, a la dignidad humana, la integridad, una vida libre de violencia y el libre desarrollo de la personalidad.
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Y es que, según datos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, las personas trans tienen un promedio de esperanza de vida de 35 años y entre las causas está el reemplazo hormonal que se realizan de forma no monitoreada, y que se lleva a cabo mediante la automedicación.
¿Por qué son importante políticas públicas a favor de comunidad trans?
Carla Regiina, la justiciable en el proceso de amparo, consideró que es importante que se establezcan políticas públicas al respecto, para tener una mayor plenitud en la población trans que existen en México y que es significativa.
“Se sabe que hay una deuda histórica hacia el colectivo LGBT+; por allá de los años 70 con la policía de (Arturo) Moreno Durazo que fue una época muy dura para muchas mujeres trans, personas homosexuales y yo creo que ya es tiempo de que el gobierno pueda ayudar y acompañar a las personas transexuales para que tengan una plenitud de vida”, dijo.
Expuso que parte de la población, que casi nadie menciona, son las personas trans que están luchando por ganar espacios en el ámbito laboral y dentro del contexto social por lo que es necesario que el gobierno anteponga este tipo de beneficios.
“Yo creo que sería de muchísima más ayuda y habría un menor porcentaje de personas enfermas porque la automedicación es lo que nos hace enfermarnos y tener complicaciones en este proceso”.
¿Es caro que personas trans empiecen a tomar hormonas?
En entrevista, Carla reconoce que el costo de hormonizarse no es solo económico. Cuenta que por mucho tiempo ella de forma desesperante buscó este proceso de forma “irregular” y por su cuenta desde el 2011 y hasta el 2017, pero que le llenaba de satisfacción por los pequeños cambios que observaba y porque lo que está cierta que todas las personas trans merecen estar bien y plenas.
Precisó que, a lo largo de su transición, que inició en febrero de 2011 comenzó poniéndose una hormona que se llamaba “losovu”, cada semana, y que tenía un costo de menos de 100 pesos; sin embargo, durante varios años llegó a adquirir algunas de más de 500 pesos.
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“Pero a lo largo de esta trayectoria, he conocido mucha hormona inyectada, yo me metí muchas hormonas inyectadas, usé parches, pero me sacaron muchísimos granos, pero la más cara que ocupé la Gravidinona de 500 miligramos que la última vez que la usé, porque hace casi seis años que no me hormonizo, costó casi 550 pesos, y me funcionó mucho, pero no es tan barato”.
Agregó que las autoridades deben tomar conciencia de que este año se debe trabajar mucho en la salud mental porque las personas trans que viven este proceso hormonal para sentirse más cerca de su sueño y proyecto de vida, requieren sentirse plenas.
“Cuando tú tienes todo este tipo de intervenciones del mundo exterior, de que tú estás mal, tú esto, tú el otro, y cuando tú buscas tu identidad, reflejar por fuera lo que tu sientes, creo que es muy importante que tengamos la plenitud, la paz mental (…) el proceso hormonal de las personas es un gran aliciente para estar más tranquilas, más en paz, vivir una vida más plena y es importante que los gobiernos trabajen por la salud mental de su pueblo”.
¿Cómo surgió el amparo para personas trans?
Irvin Bonilla explicó que la Clínica de Litigio Estratégico acogió un proyecto de intervención que se está llevando a cabo en la maestría en Derechos Humanos y Justicia Constitucional de la UV del estudiante Luis Abdiel Salgado Alcázar.
El proyecto en conjunto se ha denominado Amparo Carla Volumen II, que abandona el tema de identidad de género y ahora aborda el derecho al nivel más alto posible de salud para las personas trans. “Esto encuentra como problemática que las personas trans, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en un estudio arroja que las personas trans tienen un promedio de esperanza de vida de 35 años”.
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Dado que la primera justiciable es Carla Lara, originaria de Manlio Fabio Altamirano, el amparo se promovió en el Poder Judicial de la Federación con sede en Boca del Río, que es el que le corresponde y que recayó en el juzgado sexto de distrito.
Irvin explicó que en la ley no existe el tema de remplazo hormonal asistido como una terapia dentro de la atención médica que deben brindar las autoridades de salud; sin embargo, sí establece una obligación tanto para el gobernador como para el secretario de Salud de implementar una política de salud integral en el que se incorpore a los grupos de atención prioritaria o vulnerables a los cuales pertenece la comunidad LGBT y específicamente las personas trans.
“Creo que es necesario un paquete de reformas que irradie en todos los aspectos que se ven vulnerados de la comunidad trans, no solamente con el tema de matrimonio, de concubinato, de adopciones que han sido el auge o la primera toma de la conquista de derechos, sino ir avanzando en la medida de la posible para lograr una protección integral, siendo de los temas más importantes el derecho a la salud”.
Y es que cuestionó: “de qué le servirá a una persona trans obtener sus documentos de identidad, si el estado no procura su derecho a la salud”.
¿Cómo garantizar la salud para personas trans?
El especialista detalló que, en este caso, se busca que la persona justiciable involucre varias cosas, por ejemplo, que no tenga IMSS ni ISSSTE y que sea a través de la Secretaría de Salud puesto que la mayoría de las personas trans no cuentan con seguridad social.
“Porque recordemos que las personas trans, también hay datos duros que permiten evidenciar que las personas trans se encuentran en la gran mayoría dentro del empleo informal y esto ocasiona que no tengan servicios de seguridad social como el IMSS o el ISSSTE y esto orilla a que nosotros pretendamos abrir la puerta en la atención médica más cercana”.
Explicó que, si bien el reemplazo hormonal es económico, el problema viene cuando se habla de un reemplazo hormonal asistido que implica que debe ser monitoreado, acompañado por especialistas como un endocrinólogo.
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“Si ponemos de primera mano y decimos ‘en cuánto le cuesta’, lo cierto es que el precio en este momento que no tiene seguridad social y que va al sSimi y compra las hormonas y se las autorreceta y se las pone, porque son medicamentos de venta libre, es económico; si lo queremos ver de alguna manera, aunque también talvez haya personas trans que ni siquiera tengan dinero para esto, atendiendo también a la discriminación estructural que produce que no tengan acceso al empleo, pero es barato, la factura cara se paga a la distancia, cuando esa autohormonización que no fue acompañada cobra la más alta factura que es la integridad personal, con la salud y la vida de las personas trans”.