Sacamonedas del Malecón de Veracruz, parte de la identidad del puerto

José lleva ocho años trabajando en este lugar. No se imagina practicando otro oficio, le gusta lo que hace

Danytza Flores

  · domingo 10 de marzo de 2019

Foto: Raúl Solís

Veracruz, Ver.- A los 14 años, José Eduardo Carrillo Ortiz se inició como sacamonedas en el malecón de Veracruz, una de las actividades más tradicionales y que llama la atención de cientos de turistas de visitan diariamente el sitio más representativo de la ciudad.

De eso hace ya ocho años, Carrillo Ortiz tiene ahora 22 años y no se imagina practicando otro oficio o trabajando en otro lugar, le gusta lo que hace porque afirma que es parte de la identidad de la ciudad.

El dinero que gana no es mucho, alrededor de 150 pesos —que se multiplica en temporada vacacional— por una jornada de cuatro a ocho horas, en la que tiene que soportar el aire frío del agua y el viento que sopla en la bahía jarocha.

Foto: Raúl Solís

El dinero que gana, afirma, es suficiente por ahora para mantener a su familia que es integrada por su esposa y un hijo pequeño. “Es una tradición y me gusta trabajar aquí, en otra profesión es muy complicado”, cuenta el joven clavadista mientras dirige la mirada en un grupo de turistas a los que más tarde ofrecerá lanzarse al mar si le arrojan una moneda al agua.

Reconoce que se trata de un oficio de riesgo, en el que no basta sólo saber nadar y contener la respiración, sino de una gran tolerancia al dolor por estar expuestos no sólo a las punzadas que causan en la piel el frío, sino también animales acuáticos como estrellas de mar, erizos y aguamalas (medusas).

Pero al mismo tiempo es necesario saber superar las olas que golpean sobre los muros del malecón, o las corrientes por debajo del espejo de agua que llegan a formar remolinos que arrastran al fondo.

Hay que enfrentarse al frío y los animales que hay, a veces te puedes punzar con un erizo o una estrella. Los erizos se te enconan en la herida y duele mucho, a veces ésta se puede infectar. Por las noches vemos mucha aguamala y también te pican, esas te dejan irritación en la piel

Este oficio lo practica con otros 24 jóvenes que como él comenzaron a lanzarse por monedas al mar cuando eran niños, en una tradición que empezó incluso antes que ellos, pero de la cual no tiene memoria de quién fue el iniciador.

Su extensión de trabajo abarca la primera sección del paseo del malecón, desde el tradicional Café de la Parroquia, hasta el hotel Emporio, siendo ellos quienes dan la bienvenida a los paseantes, foráneos y locales.

A los turistas les gusta mucho vernos en acción, pero también creo que la gente de aquí mismo es la que nos apoya más, porque ellos están aquí todo el año y vienen a pasear con sus familias y siempre nos avientan una monedaJuan

Foto: Raúl Solís

Ese instinto de alerta mientras se encuentran esperando es lo que ha valido en diversas ocasiones para rescatar a personas que por error o de manera consciente caen al mar y están a punto de ahogarse.

Nosotros siempre estamos al pendiente, cuando vemos que hay personas que se quieren meter no los dejamos porque es peligroso, pero a veces hay quienes se caen porque se resbalan o no hacen caso, es donde nosotros los sacamos, los rescatamos, es un servicio que nosotros hacemos gratuito porque no podríamos sólo ver que alguien está a punto de morir y no ayudarlo

El último rescate que se realizó coincidió con el Festival de Velas 2018, que reunió a marinas de diversos países del continente. En esa ocasión se les prohibió usar sus lugares habituales para no generar una mala imagen, pero finalmente el sitio en donde se reubicaron de manera momentánea fue escenario de un accidente donde un hombre estuvo a punto de perder la vida, de no ser porque ellos se encontraban en el sitio.

Foto: Raúl Solís

José se incorpora a su trabajo, ofrece arrojarse para mostrar un erizo con los que constantemente se punzan, la práctica ahora le permite manipularlo sin sufrir daños, más tarde turistas le tiran una moneda de 10 pesos al agua revuelta por la actividad de los buques que entran y salen de los muelles del puerto, él se apresura a sacarla del lecho marino, emerge y la saca de su boca, entre aplausos y admiración de los presentes.