Río Blanco: nacer y morir de la industria textil

Hace 110 años reactivó la economía no sólo de la región sino de otros estados Puebla y Tlaxcala

Itzel Molina

  · sábado 1 de diciembre de 2018

Foto: Eduardo Murillo

RÍO BLANCO, Ver.- Conocido por ser uno de los sitios propulsores de la industria textil en México, este pueblo atrae a visitantes de varios puntos del estado y país que desean conocer su historia.

Una estatua en honor a los mártires de la huelga de Río Blanco da la bienvenida a quienes se interesan en conocer este pueblo, que a la fecha no cuenta con una sola empresa dedicada a la elaboración de textiles.

Este poblado cuenta con amplio reconocimiento a nivel nacional no sólo porque hace más de 11 décadas reactivó la economía del estado, sino también de Puebla y Tlaxcala, lugares con los que comparte la historia textil.

Los pobladores y el cronista Armando López Macip compartieron parte de la historia de este sitio que surgió con la intención de convertirse en un referente económico del país, ya que geográficamente era el sitio indicado para producir textiles dada su temperatura.

La historia indica que la población comenzó a interesarse y capacitarse en el área textil, luego de la construcción de la fábrica que fue en 1892, convirtiéndose en la más grande de toda América Latina al estar ubicada en las instalaciones de la Compañía Industrial de Orizaba, conocida como Cidosa.

Ante el nacimiento de la Cidosa se llevó a cabo la edificación de una iglesia y casas que rentaban a los operarios, quienes casi todo el tiempo estaban endeudados porque su salario no les alcanzaba y acudían a pedir fiados los productos básicos a la tienda de raya, propiedad del español Víctor Garcín.

Desde que la empresa surgió se establecieron condiciones de trabajo poco aptas y que podían considerarse como esclavitud. Las jornadas laborales eran de 16 horas y media, por las cuales los empleados obtenían un pago de 50 centavos.

Monumento a los mártires de Río Blanco / Foto: Eduardo Murillo

Fue debido a las condiciones en las que se encontraban los trabajadores que éstos decidieron hacer una huelga en diciembre de 1906, misma que comenzó en Río Blanco y se extendió hacia Puebla y Tlaxcala, donde se ubicaban más de 30 fábricas textiles.

En Río Blanco los trabajadores formaron el Gran Círculo de Obreros Libres, mismo que es referencia y antecedente del sindicalismo, motivo por el que los empresarios buscaban las herramientas posibles para detenerlos.

El gobierno de Porfirio Díaz envió soldados a Orizaba, Puebla y Tlaxcala, quienes habían recibido como orden reprimir cualquier disturbio que pudiera ser provocado por más de los 30 mil huelguistas, ubicados en estos espacios.

Para el 24 de diciembre de 1906 la fábrica de Río Blanco suspendió el trabajo y solicitó a Porfirio Díaz intervenir para arreglar los problemas con los huelguistas. Ante tal pedimento, éste concedió un laudo para que los operarios volvieran al trabajo.

Inmueble que albergaba una tienda de raya en Río Blanco / Foto: Eduardo Murillo

En el laudo se aprobaban algunas demandas de los trabajadores, entre éstas: reducir la jornada laboral de 16 horas y media a 14 horas, uniformar los salarios en todas las fábricas si las condiciones de trabajo eran las mismas, crear un fondo con las multas para asistir a las viudas y huérfanos de obreros muertos, eliminar los descuentos por las visitas al médico o por la falta en días festivos, poder recibir visitas en las casas o habitaciones que las empresas les asignaban, mejorar las escuelas que había en las fábricas, así como construir otras donde hicieran falta.

Tras ello, se establecieron acuerdos entre los trabajadores y los empresarios, por lo que se estableció que el 7 de enero de 1907 se reanudarían las actividades.

Un grupo de obreros se dirigió a la tienda de Víctor Garcón para pedir mercancía que les fue negada, por lo que comenzaron las disputas y un empleado de la tienda asesinó a un operario del grupo al dispararle con un arma de fuego.

Los demás integrantes de la manifestación se enojaron y decidieron saquear la tienda, además de quemarla. Tras ello, liberaron a sus compañeros que se encontraban presos para dirigirse a Nogales y Santa Rosa, donde tenían la intención de realizar las mismas acciones.

Al darse cuenta de la situación se llamó a las tropas de Orizaba a Río Blanco, lo que provocó el enojo de los manifestantes y uno de ellos dispara contra un soldado, causando el ataque que dejó sin vida a decenas de obreros.

Según los relatos, algunos de los testigos de los hechos comentaron que los vagones de los trenes se llenaban de cadáveres, que eran tirados al mar.

Tras los hechos, se establecieron mayores garantías laborales, sobre todo por el crecimiento sindicalista de los obreros de Río Blanco, quienes construyeron un cine, fundaron bandas de música, realizaron campeonatos deportivos y edificaron escuelas, algunas de ellas dedicadas a la especialización en textiles.

Las empresas fueron desapareciendo con la modernización, ya que la maquinaria que utilizaban quedó obsoleta.

A la fecha se puede observar algunos edificios que fueron construidos en la época y que son utilizados como escuela o donde ahora se encuentra el Palacio Municipal. Esto con la excepción del cine, mismo que se encuentra en ruinas.

El edificio de la fábrica está a cargo de los propietarios y como se trata de un espacio privado no se permite el ingreso al mismo.