/ lunes 12 de noviembre de 2018

Se salvó de la explosión y de quemaduras; ahora está sin trabajo

Es sobreviviente de la planta de Pajaritos; buscará trabajar... ¡en Pemex!

COATZACOALCOS, Ver.- La explosión del 20 de abril de 2016 en la planta Clo­rados III del complejo petroquímico Pajaritos, en Coatzacoalcos, dejó en José Luis Romero Cabrera heridas físicas, psicológicas y económicas que no han sanado por completo. A dos años y medio de la explosión que mató a 32 personas y dejó a cientos heridas, la vida de José Luis, un extrabajador de la planta, aun no regresa a la normalidad.

Y es que, aunque los reportes médicos indican que ya se encuentra recuperado de las quemaduras de tercer grado que sufrió en el 65 por ciento de su cuerpo y ya recibió la terapia necesaria, la movilidad de brazos, manos y dedos no la ha podido recuperar por completo y todo parece indicar que serán secuelas permanentes de esa tarde de abril. "En las manos tengo movilidad del 60 por ciento y hay dedos que no puedo estirar. Estos así ya se van a quedar porque la rehabilitación ya acabó", apunta mientras muestra las cicatrices de brazos y manos.

Entrevistado afuera de la casa que ocupa junto a su esposa y sus dos hijos —de tres y cinco años—el joven ayudante de soldador cuenta que en unos días, a finales de noviembre, concluirá la incapacidad de dos años que le fue otorgada, por lo que tendrá que comenzar a buscar trabajo. Pese al temor que aún le provocan las industrias, su primera y única opción será buscar lugar en una de las compañías contratistas y regresar a las instalaciones de Petróleos Mexicanos. ¿Por qué regresar a trabajar a Pemex?, se le cuestiona. Porque así son las cosas aquí, o trabajas en Pemex o no trabajas, asegura.

CARENCIAS Y RECUERDOS

El ruido que hacen sus dos hijos mientras juegan se mezcla con las palabras de José Luis, quien asegura que estos dos años y medio han sido los más difíciles de su vida. Y es que, además de tener que recuperarse de las quemaduras que lesionaron el 65 por ciento de su cuerpo, días después de la explosión una infección en la pierna derecha puso en riesgo no sólo la extremidad sino incluso su vida. "Estuve casi tres meses internado. Primero hospitalizado un mes en la clínica de Pemex de Minatitlán y luego en la clínica del IMSS de Coatzacoalcos dos meses más. La recuperación fue muy difícil por la infección y tuve tratamientos fuertes", dijo.

Sin embargo, una vez que regresó a casa, los problemas continuaron, ya que la incapacidad que le fue otorgada fue de apenas el 50 por ciento de los 6 mil pesos de salario que percibía como ayudante de soldador, por lo que todos estos meses ha tenido que sobrevivir con 3 mil pesos al mes. Ese dinero, asegura, no le alcanza para mantener a su familia y juntos han pasado apuros económicos fuertes. "Tengo esposa y dos hijos y no alcanza. Ahí la vamos llevando poco a poco pero la cosa sí es más difícil sobre todo porque los niños son chiquitos aún", explicó.

Sobre las secuelas psicológicas del accidente, el trabajador expuso que la terapia que proporcionó la empresa nacional funcionó para liberar el estrés que le provocó el accidente, aunque reconoce que será difícil olvidar por completo los momentos de terror vividos ese día. Con tristeza recuerda que muchos de sus compañeros de trabajo y amigos estaban ese día en la planta y varios ya no regresaron a su casa vivos, por lo que se siente afortunado de haber sobrevivido a la tragedia. "Tengo amigos que estaban ese día y los que sobrevivimos aún nos seguimos reuniendo y es un tema que sale siempre".

VIDEOS VIRALES

La imagen de José Luis vistiendo una playera verde, el traje naranja de trabajo y con el cuerpo quemado fue una de las más compartidas en redes sociales ese 20 de abril y varios días después, debido a que un compañero grabó con su celular el momento en el que iba caminando a buscar ayuda. Pese a lo grave de sus lesiones y en medio de la tragedia se puede observar al joven con aparente tranquilidad diciendo a uno de sus compañeros "Ahorita va a venir la ambulancia" y seguir caminando. "Hay varios videos de las redes sociales y los que van a mi alrededor me dicen que pida ayuda y sigo caminado".

El joven de 24 años recuerda a la perfección la tarde del 20 de abril, cuando una explosión lo sorprendió a media jornada laboral, justo después de la hora de la comida y mientras realizaba trabajos de soldadura en las alturas.

"Fue en la tarde, veníamos todos regresando de la comida y primero vimos humo y empezó a temblar la planta. Hubo estruendo muy fuerte y después a los pocos segundos vino la explosión, el humo y los gritos de todo", narra.

Explicó que él se encontraba en las alturas realizando trabajos de soldadura y que el arnés que estaba usando le salvó la vida; sin embargo, la explosión lo envolvió y la piel comenzó a quemarse hasta que quedó inconsciente. "Estuve un buen rato así, inconsciente y de ahí salí caminando solo".

HERIDA ABIERTA

En Mundo Nuevo, una localidad de más de 8 mil habitantes ubicada a escasos metros de la zona industrial, la explosión de Clorados III se recuerda a la perfección, ya que ese hecho cobró la vida de ocho personas de la comunidad y dejó a cientos heridos. Con la mayoría de los hombres trabajando en los complejos petroquímicos de la zona, el 20 de abril de 2018 fue uno de los días más angustiosos que se recuerden, ya que en todas las familias hay un familiar, vecino o amigo que estaba en la planta en ese momento.

"La onda de la explosión llegó hasta acá. Rompió vidrios y lesionó a personas que estaban en los alrededores", recuerda Zury, una habitante de Mundo Nuevo, quien detalla que toda la gente abandonó sus casas y se dispusieron a evacuar, ya que se encuentran muy cerca de punto de la tragedia.

Tras ubicar el hecho, los vecinos se organizaron con camionetas y vehículos para rescatar a los trabajadores que en medio de la desesperación se lanzaban desde las bardas del complejo industrial. "Muchos se lastimaron al caer, pero lo que querían era salir de ahí. Era un horror ver a la gente quemada y asustada", cuenta.

Los días siguientes a la tragedia fueron igual de angustiosos, ya que poco a poco las noticias de fallecimientos fueron llegando a las viviendas, los lesionados trasladados a hospitales y el temor de que la planta cerrara completamente y dejara a cientos sin trabajo comenzó a hacerse más fuerte. "Al final fueron ocho personas las que murieron de aquí de Mundo Nuevo y muchos que quedaron con lesiones, son cientos, desde lesiones pequeñas hasta gente con quemaduras graves. Las familias de los muertos fueron indemnizados, muchos ya siguen trabajando y otros se están recuperando, pero es una fecha que nunca vamos a olvidar", concluye.

COATZACOALCOS, Ver.- La explosión del 20 de abril de 2016 en la planta Clo­rados III del complejo petroquímico Pajaritos, en Coatzacoalcos, dejó en José Luis Romero Cabrera heridas físicas, psicológicas y económicas que no han sanado por completo. A dos años y medio de la explosión que mató a 32 personas y dejó a cientos heridas, la vida de José Luis, un extrabajador de la planta, aun no regresa a la normalidad.

Y es que, aunque los reportes médicos indican que ya se encuentra recuperado de las quemaduras de tercer grado que sufrió en el 65 por ciento de su cuerpo y ya recibió la terapia necesaria, la movilidad de brazos, manos y dedos no la ha podido recuperar por completo y todo parece indicar que serán secuelas permanentes de esa tarde de abril. "En las manos tengo movilidad del 60 por ciento y hay dedos que no puedo estirar. Estos así ya se van a quedar porque la rehabilitación ya acabó", apunta mientras muestra las cicatrices de brazos y manos.

Entrevistado afuera de la casa que ocupa junto a su esposa y sus dos hijos —de tres y cinco años—el joven ayudante de soldador cuenta que en unos días, a finales de noviembre, concluirá la incapacidad de dos años que le fue otorgada, por lo que tendrá que comenzar a buscar trabajo. Pese al temor que aún le provocan las industrias, su primera y única opción será buscar lugar en una de las compañías contratistas y regresar a las instalaciones de Petróleos Mexicanos. ¿Por qué regresar a trabajar a Pemex?, se le cuestiona. Porque así son las cosas aquí, o trabajas en Pemex o no trabajas, asegura.

CARENCIAS Y RECUERDOS

El ruido que hacen sus dos hijos mientras juegan se mezcla con las palabras de José Luis, quien asegura que estos dos años y medio han sido los más difíciles de su vida. Y es que, además de tener que recuperarse de las quemaduras que lesionaron el 65 por ciento de su cuerpo, días después de la explosión una infección en la pierna derecha puso en riesgo no sólo la extremidad sino incluso su vida. "Estuve casi tres meses internado. Primero hospitalizado un mes en la clínica de Pemex de Minatitlán y luego en la clínica del IMSS de Coatzacoalcos dos meses más. La recuperación fue muy difícil por la infección y tuve tratamientos fuertes", dijo.

Sin embargo, una vez que regresó a casa, los problemas continuaron, ya que la incapacidad que le fue otorgada fue de apenas el 50 por ciento de los 6 mil pesos de salario que percibía como ayudante de soldador, por lo que todos estos meses ha tenido que sobrevivir con 3 mil pesos al mes. Ese dinero, asegura, no le alcanza para mantener a su familia y juntos han pasado apuros económicos fuertes. "Tengo esposa y dos hijos y no alcanza. Ahí la vamos llevando poco a poco pero la cosa sí es más difícil sobre todo porque los niños son chiquitos aún", explicó.

Sobre las secuelas psicológicas del accidente, el trabajador expuso que la terapia que proporcionó la empresa nacional funcionó para liberar el estrés que le provocó el accidente, aunque reconoce que será difícil olvidar por completo los momentos de terror vividos ese día. Con tristeza recuerda que muchos de sus compañeros de trabajo y amigos estaban ese día en la planta y varios ya no regresaron a su casa vivos, por lo que se siente afortunado de haber sobrevivido a la tragedia. "Tengo amigos que estaban ese día y los que sobrevivimos aún nos seguimos reuniendo y es un tema que sale siempre".

VIDEOS VIRALES

La imagen de José Luis vistiendo una playera verde, el traje naranja de trabajo y con el cuerpo quemado fue una de las más compartidas en redes sociales ese 20 de abril y varios días después, debido a que un compañero grabó con su celular el momento en el que iba caminando a buscar ayuda. Pese a lo grave de sus lesiones y en medio de la tragedia se puede observar al joven con aparente tranquilidad diciendo a uno de sus compañeros "Ahorita va a venir la ambulancia" y seguir caminando. "Hay varios videos de las redes sociales y los que van a mi alrededor me dicen que pida ayuda y sigo caminado".

El joven de 24 años recuerda a la perfección la tarde del 20 de abril, cuando una explosión lo sorprendió a media jornada laboral, justo después de la hora de la comida y mientras realizaba trabajos de soldadura en las alturas.

"Fue en la tarde, veníamos todos regresando de la comida y primero vimos humo y empezó a temblar la planta. Hubo estruendo muy fuerte y después a los pocos segundos vino la explosión, el humo y los gritos de todo", narra.

Explicó que él se encontraba en las alturas realizando trabajos de soldadura y que el arnés que estaba usando le salvó la vida; sin embargo, la explosión lo envolvió y la piel comenzó a quemarse hasta que quedó inconsciente. "Estuve un buen rato así, inconsciente y de ahí salí caminando solo".

HERIDA ABIERTA

En Mundo Nuevo, una localidad de más de 8 mil habitantes ubicada a escasos metros de la zona industrial, la explosión de Clorados III se recuerda a la perfección, ya que ese hecho cobró la vida de ocho personas de la comunidad y dejó a cientos heridos. Con la mayoría de los hombres trabajando en los complejos petroquímicos de la zona, el 20 de abril de 2018 fue uno de los días más angustiosos que se recuerden, ya que en todas las familias hay un familiar, vecino o amigo que estaba en la planta en ese momento.

"La onda de la explosión llegó hasta acá. Rompió vidrios y lesionó a personas que estaban en los alrededores", recuerda Zury, una habitante de Mundo Nuevo, quien detalla que toda la gente abandonó sus casas y se dispusieron a evacuar, ya que se encuentran muy cerca de punto de la tragedia.

Tras ubicar el hecho, los vecinos se organizaron con camionetas y vehículos para rescatar a los trabajadores que en medio de la desesperación se lanzaban desde las bardas del complejo industrial. "Muchos se lastimaron al caer, pero lo que querían era salir de ahí. Era un horror ver a la gente quemada y asustada", cuenta.

Los días siguientes a la tragedia fueron igual de angustiosos, ya que poco a poco las noticias de fallecimientos fueron llegando a las viviendas, los lesionados trasladados a hospitales y el temor de que la planta cerrara completamente y dejara a cientos sin trabajo comenzó a hacerse más fuerte. "Al final fueron ocho personas las que murieron de aquí de Mundo Nuevo y muchos que quedaron con lesiones, son cientos, desde lesiones pequeñas hasta gente con quemaduras graves. Las familias de los muertos fueron indemnizados, muchos ya siguen trabajando y otros se están recuperando, pero es una fecha que nunca vamos a olvidar", concluye.

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