“Ante la crisis climática que vivimos, resulta urgente implementar procedimientos industriales que no sean agresivos con el medio ambiente y la investigación científica tiene la capacidad para aportar soluciones a esta problemática”, destacó la investigadora Zaira Julieta Domínguez Esquivel, del Instituto de Química Aplicada de la Universidad Veracruzana (UV).
La académica participó en las “Tardes de Ciencia” de la Dirección General de Investigaciones, con la conferencia virtual “Disolventes verdes: en la búsqueda de procedimientos no contaminantes”.
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Explicó que un disolvente es una sustancia generalmente líquida, en la que se diluye otra que lleva el nombre de soluto. La mayor parte de los disolventes provienen del petróleo y se utilizan para fabricar una gran diversidad de bienes y mercancías, como medicamentos y cosméticos.
Anualmente se producen 30 millones de toneladas de disolventes orgánicos volátiles que causan muchas afectaciones como la destrucción de la capa de ozono y daños a la salud humana, además son inflamables o explosivos, lo que implica un riesgo en su manejo.
Ante esto, los disolventes verdes representan una alternativa de uso, ya que reducen el impacto ocasionado por los orgánicos y son fabricados —principalmente— a partir de materias primas renovables.
Entre ellos están el agua, los disolventes preferentes y biomoleculares, los fluidos supercríticos, los líquidos iónicos y las mezclas eutécticas profundas.
El agua es el líquido que más sustancias disuelve, debido a su condición de molécula polar, y entre los disolventes preferentes están el etanol, el anisol y el sulfolano.
Los disolventes biomoleculares se fabrican a partir de fuentes de biomasa como cultivos energéticos –maíz–, productos del bosque – madera– y materiales de desperdicio –residuos urbanos–.
Los fluidos supercríticos son útiles por sus condiciones de presión y temperatura que les permiten comportarse como híbridos entre un líquido y un gas; los líquidos iónicos presentan baja inflamabilidad y volatilidad, y las mezclas eutécticas profundas funcionan de forma excelente en combinación con la extracción por ultrasonidos.
Zaira Domínguez manifestó que los profesionistas que trabajan en la investigación de la química tienen el deber de buscar procedimientos y productos menos dañinos para la salud y el planeta, y por su parte los docentes de esta disciplina cuentan con la obligación de acercar a sus estudiantes a las tecnologías sustentables.