Durante el fin de semana, el Popocatépetl nuevamente registró tres explosiones moderadas y exhalaciones acompañadas de vapor de agua y otros gases; esta actividad, apunta el vulcanólogo Rafael Torres Orozco, no tiene por qué generar miedo por lo que pudiera pasar con el Pico de Orizaba.
“Los volcanes son como las personas, son únicos; cada uno de ellos tiene su propio comportamiento, su manera de activarse y desactivarse”, explica en entrevista.
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¿Se pueden pronosticar las erupciones volcánicas?
Aunque en el presente no hay razón para pensar en alguna actividad del Citlaltépetl, puntualiza que, igual que con los sismos, no es algo que se pueda pronosticar: “No existe la manera de prever una erupción volcánica”, enfatiza.
Pone como ejemplo lo sucedido en Estados Unidos con el Santa Helena, que tuvo una erupción catastrófica en mayo de 1980 pero no había pasado nada 200 años atrás; un día, después de estar aparentemente inactivo, reventó.
Con los avances científicos y tecnológicos, celebra que Veracruz sí cuente con el Observatorio Sismológico y Vulcanológico y la próxima “Red de monitoreo geofísico y ambiental del volcán Pico de Orizaba para una gestión integral del riesgo”.
Expone que ahora, cuando un volcán despierta, si hay monitoreo puede haber cierto margen de tiempo para saber que se está activando, como sucedió con el Fagradalsfjall, en Islandia, en 2021.
Recuerda que un mes antes hubo señales y un equipo de expertos, quienes llevaban décadas trabajando esta área, pudieron alertar a la población y tomar las medidas de prevención.
En ese sentido, subraya que no debe haber temor pero tampoco desestimar que el Pico de Orizaba es un volcán grande y se ha observado que con esta característica puede sorprender.
¿Qué requisitos tiene un volcán que está "activo"?
“En términos de geología, el volcán que ha hecho erupción en los últimos 10 mil años se considera activo y, en el caso del Pico, estamos hablando de algo muy reciente; datos históricos indican que su última actividad fue entre 1700 y 1800”, expone,
Al ahondar en lo sucedido actualmente en el Popocatépetl, el investigador del Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana (UV) asegura que no hay ninguna relación con el Citlaltépetl.
Los aproximadamente ocho mil volcanes de México, detalla, solo tienen en común su origen, pero por lo demás, cada uno tiene su propio alimento, su propio estómago.
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“El estómago de un volcán no se ve afectado por lo que ocurre en el estómago de otro volcán”, explica coloquialmente. También recuerda que en esta región del país hay una cadena de volcanes, entre ellos el San Martín, localizado en la sierra de Los Tuxtlas, donde en el pasado se registraron erupciones.
Aunque se muestra optimista y espera que nunca ocurra, sí expresa la necesidad de divulgar que el Pico de Orizaba no debe ser visto como un cerro o una montaña porque, igual que el Popo, puede llegar a tener alguna actividad.
¿Cuáles son las recomendaciones ante una posible erupción?
Mantener la calma, no tener miedo y reforzar la protección civil son las recomendaciones del investigador, especialmente para las personas que forman parte de asentamientos cercanos al volcán.
Comparte que son alrededor de 300 mil personas las que viven en un radio de 25 kilómetros del Pico, incluidos Orizaba, Coscomatepec y Ciudad Serdán, del lado de Puebla.
“Es una cantidad de población significativa que habría que atender si fuera necesario y, finalmente, esa atención recaería en las autoridades de Protección Civil y directamente con lo que nosotros realizamos”.
Al referirse al Observatorio Sismológico y Vulcanológico y la próxima “Red de monitoreo geofísico y ambiental del volcán Pico de Orizaba para una gestión integral del riesgo”, de la que es responsable, detalla que son la única entidad que realiza monitoreo junto con el Centro Nacional de Prevención de Desastres y el Servicio Sismológico Nacional.