Se acaba el agua para la zona centro del estado de Veracruz

El glaciar Jamapa, del Pico de Orizaba, ha perdido 60% de su superficie

Miguel Salazar | Diario de Xalapa

  · viernes 20 de septiembre de 2019

Foto: David Bello

El glaciar Jamapa, el último que queda en el Pico de Orizaba, se derrite a un ritmo acelerado. De 1950 a la fecha ha perdido un 60% de su superficie y en los últimos años esta situación se ha complicado a causa del cambio climático, dijo el investigador del Programa de Estudios de Cambio Climático de la Universidad Veracruzana (PECCUV), Carlos Manuel Welsh Rodríguez,

Al impartir la conferencia “¿Nos debe importar eso que llaman cambio climático?", en la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales, abundó que el calentamiento global también es factor para que se desarrollen fenómenos hidrometeorológicos más intensos y la propagación de plagas, como la del mosquito del dengue.

El glaciar Jamapa es el último de cinco que destacaban en el Pico de Orizaba. Es fuente de abasto de agua que alimenta la región costera central en beneficio de al menos 2 millones de veracruzanos. La situación es grave, pues además el río Jamapa, alimentado por el glaciar, tiene una pésima calidad de agua, contaminada incluso con heces fecales, señaló.

Los fenómenos hidrometeorológicos también han ido en aumento, pues de uno que hubo en 1990, para 2010 se registraron siete. Los más drásticos para el estado fueron el de 1999 con la onda tropical número 11 y los huracanes Karl y Matthew en 2010, que dejaron devastación y muertes.

La reproducción y propagación de plagas, como la del Aedes Aegypti, mosquito transmisor del dengue, zika y chikungunya, no pasan por desapercibidas. Anteriormente se decía que no eran posibles en Xalapa, pues se aseguraba que eran exclusivos de zonas costeras, sin embargo, a causa de las variaciones del clima incluso la Ciudad de México se encuentra vulnerable.

En la agricultura provocó que Veracruz dejara de ser un gran productor de piña, pues ahora la industria piñera es de exportación. Mientras tanto, la zona arrocera se ha perdido notablemente, porque ya no hay escurrimientos y lo mismo pasa con la citricultura que depende en gran medida de las lluvias.