En el Gobierno de Veracruz no defendemos corruptos, sino que actuamos de frente al pueblo para que se haga realidad el combate frontal a la impunidad asegura el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, ante diputadas y diputados locales.
Al acudir a comparecer ante el Poder Legislativo en el marco de la glosa del Tercer Informe de Gobierno, el mandatario estatal destaca que su administración ha combatido la impunidad que alimentaron los gobiernos que le antecedieron para proteger a sus “delfines políticos”. “Y que resultaron unos verdaderos ladrones de Tierra Blanca, perdón de cuello blanco”.
Reconoce la dificultad que se ha enfrentado para resarcir el daño “de toda la robadera” que la entidad padeció en los sexenios anteriores y el “malogrado” bienio pasado. No obstante, dijo, con honestidad, quitando privilegios mal habidos de los funcionarios de alto nivel y una administración eficiente y transparente de los recursos públicos se ha podido atender la urgente tarea de sanear las finanzas del Estado.
Destaca que en esa materia, la entidad ha recuperado su estabilidad financiera misma que ha sido reconocida por las calificadoras del ramo, elevando en tres ocasiones dicha calificación de manera consecutiva.
Recuerda que el titular de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) detalló, en días pasados, cómo se ha logrado pagar la deuda, se han disminuido los intereses y se ha menguado el impacto que tenían esos compromisos bancarios en las participaciones federales. “Para decirlo con todas sus palabras estamos limpiando la casa de tanta robaderías pasadas (...) para decirlo concretamente se redujeron en un 6%, el interés disminuyó en un 37.6% y tan solo el saldo el saldo de la deuda bancaria disminuyó en mil 900 millones de pesos”.
García Jiménez reprochó la corrupción de quienes lo antecedieron y añade que hoy quedan incluso “algunos desmemoriados” que en su momento no solo callaron sino que hasta aplaudieron el vertiginoso endeudamiento bancario que significó la ominosa bursatilización ejecutada en el sexenio de Fidel Herrera cuando Javier Duarte de Ochoa era su secretario de finanzas.